Cap 137. Enloquecido.

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MIKAEL MAISTER


Patrick, dime, ¿qué encontraste de Monarko? —le digo a mi abogado y amigo.

Lo siento, Mikael, me ha sido imposible. Lo vendieron a un tercero y su nombre se cambió, es imposible rastrear —me dice Patrick Huber, bebiendo una copa de Negroni.

— ¡Maldición!, mierda, fui un estúpido —comento, y Huber solo me ve—. Y si alegamos abuso de confianza, el Potro ni era mío. —este niega y me responde:

Eso lo podría hacer ella, y en tal caso tú serías el demandado.

¡Mierda, fui un estúpido!. ¿Cómo mierda se me ocurrió venderle a Monarko? Escucho el rugir de su moto. Hoy está en una de dos ruedas; con ese accidente debería temerle, pero es como si volara con ellas.

— ¿Es ella? —noto que Patrick se levanta y ve por la ventana—. Es hermosa, ¿quién es? —pregunta Huber, siguiéndola con la mirada.

Ella, de manera descarada, hace una pirueta con una rueda y arranca.

— ¡Uhss!, es dinamita —dice mi amigo—. ¿Quién es? ¿Puedo conocerla? Quiero conquistarla.

No espero a que termine y le advierto:

Ni lo pienses —le advierto, serio.

Ohh, ya veo, es tu chica. ¿Y Emma?

Yo niego, aunque me muero porque lo sea. Esta pequeña sabandija no ha salido de mi cabeza desde antes del beso, y desde ahí estoy peor...

No es mía, pero soy responsable de su seguridad. No está a tu alcance, tiene dueños —le contesto, y Patrick sonríe al ver el espectáculo.

Pues espero que ese hombre lo sea, mira... —Patrick señala cuando el tipo se monta con ella y arranca en la motocicleta a alta velocidad.

Ese maldito fisiatra se ganará unos buenos golpes por su abuso.

Despido a Patrick de inmediato y salgo en Edelweiss en su búsqueda. Están tomándose fotografías y bromean, escucho su risa... Llegan al mismo lugar donde hace días la besé.

Ahora trae debajo de su ropa un traje de baño. El tipo se quita su ropa y también se baña.

Estoy que me lleva el diablo. Los estoy observando de lejos, aún no han notado los galopes de Edelweiss.

Escucho risas y chapoteos. Me acerco un poco y llego cerca de ellos, ahora voy a pie, pero Edelweiss camina tras mío.

Pero mi ira me sobrepasa cuando noto cómo el tipo la abraza y acaricia su rostro. Este maldito...

No me importa meterme en un lago infectado por bacterias y arriesgarme a sufrir un ataque.

Me tiro al agua, llego a ellos y golpeo al maldito fisiatra, cuyo nombre aún no tengo claro. Este cae al agua. Volteo hacia ella, que está espantada y asombrada, y le digo, fuerte y autoritario como todo un Dom:

Eres una descarada, Makarena. Te vienes ya mismo conmigo.

Me importa una mierda su reacción. La cargo en mi hombro y camino hacia la orilla, saliendo totalmente empapado y con mi traje de diseñador hecho a medida arruinado.

SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora