Cap 162. Evans Maister.

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LUCIEN HOFFMANN

Clap, clap, clap. Sebak aplaude, muy entusiasmado y sonriente.

Oh, hermano, felicitaciones, eres un guerrero. —me dice Sebak.

Quiero besarte. Clap, clap. —me dice Sebak nuevamente—. Oh, gracias, pero no, no me apetecen los besos con barba. —bromeo.

—¿Cuándo les dirás?No lo sé aún... quiero que sea sorpresa —comento.

Bueno, prácticamente ya estás caminando, te encierras en el gimnasio y haces mucho ejercicio físico, estás muy fuerte. —me dice Sebak. Él es quien ingresa a este salón; le puse un código para que nadie pase, si quieren entrar, deben hablarme por el micrófono y yo desbloqueo la puerta.

—¿Dónde está?. —pregunto por ella. Últimamente mi humor no ha sido el mejor; mi ira estalla cada vez que la veo con Mikael. No es que haya una rivalidad con él, de hecho, es mi amigo. Pero mi rabia es con ella: a mí no me acepta, y a él está a punto de perdonarlo.

En la cocina, Mikael le preparaba un nuevo postre, Yanka está con ellos. —me informa Sebak, y aun así, me da mucha rabia.

Los meses han pasado, es marzo y mi hermosa tiene su barriga grande como la luna; se la pasa muy cansada y sus pies se hinchan un poco.

Ella está recostada en un mueble y yo le masajeo las piernas.

—¿Te gusta? —pregunto mientras hago círculos relajantes en sus piernas.

Ahh, sí, qué rico se siente —dice ella muy relajada.

Tomo su otra pierna y hago lo mismo.

Mira, Luci, te escucha y ya se está moviendo, Evans será terrible —dice.

Sí, lo veo. Hola, mi campeón, ¿cómo estás? Te habla papi —ella levanta la mirada, achicando los ojos.

Lucien, no le digas así, lo confundirás. Dile que eres su tío y punto. —me dice ella, demandante.

No lo soy, Makarena, sabes que soy su padre también. —ella me ve y niega nuevamente.

Hola, campeón, ya te esperamos, no hagas sufrir mucho a mami... —le digo, y ella decide ser sincera y contarme sus planes.

Debo buscar un buen método anticonceptivo, no pienso parir por lo menos en tres años. O más nunca. —me dice, y yo de inmediato volteo a verla.

—¿Cómo? No puedes, no puedes hacernos eso. —le digo serio.

Ella sonríe.

Es mi cuerpo, Lucien, yo decido. Además, tú no tienes derecho de opinar, ya no eres mi esposo. —me dice de manera odiosa.

Tienes que darnos un heredero Hoffmann.

—"Darnos" será a León, no a ti, y tendrá que esperar. Mírame, estoy que exploto —me dice, y yo sonrío.

Lo siento, hermosa, es el precio por tener tantos esposos. —le digo, acariciándole el vientre.

Es marzo 15 y escucho ruido. Me despierto rápido y tomo mi arma, pero de inmediato escucho un quejido de dolor. Es ella, creo que ha llegado la hora. Miro la hora: 3:00 AM.

SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora