Al cabo de un par de días, una serie de gritos masculinos interrumpieron el sueño de muchos. Brie pudo reconocer el de Dexter por ahí entremedias y después todos comenzaron a oír pasos que se acercaban hacia ese mismo pabellón. Ella podría pensar que se trataba de una "buena" noticia como podría ser la vuelta de Dexter a su celda, aunque la realidad era otra que no tenía nada que ver con lo que Brie supuso unos segundos. Ray llevaba a Dexter agarrado del pelo tirando con fiereza hacia atrás. Todos pudieron contemplar que en su otra mano libre, llevaba un cubo de agua y un trapo sucio camuflado dentro de éste. El corazón de Brie encogió mientras su temor se hacía cada vez más grande al pensar en lo que iba a pasar a continuación. Ray arrodilló a Dexter frente a sus compañeros. Brie, con las manos pegadas en los barrotes, buscaba a un Dexter que ahora tenía un aspecto espantoso. Los amantes se volvieron a cruzar miradas y, de pronto, la suela del zapato de Ray, tumbó la figura del cazador boca arriba colocándole el pie encima del pecho ejerciendo presión sobre la caja torácica hasta que escuchó de su garganta, cómo se asfixiaba. Brie apretaba los barrotes y los golpeaba con la punta de sus pies, chillando y suplicando que lo liberaran de inmediato. Ray levantó la suela del pie del pecho de Dexter, inclinándose para coger el trapo húmedo que se hallaba dentro del cubo y lanzárselo a Doble Erre, el cual se moría de ganas por hacer aquello al amor de la persona que mató al suyo de forma antropófaga y sin miramientos.
Doble Erre agarró el trapo que antaño fue una toalla y se acercó al cuerpo tendido de Dexter cuando Ray hizo una leve y molesta presión sobre su pecho. Doble Erre se arrodilló tras la cabeza del contrario y mojó nuevamente la toalla para, de un solo movimiento, colocarla en el rostro de Dexter escurriendo la misma con tal de ahogarlo.
Las lágrimas de rabia y aflicción salieron por las joyas verdes de Brie, que seguía suplicando por su vida golpeando los barrotes de la celda, aquellos que le impedían salir y correr a ayudarlo contra un pequeño ejército de presos. Dexter pataleaba en el suelo queriendo liberarse de esa asfixiante tortura que lo tenía al borde de la muerte. Sentía el agua invadir sus pulmones a una velocidad tormentosa y rauda. Quería toser, pero la fuerza que Doble Erre ejercía sobre el trozo de la tela era demasiada, así como la presión punzante y desgarradora en su pecho por culpa de Ray.
Su final se acercaba. Brie pudo asimilarlo, y si veía ante sus ojos morir al amor de su vida, que Dios se apiadara de los susodichos criminales, porque Brie pensaba vengarse de una manera atroz sin compasión, utilizando métodos mucho peores hasta vaciar la sangre de ambos cuerpos de la peor de las maneras. Cuando alguien le pisaba los talones a esa mujer, podría ser una auténtica máquina de matar, posiblemente la número uno a nivel mundial, ya que su crueldad estaba completamente desquiciada y en ella no regía ninguna norma de auto control.
Todo cambió cuando Ray detuvo el espectáculo apoyando ambos pies en el suelo ordenando a Doble Erre detenerse. A lo primero, él no estaba dispuesto, quería matarlo y vengar a la mitad la muerte de Eva, pero Ray le arrebató ese trapo maloliente de manera implacable y lo atisbó con mala cara. Odiaba cuando alguien no le obedecía, y Doble Erre ya llevaba acumulados varios puntos para rifarse un castigo que le quitara las tonterías.
Dexter se reincorporó en el suelo sentándose y llevándose las manos al cuello, tosiendo una y otra vez completamente con el color morado en su piel hasta sentir nuevamente el oxígeno llegando a sus pulmones.
⸺Un error más, y te mato. Es fácil ⸺dijo Ray, dándole un leve embate por detrás revolviéndole el pelo⸺.
Ahora era Dexter el que observaba a Doble Erre con ganas de matarlo también. Los hilos de odio no habían hecho más que empezar a tejerse entre hombres libres y convictos, todo eran ajustes de cuentas, torturas y asesinatos una vez por semana.
⸺Y ahora... ⸺dijo Ray dándole un golpe a los pies de Dexter⸺. Mueve el culo de mi suelo y baja a limpiar la cocina.
Dexter se levantó con la ayuda de un par de hombres que lo arrastraron a empujones hacia la cocina para que la limpiara. Ray prefirió quedarse un momento, alguien necesitaba un ultimátum para que entendiera quién mandaba allí. Alcanzó la toalla del suelo y, como un rayo, lanzó la misma a la cara de Doble Erre. Antes de que pudiera quitársela, una de las manos de Ray agarró su cuello con solidez e hincó las uñas en la nuez del contrario acercando su rostro al ajeno utilizando un tono intimidante.
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Inmunidad.
Misteri / Thriller< El mundo ha sido cautivo por un virus letal que convierte a las personas en muertos vivientes y, un poderoso científico, es el causante de tal atrocidad, creyendo que nadie es capaz de detener su horrible plan de destruir la humanidad, pero no...