Pasaron unas cuantas horas, concretamente ya se había hecho de noche. Claire logró salvar la vida de Brie, aunque todavía estaba un poco inestable y bastante débil de salud. Jacob quiso entrar a verla en primer lugar, pero James le pidió hacerlo él primero, necesitaba hablar con ella después de haber sido duro con la chica. Una vez dentro, arrastró una silla hasta llegar a colocarse sobre ella cerca de Brie, la cual abrió los ojos al sentir un ligero ruido dentro de la habitación.
—Tranquilo, me iré en cuanto termine de recuperarme —dijo Brie un poco con la voz ronca—.
—En realidad venía a pedirte disculpas por pedirte que te fueras.
Los ojos verdes de Brie se fijaron en los de James.
—No quiero quedarme, James. Sólo he causado problemas.
—Pero nada que no se pueda solucionar. Entre casi todos hemos decidido que puedes seguir con nosotros.
Brie prefirió no preguntar qué grupo formaba ese "casi", pues seguro estaban los dos de siempre: Mac y Dexter. Justo ahí, Claire entró dentro, tocando la frente de la chica para ver si la fiebre le había bajado. Brie comprendió ahora a quién le debía la vida, así que James se levantó de esa silla para dejarlas a solas, tenían mucho que decirse. La puerta se cerró, Claire estaba desinfectando los materiales que había utilizado. Al principio, le costó salir de aquel atasco. Una batalla campal entre el orgullo y la razón se estaba formando en su interior.
—Lo siento —dijo Brie—.
—Ahora ya estamos en paz —respondió Claire—.
Juró que hacía años que no pedía disculpas por algo, preguntándose si de nuevo, estaba volviendo a ser la chica vulnerable que un día fue. No obstante, no estaba siendo así, simplemente se estaba dando cuenta de sus errores y de que con ellos, hacía daño a la gente. Por un momento, logró empatizar con Claire con tan sólo mirarla. No podía haber algo peor que ser doctora, tener una hija con cáncer y no poder hacer nada salvo alegrar sus días con juguetes y dejándola disfrutar de su niñez. Ahora entendía también a Cora, a Jacob tras esa conversación sentados en el borde de la piscina. Sabía que debía enmendar aquella metedura de pata, por lo que se le vinieron un par de ideas a la mente para sorprender a Cora, la niña que se estaba ganando su corazón a pasos gigantescos. Por último, recibió la visita de Jacob, los dos se alegraron de verse de nuevo, incluso él le pidió perdón por la forma en la que la había mirado cuando fueron a preguntar por el paradero de Cora.
—Sé que he hecho cosas mal, pero por favor, no vuelvas a mirarme así —le pidió Brie—.
Eso fue lo que en parte, pudo destrozar a Jacob, sabía que no hizo bien y ahora estaba arrepentido, pero su amistad no había nada que no pudiera perdonar, así que todo volvía a estar en completa normalidad y armonía. La relación de Jacob y Brie se hacía más fuerte, eran como un padre y una hija desde el primer momento en que se conocieron, y por ahora, era la amistad que más estaba resistiendo en un Apocalipsis, ya que Brie acostumbraba a perder todo lo que le importaba.
Pasaron los días, Brie ya estaba completamente recuperada y lista para salir al bosque a cazar aunque fuera en compañía de Dexter. El torbellino femenino se había calmado un poco, aunque seguía sin relacionarse demasiado y comía en completa soledad dentro de su casa, todavía no conocía a muchos de los miembros que se encontraban en Sheller, tampoco es que le interesara, seguía empeñada en no amistarse con nadie, ese era su escudo protector ante el dolor. Una tarde, James la vio salir de su casa con todo el equipo de armas y con una coleta alta. Iba acompañado por Dean, un joven boxeador también conocido en el mundo del deporte cuyos ojos azules podían resplandecer en plena oscuridad. Dean era curioso y estaba acostumbrado a cuidar su imagen física, por lo que iba peinado con un perfecto tupé hacia el lado izquierdo, su pelo castaño claro brillaba mucho más bajo la luz solar y sí, solía ir sin camiseta dejando a relucir sus marcados abdominales y rompiendo corazones, ya que tenía jovencitas detrás de él a sus veinticinco años.
—¡Sylvia! —gritó James—.
La chica se detuvo yendo hacia ellos mientras ella y el boxeador intercambiaban alguna que otra mirada, ni siquiera le sonaba su cara, claro que era normal, apenas salía de casa.
—¿Vas a salir? —preguntó James—.
—Sí, un momento. Necesitaré un coche si no te importa. Es un viaje largo.
—¿Necesitas compañía? —preguntó Dean—.
—La tuya no, gracias.
James rodó los ojos mientras que Dean sonrió ampliamente. Vaya, otro chulito de turno dentro de la comunidad.
—Coge lo que necesites —dijo James—.
Brie asintió amodo de agradecimiento y salió por la puerta de entrada, tenía un viajependiente a Atlanta para darle una sorpresa a Cora por muy extraño quepareciera. Tras escoger un coche y hacer un puente, salió a toda velocidad deSheller en dirección a Atlanta, no quería perder mucho tiempo para llegar justoa la hora de la cena sin tener que preocupar a Jacob. Fue una hora y media deviaje, cada día estaba más destruida la ciudad, pero recordó un rincón en elque le gustaba pasar las horas cuando era pequeña y llegaba la Navidad; unagigantesca tienda de juguetes donde le encantaba perderse mirando lasestanterías. Sabía que el lugar estaría más o menos intacto, ¿quién buscaríajuguetes en pleno fin del mundo?.
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Inmunidad.
Mister / Thriller< El mundo ha sido cautivo por un virus letal que convierte a las personas en muertos vivientes y, un poderoso científico, es el causante de tal atrocidad, creyendo que nadie es capaz de detener su horrible plan de destruir la humanidad, pero no...