Los seis ojos seguían fijos en la rubia hasta que se abrieron las puertas de golpe para ir todos a una a por la misma persona. Brie no lo pensó, disparó la flecha que fue a parar al pecho del piloto, derribándolo de espaldas contra el suelo. Los otros dos, portaban machetes como única arma de defensa y Brie, para divertirse un poco, se equipó con una flecha en cada mano igualando el combate. No quería que la rápida velocidad de unas simples balas le quitaran emoción a esa situación. Primero se acercó uno, Brie pasó por debajo de la axila del oponente y le dio un codazo trasero a la altura de la nuca. Luego, el segundo, atacó de la misma manera y ella esquivó el golpe, rodeándole el cuello con el antebrazo izquierdo, bloqueando la movilidad del brazo derecho tras su espalda para que la extremidad se rompiera si intentaba defenderse. El primer atacante se dio la vuelta y cogió una pistola que tenía escondida bajo la túnica. Fue tan veloz, que Brie apenas tuvo casi tiempo de reaccionar, pero consiguió cubrirse de la bala con el cuerpo que tenía inmovilizado y éste, cayó cuando la bala atravesó la máscara y comenzó a colorearse de color carmesí.
El que quedaba, echó a correr de nuevo con el machete en mano y Brie apartó el cadáver hacia un lado, volviendo a esquivar los golpes que iban directos a rebanarle el pescuezo por tener el valor de resistirse tanto a ser apresada. Cuando fue a alzar el machete, Brie sujetó la muñeca con ambas manos y le propinó un puntapié a la altura de una de las rodillas para hacerlo caer. El daño hizo que el enmascarado soltara el arma y ella golpeó su estómago en varias ocasiones haciéndolo caer boca arriba. Le colocó la suela de la bota en la garganta y se inclinó tirando de esa máscara blanca sin llegar a conocer al hombre que había debajo de ella.
⸺Tú me vas a llevar a tu guarida. De lo contrario, haré más fuerza con el pie y no pararé hasta que tu garganta cruja bajo mi suela.
El casi asfixiado extraño, no parecía querer ceder a los deseos de Brie, era como si quisieran proteger ese paradero aunque eso les llevara a una muerta segura. Sin piedad, Brie comenzó a hacer presión con la suela de su pie sobre la garganta, algo en su interior le decía que esos tipos sabían dónde estaba Dexter. Si mal no recordaba las palabras de Lars, ellos fueron los responsables de la caída de Sheller. Pero Brie no contó con que al primero que disparó, se acercaba tras ella a pasos lentos. El muy canalla estuvo fingiendo su muerte por unos minutos hasta encontrar el momento ideal para atacar. Antes de matar al otro de asfixia, el malherido con la flecha en el pecho, clavó la punta de una jeringa sobre su cuello y Brie cayó sentada en la arena comenzando a marearse. Fuera lo que fuese que le inyectara, estaba haciendo un efecto veloz en su organismo hasta que cayó desmayada por completo.
Se encargaron de amordazarla, de atarla con las manos a la espalda y de pies con un fuerte nudo de una cuerda rasposa y gruesa. La montaron en la parte descubierta y trasera de la camioneta mientras el copiloto la vigilaba atentamente cerciorándose de que no saltase. Durante el trayecto, Brie soñó con la prisión de Ray, aunque más que un sueño, fue una realidad que volvió a recobrar vida en su memoria. En ese sueño, pudo reconocer la cara de Lars mientras lanzaba las granadas de humo contra el suelo para huir, así como también recordó haberlo visto en un par de ocasiones por ahí vigilando o simplemente paseando con una ametralladora en sus manos.
Veinte minutos después, Brie despertó de mal humor al saber que Lars también era un maldito cómplice de las barbaridades de Ray y pensaba cogerlo por banda en cuanto lo volviera a ver. Brie alzó la vista, se acercaban a terrenos húmedos y vegetativos, no recordaba haber visto algo similar. Puede que ahora entendiera por qué su guarida estaba tan lejos y tan bien escondida. De pronto, un coche salió por otro camino a gran velocidad poniéndose tras la camioneta. Brie logró asomarse, el piloto era aquel chalado que al final, pareció saber más de lo que hablaba. Lo miró con mala cara y Brie volvió a caer de espaldas tras sentir cómo el vehículo donde se encontraba secuestrada, aceleraba a la velocidad de un rayo. El coche que Lars conducía logró ponerse al lado de la camioneta y las balas empezaron a llover. El cuerpo de Brie chocaba contra los laterales de la camioneta por culpa de los volantazos adrede que el piloto provocaba para liberarse de Lars, quien se empeñaba en ser el único vencedor de la batalla. Por mucho que ella intentaba reincorporarse, seguía cayendo con extrema facilidad, sobre todo teniendo sus extremidades atadas. Para soltarse, se sentó e intentó mantener el equilibrio hasta ponerse frente al cristal que dividía la parte interior de la exterior de la camioneta. Haciéndose daño y tensando al límite sus músculos, Brie intentó colocarse las manos por delante pasando con las piernas por el hueco libre que sus brazos atados dejaban al aire libre. La maniobra fue cosa de flexibilidad y empeño para lograrlo. Desatarse por detrás y sin ver nada era mucho más complicado. Tras cinco minutos de intento, Brie ya tenía las manos donde podía verlas. Convirtió las palmas en puños y golpeó el cristal divisorio para cortar las cuerdas con los restos afilados. Llevó la cuerda hacia ellos y agitó los brazos con fuerza hasta desatarse. El resto fue fácil, ya que tardó menos de un minuto en estar completamente desatada.
ESTÁS LEYENDO
Inmunidad.
Mystery / Thriller< El mundo ha sido cautivo por un virus letal que convierte a las personas en muertos vivientes y, un poderoso científico, es el causante de tal atrocidad, creyendo que nadie es capaz de detener su horrible plan de destruir la humanidad, pero no...