Cap 104. Mi esposa.

88 14 0
                                    

MAKARENA

Caigo en su pecho, aún jadeante. Sebak acaricia mi rostro suavemente mientras recobra el aliento.

Te amo, mi Maka, eres lo más importante en mi vida —me dice, besando mi cuello de manera ronca y entrecortada.

Podemos estar bien, amor. Dame una oportunidad, juro no defraudarte —insiste. Yo lo miro y asiento, sonriente.

Me estoy metiendo en la boca del lobo... ¿Qué haré con tantos hombres? Pero Sebak es mi primer y gran amor.

Podemos —contesto, y Sebak sonríe. Se levanta conmigo sobre él y me ayuda a secarme. Después, ambos nos vestimos y cenamos a la luz de las velas en este hermoso lugar.

Cuando vamos a dormir, abrazados y acurrucados como lo hemos hecho estos días, algo me sorprende.

Veo un anillo en la cama.

—¿Y eso? —pregunto, mirando el anillo. Es exactamente igual al que Sebak dejó en mis dedos la vez que me abandonó en Stanford.

Veo que Sebak se inclina y toma el anillo en sus manos. Lo observo extrañada, sin saber qué está haciendo. ¿Pedirme matrimonio? Ya estamos casados.

—¿Qué haces, Seb? —pregunto.

Lo haré bien esta vez, amor, y empezaré con lo que debió haber sido —dice.

Me muestra el anillo con una sonrisa temblorosa, y sus ojos brillan con emoción.

Makarena, amor de mi vida —dice suavemente, tomando mis manos.
Desde el primer instante en que te vi, robaste mi corazón y me hiciste tuyo por completo.
No hay un solo día que pase sin que piense en lo afortunado que soy de haberte encontrado.

Prometo estar siempre a tu lado, amándote con cada parte de mi ser y haciendo todo lo posible por verte feliz. Te pertenezco, en cuerpo y alma, y solo quiero que me aceptes como tuyo, como tu esposo.

Hace una pausa, respirando profundo antes de susurrar:

Sé que tal vez no hice las cosas como se esperaba... pero, Makarena Gallego, ¿te casarías conmigo?

Sonrío, su petición es hermosa. No contesto.

Ya soy... ya soy tu esposa —le respondo. Pero Sebak niega con la cabeza y me contesta.

Lo eres, pero no hice mi petición como debía. ¿Qué dices, aceptas? —sonríe, y yo asiento.

Acepto, mi doctorcito —Sebak se levanta y me da un beso, el cual correspondo.

Nos casaremos nuevamente... preciosa —me dice, y hoy será nuestra noche.

°°°°

Me despierto lentamente, aún envuelta en el calor de su cuerpo, y por un instante, todo parece perfecto.

Mi mente divaga entre los recuerdos de los últimos días, como si cada momento fuera una suave caricia que aún siento en mi piel.

SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora