Brie despertó en medio de una tos espantosa, su cuerpo estaba tumbado sobre una cama en una confortable habitación. ¿Qué demonios...? Tenía un paño húmedo sobre la frente y su ropa olía a humo reciente. Aún estaba aturdida, pero pudo contemplar la figura de un hombre a su lado que no conocía absolutamente de nada.
—¿Qué coño estoy haciendo aquí?. —preguntó, aún sin dar el crédito suficiente de lo que estaba pasando—.
James intentó acercarse a ella para darle la vuelta a su paño húmedo, pero Brie se retiró, gruñéndole y pidiéndole que no la tocara ni un pelo. Se tocó la cara, no notó el antifaz y eso desató todavía más su ira hasta el punto de levantarse de la cama y lanzar al suelo dicho paño húmedo.
—¿Tú me has traído aquí? ¿Has osado tocarme y quitarme el antifaz? —preguntó Brie—.
—Te he salvado la vida. Las llamas del incendio llamaron mi atención. De nada.
—Yo no te he pedido que me salvaras, no tengo nada que agradecerte, ¿sabes?.
—Cálmate y hablemos tranquilamente, como dos personas civilizadas.
Brie rió a carcajadas.
—Creo que te equivocas de persona —dijo ella poniendo las manos en su cintura, empezando a dar vueltas de un lado a otro—.
—Quédate y come algo.
—¿Qué parte no entiendes de que este no es mi sitio?. Ahora tú me vas a decir dónde está mi antifaz.
—Mac lo guardó.
Brie se quedó horriblemente congelada, ese nombre le sonaba y aquello no podía ser casualidad. Una vez más, su mirada volvió a llenarse de odio.
—¿Mac? ¿Qué Mac?.
—¿Le conoces?.
—Espero que no, porque como hablemos de la misma persona podría causarte muchos problemas.
James era un tipo pacífico, utilizaba la ética y la moral para intentar convencer a la gente o calmar estados de nervios, pero Brie era muy difícil de calmar por el buen modo. No le quedó más remedio que tomar las riendas de la situación comportándose como ella sin querer hacerlo, él no era así.
—He intentado ser paciente contigo, y tú pareces no ponérmelo fácil, así que, si quieres jugar a comportarnos como niños de diez años, juguemos —le advirtió James—.
—Pues como quieras, me adaptaré a tus condiciones —respondió Brie, vacilando—.
El líder de esa comunidad estaba perdiendo la paciencia, pensando ahora en las palabras de Dexter que, por una vez, tenía razón en algo. A pesar de que era dura como una roca, James vio en ella una esperanza, una luz extraña. Las armas de la chica estaban frente a la cama; algunas apoyadas en la pared, otras encima de una silla. Sin querer decir nada más, Brie se acercó a sus armas para cogerlas y marchar, y entonces, una persona demasiado familiar pasó al otro lado de la ventana.
—Hijo de puta —dijo Brie, cogiendo una pistola antes de abrir la puerta y salir por ella, dirigiéndose hacia Mac—.
Pues sí, Mac y Dexter estaban en ese grupo, Brie tenía cuentas pendientes con el mayor de los hermanos Skarsgard y ahora que había dado con su paradero después de dos años, no pensaba dejarlo escapar. Nada más verlo, salió tras él sin tan siquiera prestar atención a la gente que se hallaba alrededor.
—¡Tú! —gritó ella a los cuatro vientos—.
Mac reconoció esa voz, así que se dio la vuelta sonriendo, pero Brie se le echó encima, dándole un puñetazo en una mejilla y luego en la otra, cayendo al suelo, ella encima de él sin dejar de golpear su cara una y otra vez. Una mano agarró con fuerza el brazo de Brie, retirándola hacia atrás.
—¡Deja a mi hermano, estúpida! —gritó Dexter—.
En menos de un segundo, Brie no dudó en quitar el seguro de su pistola y apuntar a Dexter, furiosa y a punto de apretar el gatillo, él había cometido el grave error de tocarla.
—¡No me toques! —dijo Brie—.
Los dos se estaban apuntando con un arma de fuego que en cualquier momento podrían dispararse y formar un enorme río de sangre. Mirándose otra vez a los ojos, Brie supo que ese hombre era el hermano de Mac del que tanto habló cuando se conocieron. No hizo falta hacer memoria para recordar su nombre, Brie jamás olvidaba.
—Así que tú debes de ser Dexter... Sí, sois igual de imbéciles —añadió Brie—.
—Y tú la puta que intentó matarlo, ¿verdad?.
Brie rió a carcajadas.
—Veo que la historia no te la han contado del todo bien. ¿Por qué no le preguntas a tu hermano ahora que estamos todos reunidos? No quiero perderme los detalles. ¿Tú qué dices, Mac? —sus ojos verdes buscaron los de Mac—.
James se interpuso en la disputa, colocando una mano sobre la pistola de Brie, y la otra sobre la pistola de Dexter, bajándolas antes de que ocurriera una desgracia.
—¡Basta ya! Y tú, nueva, será mejor que te quedes aquí —dijo James—.
—Has decidido por mí algo que no quiero y eso no me gusta —dijo Brie—.
—Te lo dije —bufó Dexter—.
Brie miró otra vez a ese hombre de ojos azules, en ese momento tenía ganas de volver a alzar el arma y partir su cráneo de un sólo balazo.
—Así que fuiste tú quien le habló de mí. Claro, ¿quién si no?. Veo que no pudiste resistirte —dijo ella—.
—Te aseguro que me hubieran importado tres mierdas que te quemaras en ese puto incendio.
—Gracias a mí pudiste comer, haz memoria amnésico de mierda. Seguro que si fuiste lo suficientemente inteligente, comprobarías que la presa me pertenecía. Pero te vi tan llorica y me diste tanta pena que no pude dejarte sin comer. Al menos agradécemelo.
Dexter puso los ojos en blanco y resopló un par de veces para coger aire y recargar su voz.
—¿Por que cojones no te quemaste en esa ermita...?
—Porque me tocaba venir y abrite la cabeza.
—Pues adelante, ábremela. A ver si tienes más agallas que palabras.
Brie intentó zafarse de James para ir al ataque contraDexter, se había sentido retada porque agallas era precisamente lo que lesobraba. Todo se estaba volviendo más complicado conforme aquellos dos seestaban matando a insultos y palabras groseras. James tenía a la muchacha biensujeta, Brie había podido liberarse perfectamente, estaba entrenada para eso ymucho más, el problema era, que una de las normas de Ellen era no mostrar sushabilidades físicas, por eso se dejó agarrar por James, aunque por pocossegundos, ya que volvió a ponerse loca cuando notó su piel en contactomasculino.
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Inmunidad.
Mystery / Thriller< El mundo ha sido cautivo por un virus letal que convierte a las personas en muertos vivientes y, un poderoso científico, es el causante de tal atrocidad, creyendo que nadie es capaz de detener su horrible plan de destruir la humanidad, pero no...