Se levantó por la mañana temprano, fue al baño y se lavó la cara con agua caliente. Un milagro caído del cielo que todavía pudiera disfrutar de todo eso. Después desayunó un par de tostadas con mermelada como en los viejos tiempos. Jacob no se retrasó mucho en buscarla, así que dio un par de toques a su puerta y Brie abrió para dejarle pasar, pidiéndole que le diera sólo unos minutos más de margen para coger todas sus armas, no quería dejarse ni una sin coger. Se equipó con ambos botes de ácido, su espada de empuñadura plateada, un par de hachas, sus pistolas y el arco con las flechas. El pelirrojo no aportó nada al verla tan armada, pero sí quedó un poco sorprendido. Al salir de casa de Brie, pasaron por delante de James y Dexter, que hablaban cerca de la muralla. Brie siguió caminando cuando Jacob se detuvo para decir a James que volverían en varias horas, posiblemente se harían días. Cuando el pelirrojo alcanzó a su compañera, la ronca voz de Dexter hizo que ambos se voltearan a verlo.
—Seguro que se van a follar —dijo él—.
—Sí, Dexter. No es mi problema que tú no tengas con quien hacerlo —respondió Jacob—.
El rostro de mal humor de Brie se transformó a un rostro divertido, riendo a carcajadas por el comentario de Jacob hacia el cazador oficial del grupo. Jacob y Dexter no se llevaban del todo mal, la verdad es que a Jacob era imposible odiarlo o simplemente detestarlo. Ambos tenían sus piques como todo el mundo, pero la enemistad que tenían Brie y Dexter era ya demasiado para todo aquel que estuviera en medio de sus enfrentamientos. Dexter era la marioneta de Mac, el malo, el odioso y el insoportable también por muchos supervivientes que residían allí. Igual por eso él no se había ido de ese grupo; porque Mac había caído mejor a los demás y porque así, tenían un techo agradable donde cobijarse del frío y del hambre. De lo que no cabe duda, es de que si Mac se mostraba tal y como era en realidad, caería peor que Dexter, pero Mac era el experto en engañar y manipular a la gente. El gran cazador llegó a tener una aventura sexual con Susan que jamás había llegado a algo más, pues ella le complacía en todos sus deseos mientras lo quería cada vez más, en cambio, él no sentía nada más que un gustoso placer en su miembro viril. Aquella aventura terminó por la presión de Mac, pues siempre le comía la cabeza con ideas absurdas acerca de las mujeres, por eso nunca había amado a ninguna en treinta y ocho años y por eso nunca lo haría, porque a eso lo habían enseñado: a no amar a nadie, ni siquiera a sí mismo. Por decirlo de alguna forma sutil, Dexter era el apestado del grupo igual que ahora lo era Brie, un dúo dinámico de un hombre y una mujer que odiaban al mundo entero y a todo lo que formaba parte de ese mundo. Jacob y Brie subieron a un coche negro que él mismo se encargó de dirigir hasta Atlanta, un viaje de dos horas y media que a la larga se hacía realmente agotador. Brie le echó un ojo al depósito, apenas tenía gasolina y debían repostar antes de quedarse tirados en cualquier cuneta a la espera de un milagro o de una muerte segura.
—Hay un barril atrás, pero debemos encontrar una gasolinera. Casi no nos queda gasolina —dijo Jacob—.
—¿Y nadie es capaz de mover el culo para evitarlo?.
—James lo deja todo para última hora.
Brie bufó ladeando la cabeza, apartando la mirada de Jacob para mirar el terreno que pasaba veloz ante sus ojos a través de la ventanilla del copiloto. Increíble que por esas alturas, un líder dejara todo para última hora, y más un recurso como lo era la gasolina.
—¿Y aún sigue liderando? Deberíais poner a alguien mejor al mando —replicó Brie—.
—¿Como quién; Dexter, Mac? Al oír sus nombres, puso los ojos en blanco, escupiendo fuera del coche por la ventanilla.
—Tú serías el ideal. Sabrías hacerlo mejor que cualquiera de los que están ahí —dijo ella—.
—Y tú. En sólo unas horas has logrado revolucionar media comunidad por no decir entera. Además tienes buenas ideas y el carácter suficiente para manejar el cotarro de todo. No es que no quiera a James, no me malinterpretes, pero es que últimamente está despistado... Apostaría por que alguien a sus espaldas está conspirando para quitarle el puesto.
—Déjame adivinar....¿Mac no tendrá nada que ver con esa conspiración?.
—No quiero acusar sin tener demasiada información.
—A mí ese tío no me engaña... Lo conozco mejor que cualquiera, te lo aseguro.
Jacob siguió concentrado en conducir el vehículo, estaban a punto de salir de la travesía de aquel bosque para desviarse por la autopista, pero entonces, Brie dijo que se desviara por otro camino, juró recordar una gasolinera cerca del lugar donde se hallaban que quizás pudiera servir. Él ni siquiera la cuestionó, confiaba en su instinto y en sus ideas, sabía que Brie era la esperanza que tanto tiempo estaban buscando por todas partes. Fueron minutos largos, la chica llegó a quedarse dormida por unos efímeros instantes, pero despertó al escuchar la voz de su compañero, el cual le indicaba que tenían problemas. Brie notó el coche estacionado a unos metros de la dichosa gasolinera, donde varios infectados merodeaban alrededor, un número considerable que serían difícil de vencer.
—Es perfecta —murmuró Brie mirándola—.
—¿Perfecta? No podemos cruzar.
—Pero tengo un plan para hacerlo. Toda tienda tiene una salida trasera, ¿no?.
Jacob la miró fijamente, negándose ante los planes tan suicidas y kamikazes de Brie; que pretendía atraer a todos los que fuera posible hasta el interior de la tienda mientras Jacob llenaba el barril de gasolina. Un plan estratégico de un dúo más fuerte que cualquier grupo mayoritario.
—Ni siquiera sabemos si habrá gasolina.
—Claro que la hay. Seguro que todo aquel que ha pasado por aquí ha pensado lo mismo que tú.
—Estás loca, Brie... Muy loca.
—Es hora de trabajar en equipo. Te he dejado la parte más fácil, no me digas que te vas a poner a llorar ahora. Ya estamos aquí.
Brie puso un pequeño puchero infantil para terminar de convencer a Jacob, el cual accedió a regañadientes. Ella tenía razón y podría dar resultado, pero sí que era verdad que era demasiado arriesgado sin haber comprobado antes la salida trasera, ya que si no disponía de la misma, quedaría atrapada para siempre.
—Acerca el coche a los depósitos cuando quede todo más o menos despejado. Tendrás cinco minutos como máximo. En cuanto salga, yo iré directamente hacia ti y nos largaremos.
—Lo ves todo tan sencillo...
Brie le dio un par de palmadas en su hombro,guiñándole un ojo antes de salir del coche y desenfundar su espada, no le interesabahacer demasiado ruido para atraer a otro grupo más.
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Inmunidad.
Gizem / Gerilim< El mundo ha sido cautivo por un virus letal que convierte a las personas en muertos vivientes y, un poderoso científico, es el causante de tal atrocidad, creyendo que nadie es capaz de detener su horrible plan de destruir la humanidad, pero no...