Cap 12. Que le cueste.

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MAKARENA


Sebak devora mi centro y empiezo a gemir de placer, es deliciosa la sensación, este hombre lame mi centro como si fuera lo más importante en la vida, la cosa más deliciosa. Me aprieta y mordisquea con sus manos, amasa mis pechos y estoy gimiendo alto.

Sé que es cuestión de tiempo para que Sebak me folle, pero no quiero mostrarme ante él ni ante nadie como la pobre doncella pura que se entrega por amor, aunque si soy romántica.

Veo que Sebak está muy excitado lo noto cuando con su mano se acaricia su amigo, no lo veo pero creo que eso hace.

La sensación es tan deliciosa que mi cuerpo no tarda en experimentar calambres y vacíos en mi estómago. Tiemblo y estoy muy excitada, pero apenas siento el cielo cuando alcanzo un espectacular orgasmo. Estoy en trance, mi respiración es entrecortada y disfruto de la sensación más placentera que jamás haya experimentado.

De repente, sin darme cuenta, Sebak vuelve a la carga y cae entre mis piernas. Besa mi cuello, lo mordisquea y, aún inmersa en mi placer, por un momento no soy consciente de lo que está sucediendo.

Y siento cómo cae, entra en mí un dolor muy fuerte, ardor...

- ¡Oh, mierda! ¡Ay! -grito. Sebak se sorprende al sentir cómo me embiste por segunda vez, ya que estaba muy apretada y rompe mi himen.

Él se queda quieto y sin querer, lágrimas de dolor bajan por mis ojos. Él las limpia y se levanta con cuidado.

- Ah, mi amor. ¿Por qué no me lo dijiste? Pensé que tú... -se queda callado. Me levanto con la rabia y el dolor aflora.

- Eres un imbécil... -le digo, queriendo llorar. Acaba de arrebatarme mi primera vez..

Pero Sebak no me deja ni vestir, me tira a la cama con él y me abraza fuerte.

- Lo siento amor, lo siento, perdón. No sabía que eras virgen. - me tiene abrazada fuertemente. - Eres un idiota. - le contesto con rabia. Él aún me tiene abrazada y yo clavo mi cabeza en su almohada. Él sigue abrazándome y nos dormimos.

°°°°

Despierto, me sorprendo al ver hoy rosas y una linda nota.

« Amor, perdón. Si hubiera sabido, no lo habría hecho así. Perdóname, te quiero, te quiero de verdad, Makarena. Te has metido en mi corazón. y con tu carácter y forma de ser, debo de ser rudo para tenerte o me convertirás en tu pelele. Se que es pronto pero te amo, niña mía. »

"Guao." pienso.

Intento levantarme, pero ¡maldición! Me duele el vientre, y eso que solo entró y salió dos veces. ¿Cómo será cuando hagamos el amor de verdad? ¡Qué dolor! Me quejo.

Un segundo después, Sebak entra con una charola y el desayuno.

-Buenos días, preciosa -me ve fijo y agacha la mirada-. Perdóname, amor, no pensé... Lo siento - vuelve a disculparse.

Se acerca a mí, deja la bandeja con el desayuno en la cama, toma mi rostro y me dice:

-Sé que no se repetirá y era tu... (calla). Pero te haré el amor de una manera tan dulce que borrarás este recuerdo, preciosa -dice y me indica que desayune.

No digo nada y, después de desayunar, Sebak me carga y vamos a su baño. No hay tina, ni es muy bonito, pero con una ducha, basta.

Me trae una camiseta suya, anoche, dañó el Crop top que traía, me pongo mis pantalones, que fueron la única prenda; que se salvó de los arrebatos de Sebak.

Me lleva a mi casa, pero de camino paramos en una farmacia, luego en una cafetería. Me da unos analgésicos por el dolor, y otra pastilla.

- Preciosa, es una pastilla del día después. No me corrí en ti, pero tenía líquido preseminal.- lo miro a los ojos tratando de entender lo que realmente quiere decirme. - No quiero que me odies, si llegará a preñarte; podría pasar. - no espero más explicaciones y me las tomo de inmediato. No quiero embarazos, estoy muy joven.

El sonríe. Estoy enojada, es normal, carajo, era mi primera vez, no quería que fuera así. Aunque tampoco quería publicarlo, y ahora se llama Sebak tiene ese rostro de suficiencia.

Si ya era posesivo e insufrible ahora lo será más.

Llegó a casa, mi abuelo Adán
me ve y abraza.

-Hija, ¿cómo estás? Perdón por no estar más tiempo contigo -me dice mi abuelo. Yo le sonrío y lo abrazo.

-No importa, abu, te quiero mucho -le digo. Puedo ser fuerte, una leona o lo que sea en el mundo, pero con mi abuelo, que es mi lugar seguro, soy su princesa, una princesa guerrera. Él me ha enseñado a no dejarme caer, y si me caigo en el camino, a levantarme. Sé que él no desea que me pase lo mismo que a mi madre.

Es nuevamente inicio de semana y, como era de esperar, el baile de graduación es el viernes; las clases ya acabaron y ahora me espera un nuevo plan.

Amanece, miro mi teléfono y puedo ver un mensaje de un número desconocido.

- «Buenos días mi odiosa, como amaneciste; pensé mucho en ti. Sebak.
»✓✓

Efectivamente es el número del cual tengo muchas llamadas del sábado.

Igual me parece lindo; pero lo dejo en visto, debe de ganarme, Sebak es lindo y ha cambiado mucho, pero no me derrite de amor a si nomás que sufra, que lo que cuesta, se valora.

Miro el teléfono, está sonando. Veo la pantalla, es Sebak, pero voy saliendo con mis amigos a una heladería cerca; ya está empezando el verano y el calor acecha.

Voy abrazada de Drey, también van Marci, Dennis y Karo, cuando lo veo.

Sebak está al otro lado de la calle, con una expresión que mezcla determinación y algo de molestia. Me pregunto si me habrá visto, aunque no parece probable con el bullicio del tráfico y la gente que pasa.

- Mira quién está ahí - dice Marci, notando a Sebak antes que nadie.

- Oh, parece que no te va a dejar en paz tan fácilmente - añade Dennis con una sonrisa traviesa.

- ¿No quieres hablar con él? -pregunta Karo, siempre atenta a los detalles.

- Estoy con ustedes, disfrutando mi día -respondo.

Sebak parece estar buscando algo, y antes de que pueda reaccionar, cruza la calle y se dirige directamente hacia nosotros.

- Hola a todos -dice Sebak, con una expresión algo malhumorada. Sus ojos se fijan en mí, pero intento mantenerme firme.

- Hola, Sebak -responde Drey cortésmente.

- ¿Puedo hablar contigo un momento? -me pregunta Sebak, ignorando el hecho de que estoy claramente en compañía de mis amigos.

- Estoy un poco ocupada ahora mismo -le digo, manteniendo mi tono neutral-. Tal vez más tarde.

Sebak me ve fijo y niega.

- ¿Adónde van? -pregunta, pero Marci, que es un poco boca suelta, le responde.

- Por helados.

Sebak se para frente a Drey, lo mira a los ojos y le dice:

- Podrías devolverme a mi novia.

Drey sonríe y alza las manos con un poco de suficiencia. Sebak toma mi mano y se une a nuestra caminata hacia la heladería de la esquina.

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SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora