Capítulo 151.

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[ EN LA ACTUALIDAD: OCÉANO ATLÁNTICO ]

Y todo se volvió azul de repente; el cielo parecía reflejarse sobre las aguas del océano por donde Erron y Brie navegaban; ella al mando del navío todavía con la brisa abofeteándole la cara revolviéndole la lacia melena rubia que ondeaba dejando al descubierto su rostro, su precioso rostro con esas esmeraldas por ojos que no perdían de vista el rumbo a seguir. Por no hablar de su mente, la cual se encontraba verdaderamente saturada por tantos pensamientos, dudas e incluso miedos que relacionaban a Dexter y a todo lo que pudiera sucederle. Erron lo sabía, tal vez no la conocía desde hacía años, pero algo lo unía mucho a la personalidad de la chica, por lo que llegaba a saber, en cierto modo, lo que rondaba por su pequeña e inquieta cabeza. El mayor abandonó el asiento y fue a por un par de barritas energéticas y una botella de agua que más bien, se palpaba caliente. Deslió una de las barritas, ofreciéndosela a Brie en primer lugar. Ella la cogió, llevándosela a la boca en bocados gigantescos sin dirigirle la palabra, digamos que aún seguía enfadada con él por haberse atrevido a seguirla y a formar parte del viaje sin su consentimiento. Era terca, no tenía remedio.

⸺¿Vas a estar así todo el día? Digo, sin dirigirme la palabra ⸺dijo Erron⸺.

⸺Cállate.

Erron desvió la mirada de su hermana y la centró en el camino, pero ver tanto azul por todas partes le producía dolor de cabeza y necesitaba distracción donde se incluyera una buena charla de algo interesante.

⸺Un día cogí una almohada de la cama... ⸺dijo Erron⸺.

Brie frunció el ceño de inmediato sin entender qué decía, por lo que se dignó a interrumpirlo.

⸺Cierra el pico, joder. Harás que me desconcentre.

⸺Esa almohada... ⸺prosiguió el de orbes grises⸺. Era mi arma más letal en ese momento para matarte.

Y Brie lo miró de mala gana, intentando disimular que el tema de conversación se volvía interesante.

⸺No lo pensé dos veces, necesitaba quitarte de mi camino. Te envidiaba, sólo yo quería ser el centro de atención de nuestros padres. Me dirigí a mi cuarto, cogí dicha almohada y corrí veloz hacia tu cuna para cortarte la respiración como un verdadero psicópata. Y entonces me miraste con esos ojos que mostraban ignorancia pura, bondad e incluso una pizca de rebeldía. Me sentí vulnerable ante un bebé, me sentí débil por primera vez en toda mi puta vida y pensé, pensé que cómo era posible que alguien tan diminuto me hiciera reaccionar con tan sólo fijar sus ojos en los míos. A pesar de eso, alcé mi arma y tú te carcajeaste, creías que yo jugaba y eso me hizo sentir todavía peor, más gilipollas. Creo que algo similar te conté en la prisión. Sólo entonces entendí que no podía matarte, sino protegerte. Conforme fuiste creciendo no podía evitar quererte, enorgullecerme por ti mientras que yo, por otro lado, le hacía daño a los demás. Aún sigo agradeciendo que desapareciera, tú me habrías odiado y yo no podría haber cargado con tanto peso encima.

Erron no apartó la vista de Brie, y Brie no la apartó del océano hasta que dejó de escuchar su voz, sintiendo mil punzadas en su estómago recordando a la vez que, con tan sólo diez años, Erron le leía cuentos infantiles.

⸺Si me odias porque intento protegerte, ódiame lo que te plazca. No pienso cometer el error de volver a dejar atrás a mi familia ⸺dijo él⸺.

⸺No te odio ⸺confesó Brie⸺.

Llegó el silencio.

⸺He intentado saber de ti por mucho tiempo y si estoy así es porque te estoy llevando a una muerte segura en contra de mi voluntad.

⸺Deja de pensar en ti por un momento y deja que los demás decidan qué quieren hacer.

Brie volvió a callar, eso ya se lo habían repetido muchas ocasiones, no obstante, su instinto era tan protector, que incluso se volvía autoritario y posesivo hasta el punto de no dejar a los demás decidir por sí mismos.

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