SOY MAKARENA GALLEGO. « La Reina ».

Cap 126. Sacramento.

MAKARENA

—¿Amor, al final no vamos de fiesta? —me dice Leoncito con una sonrisa burlona.

Los miro y hago caras. Este par de neandertales se pusieron celosos esta tarde y me follaron tan fuerte que ahora me duele el vientre y las caderas.

Gracias a Michelle, que me consiguió un vestido rápido, no tuve que salir desnuda o con sus camisas, aunque sigo roja.

En realidad, no sé si la secretaria se dio cuenta o si Renzo contó algo. ¡Qué vergüenza!

—No, mis esposos se pusieron tipo bestias y me trataron muy duro —me quejo haciendo pucheros.

Senne se acerca con una sonrisa burlona.

—Tranquila, mi princesita. Ven, vamos a la tina y te relajas. Mañana te prometo que vamos a nuestra reunión. Es en una disco famosa, te encantará. —me dice Senne mientras me carga.

La noche la pasé acurrucada con este par. Llamé a mi pequeña Ciennecita Alpina y a mis guapos belgas.

—Adiós, amor. Yo también te amo. A ti y a todos —le contesto a Yanka, dándole un beso por videollamada.

Exactamente a todos. Sí, he comprobado que los amo de manera diferente, pero es amor. “También a ti”. Aunque ya han pasado tres años desde que te perdí, no he podido olvidarte y aún me duele mi error. "Mi Luci".

Te he extrañado tanto. Cómo me hubiese gustado que vieras crecer a nuestra hija.

Aunque Lucienne no es hija biológica de Lucián, sino de Sebak; las pruebas lo confirmaron y estoy más que segura.

Cuelgo y me acurruco con ellos. Después de ser tan salvajes, ahora son tiernos. Aquí están, como dos cachorritos derramando ternura.

Sé muy bien que Senne y León no son precisamente los hombres tiernos y dulces que parecen ser conmigo. Son los más posesivos e imponentes.

Aunque mi Cucaracha, desde que lo conocí, enloquece de amor y hace exactamente lo que digo.

Nunca lo había visto tan furioso como hoy. Hasta me amenazó con su arma. Pero me excitó de una forma única cuando me dijo que me follaría; me encendió y solo deseé eso.

°°°°

Es fin de semana y hoy le pedí disculpas a Renzo. Le expliqué que mis esposos son unos neandertales celosos y, gracias al cielo, Renzo aceptó.

Ahora entro del brazo de mi Leoncito, luciendo un vestido sexy, en una prestigiosa discoteca aquí en Sacramento. Viajamos hoy temprano en su jet; no conocía esta hermosa ciudad.

—Vamos, preciosa, por aquí —me guía mi León.

—Vaya, vaya, no esperaba verte, pequeña —nos dice Mikael al verme, y noto cómo me detalla por completo.

Lo abrazo y noto cómo, a pesar de su TOC (trastorno obsesivo compulsivo), se deja abrazar e incluso huele mi cuello. Si no supiera que está enamorado de la señora perfecta Emma Watson, diría que le gusto, y algo más.

—Estás hermosa, pequeña —me dice, y yo le sonrío.

—¿Y Monarko? —le pregunto—. ¿Has cuidado de mi bebé?

—Sabes que tu potrillo está seguro. Te extraña —me contesta, y yo sonrío.

La noche no es tan aburrida, pero tampoco muy emocionante. Los chicos hacen sus negocios, y luego voy a bailar un rato. Senne me acompaña, y es divertido, aunque solo un poco.