Capítulo 34: <Desconfianza>

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A la mañana siguiente de madrugada, sobre las siete y media, Brie fue la primera en despertar, los demás seguían descansando, o al menos, eso era lo que parecía a simple vista. Cargó su mochila a la espalda y salió con sigilo de allí en dirección al río para quitarse el olor a humo de todo el cuerpo. Lo que ella no sabía ni sospechaba, era que Mac ya llevaba despierto varias horas, pero había fingido estar dormido al escucharla salir de la cabaña, saliendo tras ella sin que lograra verlo, yéndose por otro camino que daba al mismo destino. Mac fue el que se adentró más en el bosque, haciendo pequeños ruidos para alertar a los infectados que pudieran encontrarse cerca de la zona. Dos fueron los que consiguió atraer hacia él, llevándolos hasta una de las orillas del río donde, en vez de matarlos, los empujó corriente abajo, siendo arrastrados hacia donde Brie se encontraba bañándose. Su intención era salvar su vida antes que Chris para seguir ganándose su confianza. Brie se encontraba dentro del agua, llevaba puesta una camiseta marrón con el sujetador, nada más. No tenía pantalones puestos, sólo la ropa interior que le correspondía por esa zona. Al sentirse lo suficientemente limpia, nadó hasta donde pudo tocar el suelo con los pies, la arena era bastante escurridiza, debía tener agilidad para no ser arrastrada por la corriente. Cuando salió del agua, se escurrió el pelo con ambas manos hasta que notó una mano agarrando su tobillo con fuerza. Brie resbaló hacia atrás y cayó al agua de nuevo, sintiendo todavía una fuerza sobrehumana en su tobillo derecho. Estaba sumergida, logró abrir los ojos viendo un infectado intentando morderla, pero con el otro pie que tenía libre, empezó a darle patadas a la mandíbula hasta que la soltó, aunque quizás, era la fuerza de la corriente la que hizo que bestia y humana se separaran por completo. Brie salió a la superficie, viendo cómo su cuerpo iba siendo arrastrado y no podía hacer nada para llegar hacia cualquier orilla. Fueron varias ramas las que golpearon su cara con rabia, haciéndole heridas en las mejillas. Sus gritos de auxilio se escuchaban por todas partes hasta que vio una silueta lanzarse de cabeza a rescatarla, nadando hasta agarrarla. Mac parecía saber nadar y luchar contra las aguas, consiguiendo sacar a Brie de aquel peligro tal y como él lo había planeado. Brie tragó un par de tragos de agua, suerte que la habían salvado antes de que se ahogara. Mac la llevó en brazos hasta donde ella tenía la ropa limpia, poniéndole una chaqueta negra por encima.

—¿Qué te ha pasado? —preguntó Mac—.

—Una de esas cosas resurgió del agua y me arrastró hacia el fondo.

—¿Te han mordido?.

Brie miró su tobillo, viendo unas marcas extrañas que, por suerte, no eran de una dentadura.

—No. Si me muerden... ¿Sería una de ellos?.

Mac asintió. Brie suspiró de alivio, tuvo suerte de que no fuera mordida. Cuando se le pasó el sobresalto, se sintió avergonzada al estar frente a Mac en ropa interior. Ella tenía pensado ponerse unos pantalones lo más veloz que fuera posible, pero entonces llegó Chris que, al verla así frente a su rival, una sensación de impotencia lo invadió por dentro tras haberla descuidado o de haber sido más lento que Mac en llegar a su rescate. Corrió hacia ella, preguntándole qué le había sucedido y si estaba bien, que era lo único que le importaba en aquel momento. El temor de Chris desvaneció con el bienestar de la chica, que asintió asegurando encontrarse en perfecto estado sin mordidas en el resto de su cuerpo. El soldado se acercó hacia la ropa de Brie para entregársela a ella, dejando que Mac estuviera junto a la rubia unos segundos.

—Yo no me fiaría de él... —le susurró Mac, con discreción—.

Brie se hizo la despistada, fingiendo no haberlo escuchado y sin embargo, notó en lo más profundo de su mente cómo ciertas dudas hacia Chris la bloqueaban por completo. Tomó la ropa suya, vistiéndose mientras los otros dos le daban la espalda, aunque era tontería, ya la vieron en ropa interior.

Brie recogió las cosas restantes, marchando la primera sin mirar atrás, pensando una y otra vez en las palabras de Mac, rebotando en su cabeza como pelotas de frontón sin parar, sin descanso, provocándole una leve jaqueca porque tampoco quería dudar de Chris después de lo que habían pasado juntos desde que se conocieron. Cuando llegaron al campamento, Chris era quien se encargaba de seguir manteniendo viva la hoguera bajo la aturdida mirada de Brie, que se hallaba con la espalda apoyada en la pared de la cabaña con el trasero en el suelo, pensando en nada, simplemente mirándolo, estudiándolo en profundidad hasta que Mac le hizo compañía para aprovechar su momento de debilidad.

—¿Qué sabes de él? —preguntó con un tono de voz muy bajo—.

—Nada, no sé nada —respondió Brie—.

—¿Y él de ti?.

Brie pensó, la respuesta era más que evidente, Chris lo sabía todo de ella, incluso hasta lo que Brie desconocía de su propia persona. Alzó los hombros, mirando ahora a Mac con atención.

—Todo —respondió Brie—.

—Tú lo sabes todo de mí, pero el que algo calla es porque algo gordo esconde, ¿no te parece? —continuó Mac—.

Brie se quedó mirándolo uno segundos, no respondió a su última pregunta, no obstante, la chica ya no miraba a Chris con los mismos ojos de confianza que antaño. Los ojos azules del soldado se encontraron con los de Brie desde la lejanía a través de las llamas de la hoguera, notando él que algo sucedía por su forma de mirarlo, era una mirada que jamás hubo visto en ella

Ese medio día, era Mac quien debía ocuparse de hacer la comida para todos. Cuando Brie percibió que Chris se acercaba a ella, se metió dentro de la cabaña cerrando la puerta frente a sus ojos, pero él no podía permitirse aquel alejamiento, no después de todo, así que entró dentro hasta ponerse a su lado.

—¿Qué te está pasando, Brie? Me miras diferente, como si estorbara —dijo Chris—.

Brie comenzó a andar de un lado a otro, seria y pensativa sin saber todavía qué responderle.

—Quiero que me digas de una vez quién soy y porqué dos bandos diferentes me buscan. No quiero admirar una parte de mí que no soy, y tú tienes todas mis respuestas.

—Te juro que las tendrás, pero aún no es el momento. No hasta que no estés lista para todo lo que te puede venir encima...

—O sea, que corro peligro. ¿Es eso?.

—Eso es. ¿Confías en mí?.

Brie tragó saliva antes de responder esa última pregunta, pero lo cierto era que no confiaba del todo, no aún, ni siquiera para contarle lo de su colgante ni lo de la placa que encontró bajo el colchón de sus padres en su habitación, tal vez era el enemigo y el colgante era alguna pista sobre el paradero de Chandler y Lexie, y bajo ningún concepto los traicionaría.

—Sí, confío en ti —respondió Brie, mintiendo para no seguir más con esa conversación—.

Ninguno se atrevió a decir nada más, se sentíanincómodos estando juntos, como si se estuvieran odiando tal y como se decían.Brie se fue de la cabaña en primer lugar, sintiéndose dolida sin saber por qué,pero la realidad era que en el fondo, sí le dolería que Chris fuera de los malos,de los que la buscaban para algo en concreto, ya que hubo un instante en el queBrie llegó a sentir cariño por él cuando le dio aquel beso en la frente, unbeso inesperado.

Inmunidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora