Cap 163. No me quedaré sin ti.

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MAKARENA


Mi pequeño es hermoso, es la copia del idiota, morocho, cabello negro y con sus mismos ojos. Solo falta que crezca un poco más para ver bien sus rasgos físicos.

Pero es mi bebé, y lo amo.

Está tan chiquito y bello.
Entra Mikael y sonríe.
Te ves tan hermosa, amor mío.
No le contesto; últimamente se ha acostumbrado a llamarme así, aunque yo le pelee por eso.

Ya tiene 10 días de nacido mi chiquito, y lo amamanto, pero muy poco, y tuvimos que darle una fórmula especial. Igualmente estoy feliz y él está sanito.

Con Mikael no ha pasado nada, no le he perdonado, aunque ha cambiado mucho, no parece ser el que fue. Es dulce y muy meloso. Me he reído internamente cuando le habla a nuestro hijo.

Como ahora, que le habla de forma consentida y chistosa. No aguanto y le pregunto:

No que no querías hijos, Mikael.
Lo veo fijo.
Me sorprendes —le digo, y él niega.

Puede ser, mi pequeña sabandija, pero me enredaste y me enamoraste. Contigo quiero todo. Hasta una boda y ser tu esposo, amarte cada noche y entregarme a ti en cuerpo y alma —me dice. Sonrío.

Vaya, estás romántico —le digo, y él deja a Evan y viene a mí.

Dame una oportunidad, amor mío, puedo ser lo que quieras por ti. Solo dime que sí —me dice, pero niego.

Tú ya me pusiste un nombre. No, Mikael, eso fui para ti: tu puta. ¿Por qué me desposarías ahora, si ya me follaste? —le digo, pero él niega y vuelve a decir:

Lo siento, no quise lastimarte así. Fui un idiota, y ahora estoy muy arrepentido. Perdóname, amor mío, te juro que nunca más verás a ese quien fui —me dice.

Me quedo callada, y gracias al cielo está Yanka con mi Sennecita Alpina, y el tema cambia.

La señora Stela me ayuda mucho con Evan, pero Mikael está muy pendiente de mi chiquito, al igual que León. Les gusta alimentarlo y hasta cambiarlo. La verdad, se ven muy tiernos y hermosos haciéndolo.

El día pasa y Lucien está algo extraño. Es mi amigo, no he querido aceptarlo. No quiero alterar más mi vida. Sé que tenerlos a todos no es fácil y cometí errores en el pasado que no quiero volver a cometer.

Ya pasó nuestro tiempo, pero él es muy insistente.

Siempre termina recriminándome por Mikael, que lo estoy perdonando, que a él sí le parí, que le daré una oportunidad a Mikael y a él, que ha estado conmigo desde el principio, no.

Él me ve y se acomoda a mi lado. Estoy en el patio disfrutando de la primavera.

Hola, hermosa, ¿cómo estás?
Hola, Luci, bien. ¿Y tú, cómo van esas terapias? —le pregunto.

Hace algunos días me hace preguntas extrañas. No he tenido sexo con ninguno, esperaré por lo menos un mes, y solo han pasado 12 días.

Excelente, mi vida. Ya casi corro —me dice sonriendo.
Me alegra, Luci, me alegra mucho —le digo, y ahora es él quien me pregunta cosas extrañas.

—¿Y le das mucho pecho a mi chiquito Evan? —lo veo y le respondo:
Le doy pecho, pero no es necesario. La fórmula lo mantiene —le informo.

Lucien se acerca y acaricia mi rostro.

Te quiero, quisiera besarte, mi vida. Quiero amarte —me dice, pero le reclamo:

Ay, Luci, otra vez.
Sabes que no me cansaré nunca, mi vida —me dice.

Entra León junto con Sebak y mi pequeña Sennecita Alpina.

—¡Mami! —grita.
Dime, mi amor.
Evan se comió todo. Es un tragón —sonrío y abrazo a mi chiquita.

Lo mismo hace Luci, la monta en la silla de ruedas y juega con ella. Ya logró que mi Luccienne le diga papi.

Ya Evan tiene 16 días. Hoy tengo un chequeo médico con mi ginecóloga, para iniciar mi ciclo anticonceptivo. No quiero más sorpresas como mi chiquito, y mis guapos y sexis esposos están que arden en deseo, y no sé cuánto más pueda evadirlos.

Sebak y Yanka salieron por un asunto de trabajo, no sé a dónde. Senne está en casa, pero tiene un mundo de trabajo. Mikael y la señora Stela cuidarán de mi chiquito.

León y la señora Cecilia están en el área de juegos cuidando a mi Sennecita Alpina, y Lucien se ofrece a acompañarme.

Gracias, Luci, por acompañarme —me sorprende un poco cuando veo que Lucien habla con mis tres escoltas personales. Aunque Mika trajo nuevamente a Lorenzo, ya no lo recibí, no me fue fiel y no me sirve.

Julien y Dixon van en otro automóvil. Michelle me guía al Lamborghini blanco que tanto le gusta a Lucien y también ayuda a Lucien. Me sorprendo cuando se levanta muy bien y da unos pasos.

Vaya, Luci, estás muy bien, prácticamente ya caminas —le digo.

Exactamente, mi vida, te sorprenderás de mis avances —me dice.
—¿La cita es con tu ginecóloga?
—Sí, quiero empezar a planificar, estoy a punto —le digo, y no me doy cuenta por dónde va el auto.

Miro por la ventana y veo otra dirección.

Michelle, te perdiste. Este camino no es para llegar a la clínica de la doctora... —Pero mis ojos se agrandan. Tomo el teléfono en mano e intento ver dónde vamos cuando escucho:

Lo siento, señora Hoffmann, el señor Lucien nos pidió que los lleváramos a otra dirección.
—¿Qué? —Volteo a ver a Lucien, quien toma mi mano y me dice:

A un lugar tranquilo, mi vida, donde podamos estar los dos solos y amarnos.
—¡¿Qué?! ¡Lucien, te enloqueciste! —Niego.

No, mi amor, solo también quiero mi oportunidad. No me quedaré sin ti —me dice.

Estás loco, Lucien, llamaré a Yanka y a León... —Pero no digo más cuando Lucien me quita el teléfono.

Lo siento, mi vida, esto tendrás que ganárteloy de inmediato me quita mi teléfono.
Lucien, devuélvelo... —grito.

Señor, llegamos. ¿Le ayudo con la señora? —pregunta Michelle justo en una pista.

Oh, no... No, Lucien, no puedes llevarme. No, mi chiquito... —grito, pero me sorprende aún más cuando Lucien se baja del auto caminando normalmente. Da la vuelta al auto, abre la puerta, me atrapa rápidamente y me carga en su hombro.

—¡Lucien, qué haces, no puedes! ¡Auxilio! Michelle, ayúdame... —grito.

Michelle, eres un traidor. Pensé que eras mi hombre —le recrimino desde el hombro de Lucien cuando me lleva cargada al jet.

Lo soy, señora, solo que mi jefe original es el señor Hoffmann, y debo obedecerlo. —Lucien me descarga en un asiento y se sienta justo a mi lado. De inmediato el jet arranca y yo niego.

Lucien, por favor, mis chiquitos necesitan mi pecho. —Pero Lucien dice:

No creo, mi vida, Evan come fórmula, y no es exactamente necesario. Tú misma lo dijiste.

El avión se eleva y ahora no tengo ni idea que hacer...

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SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora