Cap 103. Es todo lo que nesecito.

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SEBAK LOMBART

—¿Por qué, Sebak? —me pregunta ella, volteando a verme.

—¿Por qué me dejaste?  ¿te fuiste así.? ¿por todas las mentiras? —Sé lo que le carcome; quiere mis explicaciones. La tomo y la siento en mis piernas.

—Mi Maka, te voy a responder. Pero te advierto que la última vez que me hiciste esa pregunta, te enojaste conmigo y te follaste a Yanka para castigarme. —le digo. Esta vez no permitiré esa insolencia.

Te contaré mi verdad, y si te enojas e intentas hacer algo parecido a la última vez, te cargaré a la cabaña y te follaré tan fuerte que no podrás caminar en días. ¿Ok? —le advierto.

Estoy decidido a hacerlo; solo me he contenido todo este tiempo, pero mi deseo por ella crece.

Ella guarda silencio, y yo empiezo mi relato.

Cuando llegué a Stanford, me fui peleado con mi padre y con Senne. No los tenía en mente, mi amor, pero te conocí y me deslumbraste. Me atrapaste, y aunque no quería, me enamoré de ti.

No sé cómo ni en qué momento empecé a mentir. No sabía cómo decirte que era heredero de una organización de este tipo, cómo decirte que mi padre era el líder mafioso de Bélgica y que pronto este puesto lo heredaría mi hermano, y yo tendría un puesto importante. Nunca quise esto, siempre lo he repudiado, y tampoco quería meterte en esta vida, pero ya ves...

Mírate ahora, eres la esposa de los líderes y mía... —le acaricio el rostro, y ella hace lo mismo con mis brazos. Hace tanto tiempo que no sentía sus caricias.

—¿No querías estar en la organización, en la mafia? —pregunta ella. La miro y le respondo con sinceridad.

No, mi amor, no quería. Por eso omití...

Luego de explicarle cada detalle y cómo crecieron mis mentiras por ella, vuelve a preguntar.

Pero, Seb, ¿por qué me empezaste a ignorar y simplemente te olvidaste de mí? —me pregunta, y puedo notar un par de lágrimas deslizándose por su rostro.

—Por idiota. No sabía cómo mentirte a la cara ni cómo explicarte que no estaba en Londres en un hospital, sino en Bélgica, trabajando con mi familia. Te habrías dado cuenta. Además, cuando volví, Senne estaba entre la vida y la muerte, y no sabía cómo lidiar con mis mentiras y la culpa por pelear con él —le explico. Prácticamente, nuestra tarde de senderismo se transforma en un interrogatorio donde expongo todo lo que soy, de verdad.

Cuando estamos llegando a la casa, ella hace la última pregunta, y es muy importante.

—¿Y Charlotte, Seb? ¿Qué pasó? Quiero la verdad —me dice, viéndome fijo, aunque venimos tomados de la mano como verdaderos esposos.

La miro y decido contar la verdad.

Fue un error. Me emborraché. No sé si estuve o no con ella, pero amanecí en mi apartamento con ella en mi cama —la miro a los ojos—. Lo siento, Amor, te fallé. Fui un verdadero idiota.

Un par de lágrimas caen por sus mejillas, y yo las limpio.

Nunca tuve nada con ella, y se lo dejé claro. Pero creo que ese día me llamaste, y ella te dijo que era mi prometida, cuando la que lo era, eras tú, Amor. —Ella no dice nada, y entramos a la casa.

SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora