Capítulo Extra 1: de Karstedt.

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Pdv: Karstedt.

Al día siguiente de recibir las devastadoras noticias, que nos dio Ferdinand, en la habitación oculta de mis hijas. Yo debía cumplir con mi deber, y realizar los interrogatorios, de los miembros del séquito de Verónica, en la torre de marfil. Apenas y había descansado, cuando mi padre. Quien me había estado ayudando, con éste importante trabajo. Me miró con seriedad, diciendo. "Karstedt hijo. Es hora de tomar un descanso, vamos, sígueme a mi finca. Tenemos que hablar".

Yo había estado trabajando de forma mecánica, tratando de no pensar en todo lo ocurrido con mis hijas. Porque cada vez que mi mente se iba hacia esos pensamientos, un sinfín de posibles escenarios peligrosos para ellas, venían a mi mente sin cesar. Trataba de asimilar el hecho, de que mis hijas serán poseedoras del tan anhelado Grutrissheit, por la familia real. Esto solo me llevaba a pensar en todos y cada uno, de los errores que he cometido como padre de mis pequeñas hijas.....

'No las crie, ni he podido protegerlas. Soy un padre lamentable......y lo peor es que no podré protegerlas, ni apoyarlas, cuando más me necesiten'.

Con éste pesar en mi mente y corazón, yo solo asentí con la cabeza a mi padre. Luego salimos de la torre de marfil, formamos nuestras bestias altas, y volamos hasta su finca. Una vez allí, padre me guió hasta su despacho, e hizo que sus sirvientes nos trajeran una botella de vize y copas. Para cuando terminaron de servirnos, mi padre limpió la habitación de sirvientes, quedando solo nosotros dos. Entonces mi padre con una expresión dura en su rostro, tomó las copas de vize y me tendió una, diciendo. "Ten hijo, bebe".

Al mirar la copa que me tendió mi padre, yo la tomé, y luego miré al hombre que me la estaba ofreciendo. Entonces, vi por primera vez una mirada atribulada en los ojos de mi padre. Era la mirada de un padre profundamente preocupado, pero no solo por sus nietas e hijas adoptivas. Él estaba preocupado por mí, también.

Viendo esto yo le di un asentimiento, luego bebí un gran trago de vize. Entretanto mi padre, dijo. "Muffliato". Usando uno de los hechizos, de mis pequeñas hijas. "Esto no es tu culpa, Karstedt". Fue lo primero que dijo mi padre, ya que me conocía bien y me había leído, como a un libro.

"Claro que es mi culpa, padre. Yo les he fallado desde que nacieron hasta ahora...... y les seguiré fallando en el futuro. No las pude proteger, en el pasado. Como cuando su madre las abandonó, y tuvieron que sufrir tanto, para poder sobrevivir cada día.....". Al decir esto con dolor, mi voz se apagó al final. Porque esto era algo que aún no he logrado perdonarme.

Entonces para ahogar el dolor, yo tomé otro largo trago de vize. Luego continué sacando toda mi frustración. "Padre, incluso ahora, no pude protegerlas de Verónica. Solo mira donde están". Yo dije de forma lastimosa, muy consciente de todos y cada uno de los errores que he cometido con mis niñas.

"Karstedt, tú no tienes la culpa de las decisiones equivocadas, que tomó la madre de tus hijas. Solo puedes dar gracias a los Dioses, de que pudiste encontrarlas y conocerlas. Además, ellas están vivas, Karstedt, y jamás te han culpado por nada de lo que les ocurrió, ellas te aman como su padre". Dijo mi padre esto con el ceño fruncido. Pero no con enojo, sino que con preocupación.

Pero luego cambió esa expresión preocupada, por una de seguridad y orgullo en su rostro, y con un brillo cálido en sus ojos, mientras decía. "Mis nietas se recuperarán, ellas son fuertes y simplemente maravillosas".

"Si que lo son, padre. Y tienes razón, debo dar gracias a los Dioses por recuperarlas, y porque en éste momento, las están salvando otra vez...... ¿Pero a qué costo?. Lo que les piden hacer los Dioses, es demasiado grande para dos niñas tan pequeñas".

Yo continué sacando todos mis miedos y frustraciones, muy acongojado. "No podré protegerlas en el futuro. Padre, yo estoy atado a este ducado y a Sylvester, bajo juramento. Una vez más les fallaré a mis hijas.....".

Juego de Shumil gemelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora