Cap 154. No pude olvidarte.

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LUCIEN HOFFMANN


Espera... mi vida, no te alejes aún... —le digo a mi Pantera cuando comienza a alejarse.

—¿Mi vida? Ja... —ella niega con la cabeza. —Lucien, si algo no soy, es eso. Te alejaste de mí y seguiste con tu vida normal, ¿no? —me mira fijo. Está lastimada, y no solo por mí, puedo verlo en su linda carita.

Quiero descansar, Lucien, ahora no. Podemos hablar después —me pide. Mi corazón late con fuerza. Pensé que me odiaría, o me evitaría, o algo peor.

Yo sí fui indiferente con ella, prácticamente cerré la página y la abandoné, no esperé una explicación ni una palabra. Solo huí como un cobarde y con lo del divorcio fui peor...

Pero la incertidumbre me carcome. Algo pasó y no sé cómo saberlo. He buscado a León, él es el único que podría decirme, pero esta semana no me ha dado la cara, solo se la pasa encima de ella.

Estoy en el gimnasio con Sebak, mi fisioterapeuta. Me está ayudando en mi rehabilitación.

Ok, Lucien, esta es la última sesión, ¿ok? —Prácticamente estoy llorando, esta mierda duele. —Ya basta, estoy cansado —le expreso, pero Sebak niega.

No puedes. Debes soportarlo, debes tener tu meta clara, Lucien. A partir de mañana haremos la sesión en el agua. —Pero estoy mal...

—¿Qué pasa con ella? ¿Por qué está así? —pregunto a Sebak, pero este niega y trata de evadir mi pregunta.

Está embarazada, molesta. Se enteró de que podíamos estar con ella y no lo hicimos. —Me parece extraño su respuesta y trato de indagar más.

—¿Pero cómo? ¿Es que no la aman acaso? —Sebak sonríe y prosigue con el masaje.

Ella y mi princesita son mi razón, ¿cómo no amar a la mujer que me dio a mi hija? Es complicado, fue una exigencia de nuestros padres y salió lastimada en el proceso. —me cuenta Sebak, pero cambia el tema y yo quedo ansioso por saber la verdad.

Los días pasan y León no me da la cara. Llegan todos muy contentos del ginecólogo, pues hicieron su primera ecografía...

León corre hacia mí y me muestra la imagen. Recuerdo cuando él estaba muy entusiasmado con mi princesa. Como dice León, nuestra pequeña Osita.

Mira, hermano, mi pequeño, es nuestra primera eco —dice León, sentándose en mis piernas.

La tomo rápido y la examino.

Guao, ¿es así de chiquito? —comento. Pero León va hacia mi Pantera, la abraza y hasta le levanta la blusa. —Sí, pero crecerá y mi Risitos estará más hermosa que nunca —dice.

León, basta...

°°°°

Escucho algunas risas. Es mi Pantera con mi princesa y una pelota. Voy hacia ellas, pero a lo lejos puedo ver a los cuervos cerca: Senne y Yanka la observan desde una distancia, parecen estar trabajando.

—¡Tío, tío Luchi! —dice mi princesita chiquita, pero niego y la corrijo.

No, Lucienne, mi nena hermosa. Soy tu papi. Así es como debes llamarme: "Nein, Lucienne, mein schönes Mädchen, ich bin dein Papa. So musst du mich nennen."

—Le corrijo en alemán y ella asiente.

—¿Qué le dices a mi hija? Ella dice que sí —pregunta mi Pantera, y decido decirle la verdad.

— Qué soy su padre, no su tío. Eso le digo. —contesto con firmeza.

Pero solo eres su tío, Lucien, el hermano de su padre, León. —contesta, pero niego.

Sabes que es mía. Yo también te follé cuando estabas embarazada de ella. Siempre será mi hija, así como el bebé que traes en tu vientre. —Pero esperaba más pelea de su parte.

Sonríe, como con resignación.

Creo que ya el tiempo pasó y también nuestro momento, Lucien. Estoy cansada de cometer errores y hacer las cosas mal.

No quiero perderlos a ellos, Lucien.
Solo te puedo ofrecer una amistad, por los viejos tiempos.—

— ¿Qué pasó allá, mi vida? ¿Por qué llegaste así y querías irte? — Ella calla y sonríe.

— !Hay, Lucien ¡ cosas... Nada importante. — dice, pero yo niego. — No creo que no fuera importante si estás así, triste.

Dime una cosa, preciosa, ¿quién es el padre de este chiquitín? — toco su vientre y ella salta por la impresión.

— ¿Qué es lo que quieres saber, Lucien? ¿Por qué ahora sí, estás tan interesado en mi vida.  Si  ya el tiempo pasó y nunca te habías interesado en nada de mí?

Lo intenté, pero no pude olvidarte, mi vida. Eres y seguirás siendo el gran amor. — pero ella niega.

Podemos cambiar de tema, cuéntame, ¿y tu recuperación, cómo va?

Le cuento cómo Sebak me tortura y ella se ríe.

A lo lejos veo venir a Sebak, saluda a mi chiquita Lucci y luego viene a nosotros.

Hermano, ¿listo para tu terapia? — hago una cara de molestia. — Vamos, hoy podrá acompañarnos Maka y ayudarte un poco. — dice Sebak y la mira.

— ¿Quieres, mi amor, ayudarle en su terapia? — le pregunta Sebak.

No lo sé, es que estoy...

Vamos, amor, tú puedes y así te distraes...

Prácticamente, Sebak la arrastra.

Treinta minutos después, ella tiene un traje de baño y Sebak también; yo solo tengo un pantalón interior. Ella ingresa a la piscina y ahora Sebak me carga al agua.

Cuando me baja, Sebak le pide que me ayude a sostenerme. Me apego todo lo que puedo a su cuerpo; huele a limpio, a flores y a vida.

Me encanta sentir su piel, paso un brazo por su cuello y me sostengo de ella, pues hay que permanecer de pie y mis piernas no colaboran.

Sebak inicia la terapia y me hago el fuerte, aunque quiero llorar. — Vamos, Lucien, sé que es duro, amigo, pero vale la pena. — me dice Sebak, y ya estoy negando. Esto no es tan fácil; el dolor es insoportable. Prácticamente quiero renunciar.

Vamos, Luci, tú puedes, sé que conseguirás caminar nuevamente. — me dice mi pantera y me toma del rostro.

Prácticamente siento una corriente de adrenalina; ella es la motivación que necesito. Lo intento nuevamente y, aunque siento el mismo infierno, logro terminar las terapias.

Cuando Sebak acaba, decidimos jugar un rato, pues no puedo sostenerme de pie, pero puedo nadar muy bien. Mis músculos están bien desarrollados y fuertes.

Sebak la toma, la abraza y juega con ella. Ella grita y sonríe. Yo también hago lo mismo; la atrapo, la hundo solo un segundo. No puedo olvidar que tiene a mi hijo dentro.

La tarde la pasamos entre risas y juegos, aunque claro, no hay nada sexual. Solo amistad; Makarena ha sabido marcar la diferencia.

Al contrario de Sebak, él la besa a cada rato, y ella muy gustosa.

Bueno la fiesta se nos acaba cuando llegan León y Yanka y la reclaman.

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SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora