Los días pasaron. Ray prohibió las visitas a la todavía paciente herida. Su idea por conseguir la cura se hacía cada vez mayor y hasta podría llegar a obsesionarse si no dejaba de pensar siempre en lo mismo. Uno de los últimos días de recuperación, Erron fue el encargado de llevarle agua y comida. La verdad es que no se atrevía demasiado a mirarla a la cara porque sentía vergüenza de sí mismo al pensar en las barbaridades que había cometido durante catorce años y durante su vida para ser exactos. Digamos que el destino de Erron siempre habían sido las malas decisiones, los errores, la delincuencia, la violencia. Destino que podría cambiar gracias al reencuentro con su hermana pequeña. Gracias a ella, vivía las cosas algo más diferentes.
Él dejó la comida encima de la mesa que había tras ella y desvió la vista de Brie sin saber si dirigirle la palabra o no.
⸺¿Ahora tú eres su sirviente? ⸺preguntó Brie en un tono huraño⸺.
⸺Cállate...
⸺¿Qué tiene ese tío para que todos tiemblen con tan sólo una orden? No es para tanto.
⸺Le debo cosas. Entre ellas, mi vida. Desde entonces él decide si perdonármela o arrebatármela.
⸺¿Y te parece normal?
⸺He estado más de la mitad de mis años encerrado en esta prisión y acabé siendo de su confianza. No conozco otra vida mejor.
Brie se sentó en la cama y se cruzó de brazos atravesando la mirada de Erron como estacas.
⸺Creo que ya eres mayorcito para tomar una decisión correcta. Pero tú me ayudarás a hacer una cosa primero ⸺dijo ella⸺.
⸺No puedo sacarte de aquí.
⸺Eso ya lo sé, pero sí que puedes echarme una mano.
Erron parecía no estar completamente decidido. Brie cerró los puños de ambas manos y golpeó la camilla con sumo vigor.
⸺Me lo debes por los años que te he necesitado ⸺dijo ella⸺.
Ambos se quedaron mirando en silencio. Erron parecía ser esclavo de su propio pasado lleno de delincuencia y no parecía ver más allá que una vida de mierda, mas las últimas palabras de Brie le hicieron reaccionar de forma positiva. No quería que estuviera allí prisionera por el resto de los años como lo estuvo él.
⸺¿Qué necesitas de mí? ⸺preguntó Erron⸺.
Brie pudo responder que lo necesitaba todo. Pero no tenía la certeza de que eso fuera a servir de algo, por lo que prefirió ir al grano.
⸺Papel y tinta ⸺respondió ella⸺.
Erron asintió mientras pensaba dónde poder conseguir ciertos materiales.
⸺Lo traeré en cuanto me sea posible.
Él se dio la vuelta y Brie lo vio marchar a pasos acelerados, cuanto más tiempo pasaba junto a Brie, más se replanteaba su futuro y eso poco le gustaba. Brie miró la comida que Erron le trajo, no tenía hambre y la dejó ahí abandonada para sumergirse en sus pensamientos. Ojalá cambiara su opinión si estuviera dispuesto a abandonar a Ray e iniciar una nueva vida desde cero. Y si mal su instinto no le fallaba, algo internamente le decía que su hermano abriría los ojos antes de que fuera demasiado tarde. Esa misma noche, Erron volvió con la tinta y el papel que ella había pedido, mas aún le quedaba otra misión que cumplir y era dejarla salir a las alambradas que protegían la prisión en caso de hordas de caminantes.
Se vio capaz para echarle una mano a salir, todos dormían y, casualmente, Erron era el que hacía el turno de guardia, por lo que no le resultaría difícil dejarla salir al exterior. Veloz, Brie escribió un mensaje para los que aún quedaban en Sheller:
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Inmunidad.
Mistero / Thriller< El mundo ha sido cautivo por un virus letal que convierte a las personas en muertos vivientes y, un poderoso científico, es el causante de tal atrocidad, creyendo que nadie es capaz de detener su horrible plan de destruir la humanidad, pero no...