Cap 127. Fue una Guerrera

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MIKAEL MAISTER


El caos había estallado de repente. Estábamos en el club, todo parecía normal, pero los hombres de los Hoffmann habían empezado a murmurar en alemán, y lo siguiente que supe es que teníamos que salir.

Los malditos checos y eslovacos venían por ella.

León tomó la decisión y me la dejó a mi  cargo junto con Senne, mientras él y los demás desaparecían. Había tensión en el aire, y lo peor era que no tenía ni idea de lo que iba a pasar.

Corríamos por las escaleras traseras del club, Makarena entre nosotros, con Senne cubriéndola por un lado y yo por el otro.

Lukas, mi hombre de confianza, también estaba allí, siempre un paso detrás, atento a cualquier movimiento.

Pero cuando oímos los disparos, todo se precipitó. Sentí el golpe antes de verlo: una bala alcanzó a Senne, que se quejó en voz baja y cayó de inmediato.

Me giré para ayudarlo, pero un dolor agudo atravesó mi pierna al golpear contra el suelo al saltar.

Mierda —murmuré, aguantando el dolor mientras Lukas me levantaba.

Los disparos no paraban, y las balas seguían rebotando cerca. Makarena estaba aterrada, creí que no estaba acostumbrada a estas situaciones y no creo que se acostumbre nunca.

Determinada, corrió  hacia unas motocicletas viejas que estaban cerca. Prácticamente estábamos encerrados y salimos por la parte trasera.

No podía creer que, con lo aterrada que estaba, tuviera la claridad para encontrar una salida.

—¡Muévanse! —nos gritó mientras intentaba encender una de las motos.

Lukas me ayudaba a mantenerme en pie, pero la situación era desesperada.

Senne estaba perdiendo la consciencia, y aunque conseguí apoyarme en la pierna, sabía que el daño era grave.

Me obligué a concentrarme mientras Makarena lograba encender la moto. Al menos, una buena noticia.

Nos subimos como pudimos. Makarena arrancó y Lukas la siguió en la otra moto que había logrado encender.

Los disparos continuaban. Yo me aferraba a mi hombre, quien conducía la motocicleta, mientras intentábamos alejarnos lo más rápido posible.

Makarena piloteaba la otra moto y había amarrado a Senne, que estaba prácticamente desmayado, a su cuerpo con las ligas de la motocicleta.

Pero la suerte no estaba de nuestro lado. Las motos enemigas aparecieron tras nosotros, y pronto nos encontramos en una persecución mortal.

Todo sucedió muy rápido: Makarena tomó una curva cerrada, pero algo salió mal y nos separamos en el proceso.

Lukas aceleró la motocicleta.

Detente, están tras ellos, Makarena —le dije a mi hombre.

Los habíamos perdido, pero los motociclistas estaban tras ellos.

Lukas se detuvo y yo pedí refuerzos.

Mis hombres empezaron a cercar la zona y, mientras llamaba desesperadamente a Senne, el teléfono solo repicaba.

Ya estaba en un auto seguro. Un hombre me sobaba el pie y me aplicaba algo rápido.

Seguí marcando.

Nada, señor, no los encontramos —me dijeron mis hombres, pero seguí llamando. Y entonces me sorprendió escuchar una voz tras el aparato telefónico.

SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora