Cap 57. Declaración.

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LUCIEN HOFFMANN

Camino por mi oficina, el peso del mundo sobre mis hombros. Miro por el gran ventanal, el mismo que fue testigo de la primera vez que hice mía a mi Pantera. Ese recuerdo que solía ser mi refugio ahora solo aviva mi desesperación.

Tomo otro trago, el whisky baja ardiendo por mi garganta, pero no logra apagar la rabia que me consume. Quiero salir y quemar el mundo hasta encontrar a los malditos que se la llevaron.

¿Cómo pudo el día más feliz de mi vida convertirse en mi peor pesadilla? Ya han pasado más de cuatro días y seguimos sin nada. Ni una pista, ni una señal.

La puerta se abre y es León. Él ha estado liderando la operación de rescate, manejando todo mientras yo me consumo en la impotencia. Sin decir nada, se deja caer en el sillón de cuero  beis.

—¿Y? ¿Dime que tienes algo? —pregunto con desesperación en la voz, esperando que me dé una mínima esperanza.

León se lleva las manos a las sienes, masajeándose con los dedos como si intentara disipar un dolor de cabeza constante. Cierra los ojos por un instante, y cuando los abre, su mirada es dura.

Hay algo. —Su voz es firme, pero la tensión en su rostro no desaparece. Se levanta, se sirve un trago, lo bebe de un solo golpe y me mira fijo.

—¿Sabes quién es el exnovio de Risitos? —Niego de inmediato.

Nunca quise saberlo. Solo que la había engañado. —Respondo, sincero.

Sebak Lombart. ¿Te suena, hermanito? —dice León, su tono cargado de una extraña melancolía.

Mis ojos se abren de par en par. No puedo creer lo que estoy escuchando.

Hay algo más. —continúa León, su voz más grave. —Por eso mismo, voy a hacerte una propuesta. —Su mirada es decidida, y sé que no estoy preparado para lo que va a decir.

Quiero a mi Risitos, y quiero que sea mi mujer. Ante todos. —Lo dice con convicción, como si fuera la única solución posible.

No respondo de inmediato. Si León está pidiendo esto, la situación es más delicada de lo que imaginaba.

Tengo información de primera mano. Ayer, los Lombart celebraron una boda religiosa y civil donde Yanka Lombart y Sebak Lombart contrajeron nupcias con Makarena Gallego. —La revelación me deja sin aliento.

—¡Ella es mi esposa! —exclamo con furia. —No pueden deshacer nuestra boda.

Tienes razón, Luc, pero de algún modo la han sometido. —León hace una pausa, su rostro endurecido por la gravedad de la situación. —La van a compartir.

El impacto de sus palabras es devastador. Siento que el mundo se desmorona a mi alrededor.

Maldición. Maldición Yanka eres un maldito...— estalló en ira.

Maldigo en voz alta, mi rabia desbordándose mientras golpeo la pared hasta hacerme sangrar.

León se acerca, me sujeta el rostro. Estoy llorando, destrozado, y su firmeza es lo único que me ancla a la realidad.

La recuperaremos, Luc. Pero será nuestra. Me casaré con ella. —La determinación en su voz es lo único que me calma un poco. Lo abrazo con fuerza, llorando en su hombro, sin poder contener el dolor.

Una vez que la ira se disipa un poco, León me revela lo que ha descubierto. Saben dónde la mantuvieron originalmente, pero después de la boda la llevaron en un jet a un destino desconocido.

Infiltraremos a uno de mis hombres en su personal, Luc. La encontraremos, hermano. —me asegura León, con la misma seguridad con la que siempre ha manejado las situaciones más difíciles.

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LEÓN HOFFMANN

El sonido de los golpes de Lucien contra la pared me hace estremecer, pero no puedo permitir que la culpa me domine.

Aun así, siento un nudo en el estómago cada vez que recuerdo las palabras que le dije a Makarena.

Le hice creer que entre nosotros no había nada, que ella no significaba nada para mí. Pero la verdad es que no ha habido  un solo momento en que no me  haya arrepentido por eso.

Quise alejarla, y tratar de sellar estos sentimientos que me consumen y me hacían desear la mujer de mi hermano, ya lo habiamos engañado y no quería seguir haciéndolo.

La verdad es que estoy devastado. Mi ‘Risitos’ siempre fue más que un simple juego o una conquista. Pero fui cobarde. Me dejé llevar por mi miedo a enfrentarme y reclamarla como mía, como nuestra. 

No previ sus palabras, y aunque ella trató de pedirme ayuda o advertirme que algo pasaría, no le preste la atención suficiente, y ahora mi Risitos está atrapada, y por mi culpa, ella piensa que no me importa, que no la Amo.

Siento las lágrimas de Lucien sobre mi hombro, su desesperación reflejando la mía.

No puedo evitar pensar que todo esto es mi culpa. Si no hubiera sido tan frío, si tan solo no la hubiera alejado.  ¿Habría terminado diferente?

Me aparto de Lucien, respiro hondo y trato de mantenerme firme. Ahora no hay espacio para la debilidad.

Debo ser fuerte, no solo por ella, sino por nosotros. Makarena siempre ha sido fuerte, una guerrera, y si voy a traerla de vuelta, tengo que estar a la altura.

Luc, sé que esto duele más de lo que las palabras pueden expresar. Pero si algo he aprendido en todos estos años, es que la venganza se sirve mejor fría. —Le digo, intentando calmarlo mientras pienso en las promesas rotas y en lo que hemos perdido; y aún peor en la traición de mi gran hermano, no de sangre pero si el de toda una vida una gran amistad. “Yanka”.

Este no es el final, hermano. Es solo el comienzo de la guerra que vamos a librar.

Miro a mi alrededor, la oficina, el ventanal, el lugar donde solíamos planear nuestras conquistas.

Pero esta vez, no es un negocio, ni una negociación. Es personal. Y cuando llegue el momento, Yanka y Sebak aprenderán de la manera más dolorosa lo que significa cruzarse con los Hoffmann.

Haremos lo necesario para recuperarla. Y cuando lo hagamos, les haré pagar cada segundo que la tuvieron en sus manos. —La rabia se intensifica en mi pecho, pero la guardo, la encierro bien profundo, donde pueda alimentarla hasta que sea el momento de liberar el infierno.

Miro a Lucien, quien intenta recomponerse. Ambos sabemos que las cosas nunca serán iguales. Pero también sabemos que Makarena es nuestra, y no permitiremos que nadie nos la arrebate.

Así sea mi gran hermano; No importa lo que tengamos que hacer, o a quién tengamos que destruir en el proceso.

Este no es solo un rescate. Es una declaración de guerra.

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SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora