Capítulo 126.

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Como bien se predijo, la calma y la serenidad llegaron a Sheller, mas aún quedaban ciertas cosas que poner en orden, cosas de las que Brie prefirió ocuparse como, por ejemplo, comprobar el estado de los vehículos estacionados al otro lado de la muralla. La líder había madrugado temprano para salir al exterior y comprobar qué tal estaban los neumáticos de las motocicletas y los coches. Como bien se esperaba ella, unas cuantas ruedas estaban agrietadas y tenía que cambiarlas por otras nuevas. Nunca antes cambió ninguna, mas sí había visto a su padre hacerlo durante un viaje al parque de atracciones cuando se les pinchó una de las ruedas traseras. Por ese entonces, Brie tenía catorce años y desde siempre fue curiosa y observadora, siempre le encantó descubrir cosas nuevas y poder hacerlas ella misma.

Claire, esa misma mañana, miraba desde el puesto de guardia y se ofreció a echarle una mano, pero Brie le dijo que no era necesario, que se las sabía apañar sola como siempre había procurado hacer desde los dieciocho años. En sesenta minutos, logró cambiar las cuatro ruedas de un coche que ahora lucía perfecto y elegante a pesar de la suciedad que lo adornaba. Luego se dirigió hacia una de las motocicletas; una de las ruedas delanteras, deshinchada y foja, requería la ayuda de Brie.

Alcanzó la bomba de aire y se encargó de inflarla justo cuando a la memoria, se le vino la imagen difusa e irreconocible de Erron conduciendo una idéntica a esa, posiblemente la hubo robado a un motorista profesional. Se hallaba en su habitación cuando Lexie y Chandler le exigían que la devolviera a su dueño original y, en lugar de eso, se encargó de pintarla de otro color y retocarla para que el dueño no la reconociera ni pudiera reclamarla. Llevaba una vida de delincuencia y eso nadie logró cambiarlo salvo Brie, con la que dejaba de ser un demonio para ser un ángel.

Despertó de aquel recuerdo de repente, era inútil atascarse en el pasado cuando las cosas iban más o menos bien. Odiaba no recordar a su propio hermano, aunque era normal puesto que ya se sumaban once años de desaparición sin pistas ni una sola huella que pudiera dejar. Tan sólo una simple hipótesis que ni era válida.

Terminó de inflar la rueda y percibió tras de sí unos pasos acercándose que salían de Sheller. Y por la chulería al pisar la arena, no le hizo falta darse la vuelta y comprobar de quién se trataba. Brie lo reconocería sin tan siquiera mirarlo directamente.

⸺Qué madrugadora ⸺dijo Dexter⸺.

Brie se levantó y sacudió los restos de tierra y piedras de su pantalón vaquero, mirando a Dexter.

⸺Se dice buenos días ⸺dijo ella, sonriendo⸺.

⸺Considéralo como tal.

Dexter se sentó en el sillín de la moto, iba vestido acorde a salir a dar una simple vuelta lejos de la comunidad y volver dentro de unas horas. Y él era un tipo que odiaba estar siempre en el mismo lugar encerrado. Brie lo observó con su chaqueta de cuero negra, sus pantalones casi ajustados y las botas de montaña marrones. Estaba increíblemente atractivo con esa ropa. Siempre lo había pensado así, pero eso ella nunca lo diría.

⸺¿Vas a salir? ⸺preguntó Brie⸺.

⸺La idea era contigo. Necesito compañía.

Brie miró la moto y después a Dexter. La verdad es que le encantaría salir con él pero no tenía ni idea de manejar una moto a pesar de que siempre le había gustado.

⸺Tal vez en otra ocasión ⸺respondió Brie⸺.

Dexter supo con tan sólo ese tono, que no sabía montar en moto por su cuenta.

⸺¿Acaso no sabes conducir una moto? ⸺preguntó él⸺.

⸺Claro que sé.

⸺Entonces vámonos. ¿Qué otra cosa mejor hay que hacer?

Inmunidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora