Vociferador.

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Me encontraba caminando al invernadero junto a mi hermana y nuestros amigos rumbo a la primera clase del día, Herbologia. Harry iba comentándonos lo que le había pasado con aquel elfo doméstico que decía llamarse Dobby. Todos lo escuchábamos con atención mientras nos aproximábamos al invernadero. Al llegar allí mi hermana se despidió de nosotros y se fue junto a los de Slytherin, pero en lugar de ponerse junto a Draco se junto con aquel chico llamado Zabini. Dirigí una mirada rápida hacía Draco y vi como ponía mala cara al ver como mi hermana se situaba junto a Zabini. Aparte mi vista y me situé junto a Ron. Harry se situó al otro lado del Ron mientras que Hermione se situó junto a otra chica enfrente nuestra. Todos nos encontrábamos hablando mientras esperábamos que llegara la profesora Sprout. 

Buenos días a todos -dijo la profesora Sprout entrando en el invernadero-

Buenos días, profesora Sprout -dijimos todos los alumnos a la vez-

Bienvenidos al invernadero número 3. Júntense todos -dijo la profesora Sprout moviendo las manos- Hoy vamos a replantar mandrágoras. ¿Quién me puede decir las propiedades de la raíz de la mandrágora? 

Levante mi mano, al igual que Hermione y mi hermana, esperando que al profesora eligiese quien contestaría. 

Adelante señorita Blackesley -dijo la profesora Sprout señalándome- 

La mandrágora, o mandragula se usa para regresar a los petrificados a su estado original. -respondí- También ha de saberse que son peligrosas, puesto que su grito mata a la persona que lo oye. 

¡Excelente! -exclamó la profesora Sprout- Diez puntos para Gryffindor.

Harry y Ron se miraron entre si y luego me sonrieron, al igual que mi hermana y Hermione. Ron froto suavemente mi espalda mientras me dedicaba una sonrisa. Pero Malfoy, como no, me lanzo una mirada de pocos amigos. 

Como nuestras mandrágoras aún son tiernas sus gritos no os mataran. Pero les pueden noquear, por eso les he dejado a cada uno unas orejeras de protección. -explico la profesora Sprout señalando las orejeras- Así que pónganselas de inmediato ¡Rápidamente! 

Todos los alumnos comenzamos a ponernos las orejeras de color marrón que teníamos delante nuestra y nos asegurábamos de que estuvieran bien puestas. 

Agarran firmemente a su mandrágora y la jalan dura, sacándola de la maceta -explico la profesora Sprout sacando la mandrágora- 

La mandrágora comenzó a hacer un ruido espantoso en cuanto estuvo fuera de su maceta. Todos nos agarramos con fuerza las orejeras ante aquel horripilante ruido. 

¿Entiendes? Y ahora la meten en otra maceta y le echan un poco de tierra para calentarla -prosiguió la profesora Sprout, quien se vio interrumpida por el desmayo de Neville- Longbottom no se puso bien las orejeras. 

No, profesora. Solamente se desmayo -dijo Seamus, quien se encontraba junto a Neville-

Bueno, déjenlo ahí -dijo la profesora Sprout- Bueno sigamos, hay macetas para todos. ¡Agarren su mandrágora y jálenla! 

Todos los alumnos agarramos nuestra mandrágora y comenzamos a hacer lo que la profesora nos había indicado. Todos sacamos nuestras respectivas mandrágoras, consiguiendo que la clase se llenase en aquel momento de miles de ruidos espantosos. Tanto mi hermana como yo nos miramos con mala cara ante lo que debíamos sufrir. Mire por unos segundos a Draco y vi como movía su dedo por delante de la mandrágora hasta que esta lo mordió. Fue inevitable que aguantara la risa. Comencé, al igual que todos, a poner la mandrágora en otra maceta y echarle tierra. 

Una hora más tarde la clase había terminado y todas las mandrágoras habían sido replantadas. Nos quitamos las túnicas que habíamos usado y que ahora se encontraban totalmente manchadas de tierra. Ya era la hora de la comida, por lo que salimos del invernadero para ir al gran comedor. Fred y George se unieron a nosotros cuando íbamos por los pasillos cerca del gran comedor.

Complicated LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora