Cap 110. Es Celestial.

75 12 2
                                    

LUCIEN HOFFMANN


Llego a mi habitación.

Le rogué a mi Pantera que me permitiera dormir con ella, pero no quiso. Me baño y me acuesto.

Doy una o dos vueltas en la cama, pero no puedo conciliar el sueño.

"Amor, ¿por qué me castigas así? Ya es justo, tengo muchos días sin ti."

Me levanto. Tengo puestos mis pantalones de chándal y una camisa de pijama. Voy directo a su habitación y toco.

Toc, toc, toc.

Escucho algo de ruido. ¿Será que el maldito de Sebak se me adelantó?

"Te dejaré aburrido, Lombart."

—¿Quién es? —escucho su voz, algo agitada.

—Mi vida, soy yo —le contesto, esperando a que me abra.

Lucien... —murmura, y yo entro de inmediato a su habitación. Reviso minuciosamente.

Miro la cama, parece que acaba de tener sexo. No soy tonto, pero me exalto y le reclamo. Podría volver a discutir con ella y no quiero eso. Debo aceptarlo; si estaba follando, seguro es con Sebak. Al pobre Yanka lo tiene castigado.

—¿Estabas ocupada? —pregunto, con un toque de amargura.

No, solo me estaba preparando para dormir —me contesta, haciéndose la loca—. ¿Por qué estás aquí? —me pregunta.

Me acerco a ella y la acaricio.

No puedo dejarte dormir sola. Lo sabes, mi vida. No me gusta cuando estás lejos de mí —le digo, y la abrazo pegándola a mi pecho.

Lucien... —intenta hablarme, pero la cargo al estilo princesa.

Dormirás conmigo esta noche. Aceptaré solo la parte de no follar —le digo con autoridad. "Joderte, Sebak."

La llevo cargada a mi habitación.

Quería dormir sola —me dice.

No puedo dejarte sola. Eres mi esposa. Te amo y quiero abrazarte toda la noche. Ya estuve muchos días sin ti —le digo, acariciándola. La beso y me quito la camisa.

Duerme, mi vida —le susurro—. Estoy aquí contigo. Te amo —y me acurruco estilo cucharita con ella.

Despierto, mi amada duerme sobre mi pecho; se nota relajada. Le reviso el cuerpo.

Anoche, después de dormirse, la revisé, y efectivamente, mi hermosa esposa es una mentirosa.

No tenía bragas; estaba follando con Sebak, y a Yanka y a mí nos tiene castigados. Pero cuando te folle, no podrás sentarte, mi vida. «Eso te lo juro

Me aseo y espero a que ella despierte, haciéndole caricias hasta que abre los ojos.

Buenos días, mi vida —digo.

SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora