Cap 173. EPÍLOGO.

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YANKA LOMBART

Conejita, feliz aniversario. — le digo y la cargo en mis hombros.

Ahh, Conejito, ¡No!. — grita ella cuando la meto en el agua y la mojo. De inmediato, como un torbellino, llegan los tres: el par de lagartijitas, Noah y Maxim, ya de cinco años, y Evans, de seis, mi pequeño caballero.

Papi, papi, cuidado con mami. — me grita mi pequeña princesa desde la orilla.

Sebak, Lucien, Yanka y Mikarl están en las tumbonas recibiendo sol, mientras Senne es el compañero de juegos de nuestra princesita, armando castillos.

Lo tendré, amor. Solo es agua. — le grito. Pero nuestra pequeña nos sorprende con sus palabras.

Solo no quiero que le hagas daño a mi nuevo hermanito. — mi chiquita no ha terminado de hablar cuando ya todos están sentados.

— ¿Qué dijiste, Osita? — pregunta León, algo tartamudo.

— ¡Ay!, mi chiquita, me arruinaste la sorpresa. — le dice mi conejita y la cargo ahora, toda mojada, a la tumbona.

La siento entre León, Senne y yo, y le digo fuerte:

Habla. — Ella me ve, va al bolso, busca un papel, es una ecografía, y nos dice:

Quería contarles esta noche, pero ya fue ahorita. — Mi rostro se dibuja en una sonrisa.

Hace alrededor de cuatro meses convencimos a mi conejita de regalarnos otro retoño suyo. Ella aceptó, pero la condición es que solo sería de León, Senne o mío.

Los demás la han amado igualmente, pero deben usar protección, pues según ella, Lucien dispara doble. Y ni que lo niegue, Noah y Maxim son la prueba.

Luego de intentarlo, nos fuimos a un crucero los cuatro solos, mientras Sebak, Mikael y Lucien cuidaron a nuestros pequeños. Pero por lo visto, sí nos hizo efecto el crucero caribeño.

Ella me muestra la ecografía con siete semanas y esto es hermoso.

Todos celebramos nuestra gran victoria. Me ilusiona que sea mío.

Aunque no le había pedido esto antes, sí quiero una conejita mía, con mi sangre y mis ojos. O los suyos, ya que ella es hermosa con esos lindos ojos azules intensos.

Luego de eso, volvemos a casa. Estamos de vacaciones en las playas de República Dominicana y esto es memorable.

Al llegar la noche, bebemos y bailamos. Pero lo mejor se pone cuando ella se emociona en un bar cercano y se sube a una barra.

Los niños quedaron con sus niñeras y León está cerrando el bar; no quiere que ningún maldito la mire con deseo, y ella sabe moverse muy sensual.

Sonrío cuando veo a Mikael con la boca abierta, pues nunca había visto a mi conejita bailando en un bar desconocido y moviendo su cuerpo como una teibolera.

Ella está bailando y brincando muy encantada. El bar  cierra más puertas y estamos solo nosotros, pero Senne no aguanta la presión y va por ella en su hombro.

SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora