Cap 81. Mi descarada.

101 9 0
                                    

SEBAK LOMBART

Arranco mi preciosa motocicleta de alto cilindraje, una Yamaha YZF R1 negra e increíble. Me dirijo a un bar, pues mi gran amigo Oliver está en la ciudad y planeamos tomar unos cuantos tragos.

Amigo, ¿entonces perdiste a tu chica? —Oliver conoce gran parte de mi mundo, no todo, pero le conté los últimos sucesos con Makarena.

Fui un estúpido, un maldito cobarde —le respondo.

No digas eso, solo tienes que esforzarte más. ¡Salud por tu boda, amigo! —dice Olí, riendo.

Salud, aunque aún no he consumado el matrimonio —contesto.

Tú fuiste su primer hombre, eso no lo podrá olvidar —me recuerda Olí, y sé que tiene razón.

Después de muchos tragos y un sinfín de consejos, decido reconquistar a mi odiosa tontilla.

Ok, amigo, no bebas más. ¿Llamarás a tu chofer, cierto? —Asiento.

Nos vemos el sábado, Seb, cuídate —mi amigo se va y me deja solo en el bar.

Otro trago, por favor, doble —le pido al barman.

Con gusto, señor —responde el hombre.

En realidad pierdo la cuenta de cuántos bebo. Solo recuerdo cuando el hombre me dice:

Señor, por favor, ¿podría llamar o darme el número de un acompañante? Está muy ebrio.

Reviso mi teléfono y le doy el nuevo número de Makarena, el amor de mi vida.

Ok, señora, está en esa dirección, está muy ebrio —escucho cómo el hombre habla por teléfono, creo que es sobre mí.

No sé cuánto tiempo pasa, pero me sorprende verla tan hermosa como siempre.

Ma… Maka. Jajaja, eres mi Maka —río y le toco el rostro.

Sí, soy yo. Vamos, estás muy tomado, Sebastiáncito —me dice.

Te amo, Maka, te amo, jajaja —río, pero de inmediato empiezo a llorar.

Lo siento, amor, fui un cobarde, te perdí. Te amo —siento cómo ella y un hombre, creo que es Michelle, su escolta, me ayudan.

Me arrastran prácticamente al estacionamiento, pero me niego a ir en auto; traje a mi nena, no la dejaré aquí.

No sin mi moto. Tú manejas, llévala —le pido, y ella asiente.

Michelle me ayuda a subirme a la moto, y ella arranca y maneja hacia casa. No tarda mucho en llegar. Ella se baja y me ayuda a bajar, luego entra conmigo prácticamente arrastrándome.

En todo el camino, lloro, río y le pido perdón por ser un cobarde.

Cuando entra conmigo a la habitación, me tira en un mueble y empieza a quitarme la ropa. Me desnuda por completo y luego me lleva a la ducha para bañarme.

—¡Ay, Sebak! Estás muy pesado, no puedo contigo —me dice.

—Lo siento, amor —le digo.

Caigo en la cama y la llevo conmigo, cayendo juntos.

Te amo, amor —ella no me responde, pero noto cuando me ve y acaricia mi rostro. Entonces cierro los ojos.

Despierto con el sonido de mi teléfono, que suena como loco, y escucho que tocan la puerta...

Mi cabeza duele como el diablo y noto que estoy desnudo. Rápidamente busco una toalla y abro la puerta.

SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora