Cap 116. Más que a mi vida.

65 10 0
                                    

MAKARENA

Salgo de la mano de mi guapo esposo, mi tierno conejito.

Hoy me obligó a desayunar. Hace miradas con León que en verdad no me gustan mucho. Senne me mira de reojo, y saludo a todos.

Buenos días —todos me contestan al unísono, y procedo a besarlos a todos: a León, a Sebak, a Senne en la mejilla, y miro a los lados, aunque sé que Lucien no está, ya que viajaba de madrugada por una junta en la ciudad de Luxemburgo.

Esta noche, después de la reunión que planteo, Senne, podríamos hacer noche de juegos y compartir todos —propone Yanka, y yo de inmediato miro a Senne.

Me pongo roja. No, no… Ayer olvidé hablar con él sobre este asunto.

—¿Qué reunión? —pregunto, haciéndome la loca e indiferente.

Es un asunto importante, no lo debatimos ahora porque Lucien no está. Es mejor esta noche, princesita —me contesta Senne, y yo definitivamente tiemblo.

No sé por qué tengo miedo de la reacción de Luci, pero algo en mi pecho me dice que Lucien no aceptará esto así porque sí, y temo perderlo.

El desayuno transcurre entre risas y otras cosas. Sebak no hace sino verme y sonreír. "Idiota", da por hecho mi embarazo, y si.  Es posible, sabe que es el donador de este conejito.

Me despido de todos y voy al gimnasio. Hoy hay una reunión por unos campeonatos en otras ciudades; iré, aunque ya me imagino que no podré seguir asistiendo.

León me acompaña hasta mi motocicleta, pero veo que Yanka corre hasta nosotros y nos dice:

Nada de eso, conejita. León te llevará y te devuelves en el auto con Michelle y Julián.

Lo miro, y solo con mis ojitos tristes y asustados, él entiende. Me abraza fuerte y me besa.

Tranquila, amor. Todo saldrá bien. La cita es a las tres de la tarde, León nos acompañará —dice, y León me abraza.

Sabía que mi osito es real —toca mi vientre y me guía a su auto, un Aston Martin negro.

León va sonriendo, me ve y dice:

—¿No jugarás, cierto, Risitos?

Niego y le confirmo:

Es una reunión solamente, no hay entrenamiento —le respondo y me despido de León.

Adiós, amor, nos vemos en la tarde. Cuídate, y cuida a mi pequeño osito —me dice y me da un rico beso de despedida.

La reunión con el coach es larga y tediosa, pero mi mañana se alegra cuando veo llegar a un guapo rubio de ojos verdes, con su barba de dos días, en un traje crema con saco y camisa blanca. Las chicas lo ven, pero ya todas saben que ese bombón es mío.

Me espera, y cuando acaba la charlita de tres horas aburridísima por parte de nuestro coach, voy hacia él, lo abrazo.

Hola, mi cucaracha, ¿cómo estás? —Senne me regala un beso apasionado, y le correspondo. Miro de reojo, y está su hombre algunos metros atrás, Dixon y otro más. Miro hacia otros lados y ubico a mis guardaespaldas, mi fiel Michelle y Julián.

SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora