Cap 136. Determinación.

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MAKARENA

Limpio mis lágrimas. Mikael Maister es un maldito. Ya he llorado prácticamente toda la tarde, pero recuerdo quién soy y de inmediato llamo a Renzo.

Ok, hermosa, haré lo posible —me dice y cuelga. Le pedí a Renzo que pactara la compra de Monarko al precio que sea.

Decido descansar; estos días aquí han sido un infierno.

°°°°

Princesita, no nos vuelvas a hacer eso. Te amo, no sabes cuánto quiero estar contigo. En serio, ¿estás bien? —me dice mi cucaracha por videollamada.

Asiento. Estoy en el jardín desayunando, pero me sorprendo cuando noto que sirven otro plato más. Es Mikael quien se sienta a mi lado, pero de inmediato recojo con mis manos mi desayuno y jugo, y me levanto. No le dirijo la palabra, es un maldito.

«Se atrevió a venderme mi potrillo».

Pero no estoy tan triste, solo dolida e indignada. Renzo me avisó que logró comprar a Monarko; lo llevarán a un rancho en América, aunque no les he dicho nada a mis guapos esposos.

Él solo me mira.

Makarena, espera —me detengo con mi plato en la mano—. Quiero disculparme —dice algo arrepentido.

Quise recuperarte a Monarko, pero se lo vendieron a unos americanos, me fue imposible. —hago mi mejor actuación y dejo caer unas lágrimas por mis ojos. Él intenta limpiarlas.

Pero doy un paso atrás. Me mira.

Lo siento, pequeña, no quise lastimarte. Hoy nació otro potrillo. No es tan especial como Monarko, pero es tuyo. ¿Quieres conocerlo?.

Niego con la cabeza y le contesto con amargura:

Métete tus regalos y a tu potrillo por el culo, nunca más recibiré algo de ti. Eres un maldito, Mikael. —Salgo y me voy a comer a otro lado. Estoy dolida. Si Renzo no fuera tan bueno como lo es su padre, no lo habría recuperado.

Dejo pasar el día, pero lo he evitado todo el tiempo. Llega Javi y me está obligando a hacer mejores movimientos, es muy bueno.

Noto cómo el idiota de Mika entra al área donde Javi me hace las terapias. Reímos, somos  buenos amigos, me está contando de manera exagerada su reconciliación de anoche con su novio.

Él toca mi pelo y otras cosas, pero estoy sonriente, tanto que no noto que el imbécil se aproxima.

Ejem, ejemcarraspea—. ¿Cuál es el chiste, muy interesante? —dice Mikael, algo celoso, diría yo.

Sí, muy interesante. ¿Qué necesitas, Mikael? Estamos ocupados. ¡No hay más potros que vender! —le reprocho con rabia.

Él me mira algo molesto, y al mismo tiempo noto cómo se pone rojo.

Lo siento, pequeña, fue mi error. No he podido recuperar a tu potro. —siento una amargura en el pecho, Monarko era mi compañero de paseos matutinos. No lo recuperarás nunca. 

Lo miro con odio.

Él da un paso más y me propone:

Si quieres seguir paseando, puedes hacerlo en Edelweiss. Es tuya. Recuperaré a Monarko —me dice, y me es imposible no mirarlo con odio.

Maldito.

No me interesa nada de ti, Mikael. Yo me las arreglaré sola. No pasearé más en ningún potro. Ya lo hecho, hecho está —contesto, y me levanto.

SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora