Cap 171. Ella es mi luz.

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Despierto y ella está abrazada a mí; Lucien duerme a nuestro lado y también la abraza. Me levanto con cuidado de no molestarla y le preparo un delicioso desayuno.

Es uno más nutritivo, ahora que ella está preñada nuevamente y necesita más vitaminas.

Le tengo preparada una sorpresa; espero que no se moleste, pues no usé un método muy ortodoxo a la hora de encontrarlo.

La despierto.

Buenos días, amor mío —le digo y le ayudo a levantarse. Ella se despierta sonriente.

Mika, buenos días. ¿Y esto? —pregunta por el desayuno. — Para ti...

Ella come y Lucien se dispone a ayudarla a alimentarse. Pero nos vemos interrumpidos por León, quien llega a la habitación junto con mi  pequeño Evans.

Mi pequeño,  Osito busca a mami —dice y se lo pone en su pecho.

Evans no tarda en enloquecer por su pecho y come de ella, hasta quedar totalmente saciado.

Al pasar la mañana, ella está en el patio de juegos con mis chiquitos, cuando escucho una conversación.

Señora Hoffmann, es una llamada de Renzo —le dice la empleada y ella contesta.

Hola, Renzo, ¿cómo estás? —No escucho más, pero sí veo las caras de Senne y León, quienes se acercan a ella y no les gusta mucho este tipo.

Sé que es su director, pues ella es la dueña y heredera de Industrias Walton, una multinacional de hierro.

— ¿Por qué me avisas hasta ahora, Renzo? Ya mismo voy a América; hay que encontrarlo, no pueden simplemente desaparecer. —dice ella, seria.

Lucien se da cuenta de que se está alterando y viene a ella a abrazarla.

— ¿Qué pasa, mi vida? ¿Por qué estás así? —Ella está algo impactada.

Es que... me han robado mi potro —dice y de inmediato llora. Pero ya mi hombre me avisó que mi sorpresa está en la villa, y yo voy donde ella y le digo:

Amor mío, espera, ¿qué pasa? Tengo una linda sorpresa. —Ella niega y me dice:

No, Mikael, ahora no; debo ir a América, me han robado mi potrillo, mi Monarko. —Yo me quedo con la boca abierta.

Makarena, Monarko, yo lo había vendido; no había podido recuperarlo... ¿Acaso el potro que compraste le pusiste el mismo nombre? —le pregunto, pero ella ya está llorando y me dice:

No, Mikael, logré comprar a mi Monarko en América; es el hijo de Edelweiss y es mío, ¡me lo han robado! —dice llorando y yo la cargo como a una niña chiquita, a horcajadas, y la llevo al patio.

Le hago señas a Senne, quien me ayudará con mi sorpresa. La pequeña princesa trae a Monarko decorado con muchas rosas y un lerero flotante.

Hay globos y mi proposición.

—« Amor mío, contigo encontré mi norte y las ganas de enfrentar el mundo solo por ti. Te amo y quiero estar contigo toda mi vida. ¿Mi pequeña Sabandija, te casarías conmigo? »—

SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora