Cap 33. El ventanal.

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LUCIEN HOFFMANN

Llegué al penthouse exhausto, pero mi corazón latía de ternura al verla dormida en el sofá, con la tele encendida.

La llevé a mi habitación y la ayudé a ponerse cómoda.

A la mañana siguiente, ella despertó y era la mujer más hermosa que mis ojos habían visto. En realidad, no sé en qué momento me atrapó y envolvió.

La primera vez que la vi, verla mover ese trasero fue tan sensual que mi único pensamiento era follarla. Pero cuando nos dimos nuestro primer beso, me envolvió completamente.

Estoy que ardo en deseo por ella y he sido el hombre más paciente del mundo, pero estoy al borde de arrancarle la ropa y tomarla tan fuerte como pueda.

Sacudo mi cabeza y, después de explicarle cómo llegó a mi cama, me aseo y voy a preparar el desayuno; de lo contrario, no podré aguantarme y la tomaré ahí mismo.

Llego a la cocina y pongo café y huevos para freír. También hay Bärekess, pasteles con crema y fruta. Cuando veo venir a Leo con Suss, les saludo.

—Buenos días, hermanito. ¿Dormiste bien? —le pregunto a Leo, haciendo referencia a Suss, quien obviamente pasó la noche con él en un maratón de sexo-relax.

Susanne me mira mal, y aunque no me lo dice directamente, añade:

—Me voy, disfruten su desayuno. —Le da un beso a Leo y sale de inmediato.

Leo se sienta en la mesa y comienza a servirse café. Yo lo observo y sonrío, notando lo relajado que parece.

—Entonces, ¿cómo van las cosas con Susanne? —le pregunto, sirviendo una taza también.

Leo suspira, mezclando su café pensativamente.

—Ya sabes, lo mismo de siempre. Susanne quiere que le ponga fecha a nuestra boda, pero todavía tengo mis dudas. ¿Ella es....? Ella.   Y no estoy tan seguro; cada vez peor.—

Asiento, entendiendo su situación. Leo siempre ha sido más cauteloso en sus relaciones.

—¿Y tú, cómo va todo con...? —empieza a preguntar Leo, con una sonrisa maliciosa en el rostro.

—Con mi Pantera —digo, completando su frase—. Es... increíble. No sé cómo describirlo. Nunca pensé que alguien pudiera hacerme sentir así. La conocerás hoy mismo. —

Leo se ríe y asiente.

—Ohh valla.  Estás completamente atrapado. — dice.

Estamos riéndonos cuando, de repente, la puerta de la cocina se abre y mi Pantera aparece, todavía medio adormilada pero con una sonrisa en el rostro, y con una franela grande, y pantalones cortos, toda desarreglada.

Cuando ella entra la presento a mi hermano mellizo pero lo veo muy entusiasmado viendola; siempre he compartido todo con mi hermano, pero mujeres no; tenemos gustos diferentes.

Se que Makarena es hermosa, pero León no es precisamente el hombre que se deslumbra por belleza, tiene que haber algo más.

Luego de desayunar invito a mi Pantera a mi habitación y le entrego la documentación para que haga el cambio de universidad, quiero que se quede aquí conmigo, y este es un primer paso.

SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora