Cap 63. Sus pelotas..

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MAKARENA

No hay palabras suficientes para describir la furia que me consume en este momento. Estoy temblando de pura rabia, y cada fibra de mi ser arde con esta piedra que no sabía que podía sentir.

¡¿Cómo se atreve Yanka a insultarme así?! ¡¿Cómo se atreve a llamarme "cualquiera" delante de Sebak y sus matones?!

Cree que por ser el gran líder puede insultarme. Le haré tragarse sus palabras; es un idiota engreído, que se cree con más derecho por ser el… gran jefe. Idiota.

Lo dicho, no me canso de insultarlo.

Cada vez que pienso en sus palabras, el calor en mi pecho se intensifica. La ira es como un fuego salvaje, alimentado por la humillación y la frustración.

No soy una cualquiera, y mucho menos para él, quien me ha obligado a esta situación miserable.

Y bien merecida tenía la cachetada; lo abofetearía unas mil veces más si me diera la oportunidad, pero ni siquiera es suficiente.

Quería más. Quería que sintiera lo que es ser menospreciado, tratado como un objeto. Quería verlo arrodillado, suplicando por mi perdón.

Pero no.

Yanka ni siquiera parpadeó. Ese maldito engreído simplemente se quedó ahí, como si no hubiera sentido nada, como si yo no fuera más que un pequeño inconveniente en su mundo perfectamente controlado.

¿Y Sebak? Él solo intentó calmarme, como si fuera una niña haciendo un berrinche. Idiotas.

Regreso a la habitación, cerrando la puerta con un golpe que retumba en toda la villa.

No tengo ni ganas de llorar, estoy más allá de eso. Solo quiero golpear algo, romper todo a mi alrededor.

Me siento en la cama, tratando de calmar mi respiración. La isla, que debería ser un paraíso, se ha convertido en mi prisión, y ellos son mis carceleros.

Maldita luna de miel.

Me mantienen vigilada todo el tiempo, como si fuera un animal salvaje que necesita ser domado.

Pero, ¿qué esperaban? ¿Que aceptara todo esto sin pelear? No, no soy tan fácil de quebrar.

Y lo que más me enferma es que, a pesar de todo, aún puedo sentir ese maldito cosquilleo en la piel cuando me tocan, esa atracción enfermiza hacia ellos que me hace odiarme a mí misma aún más.

Y Luci, amor mío, me imagino lo desesperado que debes estar. Lo peor de todo es que no lo había pensado, pero no tengo ni dos meses de casada y ya engañé a mi esposo. Sí, mi Lucien, aunque esto es un poco confuso, pues aunque odio y detesto esta situación, Sebak y Yanka también son mis esposos.

°°°°

Han pasado tres días y es de mañana. No les he dirigido la palabra, pero aun así parece que aún tengo carceleros. Camino por la playa, y el lugar es hermosísimo; hay unos arrecifes a los que puedes llegar nadando. Después de la noche en que me fugué a la fiesta, el idiota de Yanka me sorprendió con cuatro hombres. Claro, reforzó su seguridad... o más bien la mía.

SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora