La noche cayó encima de ellos y Brie pudo darse cuenta de que estaba demasiado cerca de casa, sintiendo una enorme necesidad de ir aunque sólo fuera por unos minutos, tenía la intuición de que encontraría algo allí dentro. Pero aún faltaba expedición; debían encontrar a los siete miembros desaparecidos de la comunidad que lideraba James, los mismos que se dividieron en medio de una emboscada cuando los zetas empezaron a aparecer por todos los rincones. Jacob recordó un taller mecánico cerca de la zona, igual sus compañeros pudieron refugiarse allí o en algún edificio vecino. Él iba delante, guiando a Brie mientras que, al mismo tiempo, ella cubría la espalda de Jacob y la suya propia, teniendo cuidado al cruzar o girar alguna calle por si debían luchar para defender sus vidas. A lo lejos, una alambrada abierta y, tras la alambrada, coches abandonados por los que alrededor, caminaban varios infectados despistados, atrapados dentro de su propio cuerpo. Al fondo de esa explanada, una puerta negra cerrada con un candado y un letrero arriba con espray naranja con un nombre bastante familiar: "SHELLER". Brie arrugó las cejas, extrañada por ver su apellido plasmado justo ahí, algo que no podía significar nada bueno.
—Es aquí —dijo Jacob—.
—¿Estás seguro?. ¿Cómo lo sabes?.
Jacob señaló la pintada de color naranja y Brie, sin entender nada, se encogió de hombros.
—Así se llama nuestra comunidad —respondió él—.
—Espera, ¿le has puesto mi nombre a la comunidad de James?.
—Así es. Me dejó decidir y elegí ese nombre. Seguro que Dexter ahora no lo puede ni ver.
—Que se joda. Pero tal vez deberías cambiarlo, ¿te recuerdo quién soy?.
Pues no, lo cierto era que Jacob había olvidado por un momento que su amiga era una de las más buscadas en pleno Apocalipsis, pero claro, también debían comprobar si los miembros desaparecidos estaban tras aquella puerta. El pelirrojo fue quien se echó atrás ante la idea de que algo malo pudiera pasarle a Brie.
—Deberíamos buscar en otro sitio —dijo él—.
—Ni de coña. Sea lo que sea, yo voy a atravesar esa puerta. He llegado hasta aquí para algo y eso es lo que voy a hacer aunque sea lo último que haga.
—Podría ser una trampa.
—Bueno, yo tengo mis recursos para escapar. Céntrate, Jacob, necesitaré tu ayuda una vez más. El candado que cierra esa puerta sólo yo puedo abrirlo, así que necesito que hagas un poco de ruido para quitarme a esos cabrones justo cuando me esconda detrás de ese coche —señaló un Renault Megane azul oscuro—.
—No estás siendo lógica. Me acabo de dar cuenta de que esa puerta está cerrada por fuera, si estuvieran allí dentro, ¿qué clase de mago se encierra desde fuera y luego vuelve a entrar?.
En cierta parte, aquello le hizo reaccionar un poco, pero debía pensar en todas las posibilidades que tenía a mano para barajarlas y tener con qué jugar mejor.
—Pero también han podido ser víctimas de algún traidor. Se acabó, Jacob. Me voy a jugar el culo, espero que si todo sale bien, me des las gracias —dijo Brie, sacando una daga—.
—¿Por qué haces esto? Mi gente no es que te importe demasiado.
—Pues no, pero tú sí y te debo muchas cosas, recuérdalo. Ahora concéntrate y haz lo que te he dicho.
Justo cuando Brie fue a pasar por la alambrada abierta, se escucharon gritos y disparos dentro del interior de la puerta sellada con candado, los muertos se fueron dirigiendo hasta esa misma puerta, golpeándola para entrar. Los planes se habían roto, así que Jacob acompañó a la rubia para matarlos y poder despejar la puerta. Sabían que no era una trampa, que había gente allí dentro. Al eliminar a los podridos, Brie sacó de su bolsillo un par de artilugios pequeños que introdujo en la cerradura, haciéndolos girar de una forma extraña hasta que pudo retirar el candado, el resto era demasiado fácil. Sólo era tirar del picaporte hacia abajo y pasar dentro. Rápidamente, Brie retrocedió junto con Jacob Estando a punto de resbalar cuando salieron unos cuantos gules del interior. Brie guardó su daga, sacando la espada en una mano mientras que en la otra, sacó una pistola con silenciador. Por el contrario, Jacob portaba dos pistolas silenciosas también. Empezaron una batalla, disparos iban y venían; ella se dividió por un lado de la calle y él por otro para hacerlo todo más sencillo. Corriendo, Brie se subió al capó de un coche donde ahí subida, se estuvo ocupando de todo aquel caminante que se acercaba, al menos ahí subida estaba a salvo de cualquier peligro. Combinó disparos con los giros y golpes rápidos de la espada hasta que en menos de cinco minutos, se deshizo de todo aquel podrido.
Miró al frente, Jacob aún tenía un pequeño corro de seguidores, así que, de un salto, pisó tierra y se aproximó corriendo hacia donde estaba su compañero también subido en un coche, que la vio desde lo lejos acercarse.
—¡Vete! ¿Estás loca? —le gritó él—.
Obviamente,Brie no hizo caso y comenzó a matar a los infectados desde el suelo, llamandola atención de más de la mitad que acorralaban a Jacob, pero Brie sabíadefenderse a la perfección y no tardó ni medio segundo en cambiar una pistolapor un hacha cuando se quedó sin munición. Era rápida, posiblemente más que latrayectoria de una bala, sabía retroceder a tiempo para no ser alcanzadamientras seguía matando. Jacob logró deshacerse de los que rodeaban el cochepara poder bajar y ayudar a Brie, pero ella le pidió que se largara a comprobarel interior de la puerta que habían abierto dentro del taller. Enprincipio se negó, pero Brie se lo pidió entre gritos de enojo y Jacob no eracapaz de contradecirla, así que le hizo caso, ella podía seguir defendiéndosesin ayuda.
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Inmunidad.
Детектив / Триллер< El mundo ha sido cautivo por un virus letal que convierte a las personas en muertos vivientes y, un poderoso científico, es el causante de tal atrocidad, creyendo que nadie es capaz de detener su horrible plan de destruir la humanidad, pero no...