MIKAEL MAISTER
Despierto, su cuerpo dándome calor, es magnífico. Con la yema de mis dedos acaricio su piel.— Mmmm mmm. — Se remueve, despertando. — Buenos días, pequeña. ¿Cómo amaneciste? — Ella abre los ojos poco a poco, y yo meto mi cabeza en su cuello, lo beso y acaricio.
— Hola. — Me contesta, pero se despierta asustada e intenta levantarse rápido.
— ¿Qué haces? — pregunto.
— Levantarme... — sonrío y la atrapo.
— Ya lo sé, pequeña, pero ¿por qué?
— Vamos a cabalgar. Hace tiempo que no lo haces — le ofrezco. — ¿Ya no te gusta? — pregunto, pero ella niega y me dice:
— Lo hacía, pero un idiota vendió mi potrillo.
Siento feo, fue mi error y ni siquiera he podido encontrar un potro tan especial nuevamente para ella.
— Lo siento, soy un estúpido. Edelweiss parirá nuevamente y será tuyo. — le digo, pero ella niega con la cabeza.
Sonríe y me dice:
— No volveré a recibir un regalo así de tu parte, Mikael. Si quieres, podrías venderlo para mi Sennecita Alpina. Ya tengo uno, lo compré en América y es especial.
Makarena es orgullosa, pensé que olvidaría ese detalle, pero ya veo... Lo peor es que me lo dice sin dolor.
La invito a pasear en Edelweiss y lo hacemos. Es magnífico verla alegre, puedo ver su brillo.
Pasamos el día entre picnic y paseos.
Cuando llegamos a la laguna, a ella se le ocurre bañarse. Con ella, olvido quién soy y todas mis barreras, incluso mi trastorno.
— Ven, vamos. Mika, no te pasará nada, será divertido.
Ella me arrastra al agua. Nos bañamos, pero la diversión realmente empieza cuando se sube sobre mí. Prácticamente me folla como una amazona; estoy sentado en la arena y ella, encima, mueve sus caderas.
Mi miembro está tan duro y fuerte dentro de ella que la sensación es increíble.
— Ohh, guao, pequeña, esto es increíble, qué delicioso — le digo entre gemidos.
Ella me cabalga de manera única. Sus gemidos son geniales y empiezo a sentir cómo su cuerpo se acalambra.
No tardamos en llegar al clímax, y la nube de sensaciones es cautivadora.
— Makarena, eres cósmica y deliciosa. Siento que estoy en el cielo, pequeña — ella sonríe.
— ¿Te gusta? — pregunta de manera coqueta.
— Mucho.
Cuando volvemos la diversión acaba, llega Emma y nos ve muy juntos. En realidad no sé qué estoy haciendo, esto no debería pasarme.
Veo el rostro de Makarena, le disgusta verla, pero Emma aún es mi prometida y no pienso sacarla así nomás.
Si Makarena quiere estar conmigo, tendrá que adaptarse a mí y ceder.
Tiene que ser mi sumisa. Que ni crea que será siempre la princesa amazónica...
— Hola, amorcito. ¿Qué hacías? ¿Paseabas con la señora Hoffmann? — Emma me recuerda que soy su amante, y ella no es mía.
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SOY MAKARENA GALLEGO. « La Reina ».
RomanceSoy Makarena Gallego; fui la causante de la depresión de mi madre, ella fue devil y no lucho por su vida; al sentirse sola y abandonada por el hombre que amaba, se llenó de tristeza y prácticamente se dejó morir... Me crío mi abuelo; y aprendí a ser...