Capítulo 80: <Desafío>

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Brie también miró a los dos hermanos, esperando que no abrieran la boca para delatarla y así lo hicieron, pero no por ella, sino porque sabían que algo estaba ocultando y querían destapar su secreto. Jacob se acercó a Brie, susurrando cerca de su oído.

—Nos vamos mañana, Sylvia.

Él le guiñó un ojo y Brie le dedicó una sonrisa diminuta que sólo él pudo percibir. Mientras tanto, James se encargó de llevarla a la que sería su nueva casa en aquel pequeño barrio, justo al lado de la de Mac y Dexter. Estuvo en contra de aquello, pero no tenía opción, ya que las otras casas vacías pertenecían a miembros del grupo que llevaban días desaparecidos. No pudo evitar acordarse de su verdadero hogar, esa casa era muy similar a la que ella vivía, casi las mismas escaleras, el mismo color de las paredes y hasta el mismo aroma a ambientador de rosas. Respiró aquel aroma con profundidad mientras seguía los pasos de James olvidándose de todo pero recordando la nota que le escribió a Paul hace dos años, la misma que nunca leyó. Su habitación era acogedora, las paredes conservaban el mismo color azul, el mobiliario tal vez algo deteriorado pero bien cuidado. Sintió un pequeño nudo en la garganta cuando se imaginó quién dormía años atrás en esa cama, suponiendo que quizás, en ese mismo momento, alguien estuviera ocupando su cama también.

—Sé lo que estás pensando. No te sientas mal por ocupar el sitio de alguien que ya no está —dijo James—.

Brie se volteó para mirarlo, no le gustaba dar la espalda a nadie cuando iba a mantener alguna conversación, ya fuera normal o violenta.

—Yo no me siento mal por nada. Se notaba que James intentaba ganarse su amistad o su confianza, teniendo mucha paciencia y comportándose correctamente con la joven, aunque eso lo hacía con todo su grupo, pues eran como una pequeña familia con sus más y sus menos. A pesar de su amabilidad, Brie no se lo iba a poner fácil, sino imposible tanto a él como al resto de supervivientes, ya no quería cogerle cariño a nadie más, no después de haber perdido también a Ellen. Tal y como Joey le dijo un día, su mundo estaba rodeado de muerte y destrucción para todo aquel que fuera su amigo.

—¿Prefieres que te enseñe todo lo demás o...? —preguntó James—.

—No soy un bebé, sé cuidarme sola.

El líder asintió y se retiró de allí después de entregarle las llaves de la casa, por fin se hallaba sola rompiendo una vez más las normas, normas que esta vez no tenía intención de romper pero que no le quedó otro remedio que hacerlo. Colocó sus armas en el armario vacío de guardar la ropa, quedándose únicamente con una daga para poder defenderse. Ahora que se quedaba, ya estaba pensando en un plan para vengarse de Mac por haber intentado matarla. Empezó a escuchar pasos que subían las escaleras, Brie sabía que no se trataba de James, tenía un buen oído desde bien pequeña. Supuso que el descuidado líder se había dejado la puerta abierta, o es que alguien era lo suficientemente hábil para forzar la cerradura y entrar sin previo aviso. Llevó su mano a la empuñadura de la daga, estando al acecho por si esa persona intentaba matarla. Sintió aquella presencia dentro de la habitación justo detrás de ella, soltó la daga, sabía que quien fuera el visitante, no quería matarla. Pocos segundos después, se dio la vuelta, encontrándose una vez más frente a Dexter apoyado en el quicio de la puerta mientras la observaba con atención.

—Ambos sabemos que no te llamas Sylvia, Brie. No sé a quién pretendes engañar o de quién escapar, pero conmigo no puedes.

Brie se fue acercando con los brazos cruzados, no tanto para evitar un simple roce.

—Vaya, me has descubierto. Voy a tener que matarte.

—Si lo haces, sólo serás una especie de delincuente.

—Tal vez lo sea. ¿Por qué no vas al grupo y se lo cuentas?.

—Porque sé que algo traes entre manos y no pienso parar hasta averiguarlo. Un día, cometerás un error y yo estaré ahí para verlo.

—Muy bien, campeón. Te deseo toda la suerte del mundo. Aunque no me creas, lo voy sintiendo por ti ya que me acabas de revelar tus intenciones como un tonto, es como si un asesino se presenta ante su víctima horas antes y le dice que lo va a matar. Eres demasiado absurdo.

—¿Me estás desafiando?

—Por supuesto. Además, no tienes ni puta idea de con quién te estás metiendo.

—Tú sólo eres buena con un arma en la mano, pero sin ella, ¿qué eres?.

—Te sorprendería.

—Muéstramelo.

Brie estaba empezando a perder la paciencia, Dexter había entrado sin su permiso y a amenazarla y ahora le pedía que le mostrara qué sabía hacer cuerpo a cuerpo sin armas. No fue por falta de ganas, ese hombre de treinta y ocho años tenía demasiada confianza en sí mismo, pero en una competición contra Brie, era el perdedor.

—Vete, Dexter. No me apetece sacarte las entrañas. Resultaría divertido, y de hecho, cuanto más tiempo sigues aquí, más me tientas a hacerlo.

Dexter rió a carcajadas, Brie hizo lo mismo y de repente, él avanzó un paso hacia ella que Brie retrocedió riendo los dos todavía.

—Maldita hija de puta —dijo Dexter—.

—Lo sé, haríamos buena pareja.

El rostro de él se tornó serio, en una sola frase, lo había comparado con ella en cuanto a maldad o sadismo y eso no le gustó.

—Cuidado, Brie.

—Cuidado, Dexter.

Susconversaciones eran un desafío continuo, no podrían estar demasiado tiempojuntos, pues acabarían por matarse de verdad entre los dos. Digamos que Dexterhabía estado acostumbrado a quedar siempre por encima del resto igual que Mac.Tenía un carácter tan fuerte, que nunca nadie se había atrevido a respirarledemasiado alto, sólo James, por eso igual lo respetaba como líder. Pero derepente, había llegado a su vida un torbellino femenino que no tenía pelos enla lengua ni ningún tipo de problema en contestarle, insultarle o inclusopegarle. Tal vez por eso se odiaban tanto, por ser tan iguales y tan opuestosal mismo tiempo. De nuevo entre el silencio, volvieron a mirarse hasta que fueDexter quien retrocedió para irse y alejarse de ella antes de pelearse y llegara las manos por primera vez. Cuando la vio aquella vez por la televisión, jamáshubiera pensado que estuvieran enfrentándose continuamente, sino todo locontrario. Él pensaba que la chica para una noche sería perfecto tenerla, peroahora que la conocía mejor, no tenía intención ni de tocarla con un palo en lamano, le repugnaba. Y lo mismo pasaba al contrario, pero Brie ni siquieralograba ver el atractivo ni la belleza, al menos, la interna. Lo vio marchar,manteniendo la compostura en el mismo sitio hasta escuchar el cierre de lapuerta de abajo. Brie bajó las escaleras, viendo a Dexter a través de loscristales yéndose a casa, justo a la de al lado. Al desaparecer de su vista, comprobósi la cerradura presentaba marcas extrañas que dieran a entender que hubo sidoforzada, pero no, todo indicaba que James se había dejado abierto torpemente. 

Inmunidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora