Cap 172. Noah y Maxim.

59 13 3
                                    

LUCIEN HOFFMANN


— ¡Hayyyy! — escucho otro grito desgarrador de mi vida. Mis cachorros, Noah y Maxim, la tienen sufriendo de manera increíble.

Sí, como lo leen, mis cachorritos se llamarán Noah y Maxim. Yo escogí Noah y Yanka; Maxim.

Ella camina de un lado a otro, con el rostro marcado por el dolor, y me mira con odio. Lo sé, es mi culpa.

Sebak la ayuda a caminar y a sostener su vientre, que ha crecido increíblemente rápido, lleno con nuestros hijos que están listos para llegar al mundo.

Ya hemos acordado dejarla descansar y no embarazarla por algunos años. Mejor dicho, si ella decide regalarnos otros cachorros, será por su decisión.

— ¡Ahhhhyyyy! LUCIEN, te odio... — grita. Camino hacia ella y me coloco frente a su agitado cuerpo.

Lo siento, amor, no quería que sufrieras de esta forma. Pero no me odies, vida mía — le digo, y ella, jadeante, me contesta:

No te odio, amor, pero tus hijos me lastiman... — dice y comienza a llorar. La abrazo, la lleno de besos, y acaricio su vientre con ternura. Les hablo en alemán a mis cachorros, buscando calmarlos:

Mis hermosos cachorros, no lastimen tanto a mami y ayúdenla a que nazcan  más rápido: "Meine schönen Welpen, verletzt Mama nicht so sehr und helft ihr, schneller zu kauen." — Apenas termino de decir esto, siento que algo cambia, y en ese momento, Makarena rompe fuente.

— ¡Oh no! — exclama Sebak, alarmado. — ¡Mierda, Luc! ¿Qué les dijiste? ¡Van a nacer ya! — Pero mis palabras fueron solo un susurro, algo para calmarlos.

Makarena grita nuevamente, su rostro se contorsiona por el dolor, y toma la mano de Yanka, apretándola con fuerza.

— ¡Ahhhh! — grita con desesperación. — ¡Van a nacer, los siento muy abajo! — Nos apuramos y la llevamos cargada a una habitación cercana.

Sebak la hace recostarse con cuidado y le quita la ropa interior mientras ella lanza otro grito desgarrador.

— ¡Ahhh! — Puja, mi amor, ya viene nuestro campeón... — le dice Sebak, y aunque siento que me voy a desmayar, tomo valor y me acerco para apoyarla.

Ella empuja con todas sus fuerzas, y después de unos momentos que parecen eternos, escucho el llanto de nuestro primer cachorro.

Sebak corta el cordón con habilidad, y en ese instante, el mundo se detiene cuando recibo a Noah en mis brazos. Es  rubio hermoso,  me impacta sus ojos, de un verde amarillento , iguales a los míos.

Bienvenido, mi pequeño cachorro.— susurro mientras lo sostengo.

Miro a Makarena, agotada pero con una pequeña sonrisa en su rostro. No ha terminado. Apenas tiene tiempo para recuperar el aliento cuando nuestro segundo hijo, Maxim, está listo para llegar.

— ¡Ya viene el otro! — exclama Sebak, y ella asiente, con una fuerza que solo ella podría tener en este momento.

— ¡Ahhhh! — grita, empujando de nuevo con todas sus fuerzas.

SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora