Cap 153. Amada.

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MAKARENA


Me siento tan mal y tengo tantas ganas de llorar que lo hago. Estoy en el pecho de Yanka, quien acaricia mi cabello.

Siento cómo me acarician y quitan mi vestido y botas, luego me cambian por un camisón y, aún entre mimos y caricias, me duermo.

Despierto abrazada por León y Senne. Ellos están muy cariñosos, sobre todo León, que lo está con mi vientre. Claro, fue por su culpa que ahora estoy cargada.

Buenos días, princesita. Estás más hermosa que nunca, me muero por amarte —me dice Senne al oído mientras lleva mi mano a su bulto; está grande y listo.

León da besos en mi espalda.

Buenos días, mi Risitos, estoy feliz de estar así contigo. Te amo, mi amor...

Me dice. Sebak me sorprende con el desayuno, y también lo hace Yanka con mi Sennecita Alpina.

La mañana pasa rápida, y ahora estoy en el patio compartiendo con mi chiquita, pero no puedo olvidar.

Mikael me ha lastimado de una manera tan inesperada; jamás me imaginé que me trataría como lo hizo, y peor aún, si yo misma le advertí que no quería caer en eso. Prácticamente él me empujó y ahora se victimiza.

Senne y Sebak llegan y empiezan ambos a jugar con mi nena; las risas no se hacen esperar. Pero me sorprende verlo ahí, y lo peor es que hoy sí lo veo y lo determino.

—¡Tío, tío! Luchi... —le dice mi chiquita a Lucien, quien se acerca en esa silla.

—¡Nein, mein Schatz. Ich bin dein anderer Papa, nicht dein Onkel... okay? —En realidad, no sé qué le dice; no he aprendido alemán, aunque creo que mi Sennecita Alpina sí, pues ella asiente muy bien.

Luego de darse algunos cariños, mi chiquita sigue jugando con mi Cucaracha y Sebak. Pero Lucien mira hacia mí y se acerca.

—¿Hermosa, cómo estás? —me dice como si nada, como si no hubieran pasado los años, como si fuera mi amigo.

Sobreviviendo, Lucien, sobreviviendo —contesto de manera fría. Hago mis labios una línea y continúo—. ¿Por qué estás así? ¿Qué ha pasado? —le pregunto y él niega.

Ya sabes, los enfrentamientos y una emboscada. Estoy vivo gracias a Yanka —me dice y yo asiento.

Lo siento, espero que te recuperes pronto —volteo y pienso alejarme, pero él me toma de la mano y me dice:

Espera... mi vida, no te alejes aún... —No lo dejo terminar y le contesto con sarcasmo.

—¿Mi vida? Ja... —niego—. lucien, si algo no soy, es eso. Te alejaste de mí y seguiste con tu vida normal, ¿no?.

Lo veo fijo. No quiero lidiar con esto ahora, no tengo la energía suficiente.

Quiero descansar, Lucien, ahora no. Podemos hablar después —le pido, y él asiente.

Pero lo que yo esperaba no sucede, pues mi nena se duerme y mis chicos me abordan. Nuevamente lloro. No puedo manejar el dolor, estoy tan dolida que he pensado en dejarlos y quedarme sola con mis hijos. Mi chiquita Lucienne, y ahora este peque que no sé qué será...

SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora