Ella no soy yo.

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Ron POV.

Las vacaciones habían llegado y no tenía ganas apenas por dos razones; la primera era porque Mar no vendría a la madriguera por razones obvias y la segunda porque tendría que dar razones de todo lo sucedido y no quería remover la mierda. Lo único bueno que tenían las vacaciones era que podría librarme de Lavender, la cual creía que estábamos juntos por ese estúpido y horrible beso. Y lo peor de todo es que Lavender aumentaba ese rumor de que estábamos juntos a medida que me perseguía y se pegaba a mi como una lapa.

En cuanto llegamos a casa, tuve la mirada desaprobadora por parte de todos los miembros de mi familia. Incluso Hermione, que no había tenido muy buena relación con Mar, estaba que echaba humo conmigo. Es más, ni quería verme. Solo nos reuníamos los cinco cuando era algo grave, tras eso, nos separábamos totalmente.

¿No traes a tu novia? —pregunto Fred con sarcasmo—

Que va, está demasiado ocupado buscando a su próxima conquista. —añadió Ginny con rin tintín—

No mereces ninguno de nuestros regalos, Ronald Bilius Weasley. —dijo George con desprecio mientras rodeaba la cintura de Hermione—

Chicos, no os paséis. —intervino Nazaret—

¡Ha engañado a tu hermana! —grito Fred—

Ron me ha contado lo que realmente paso y si vosotros no queréis escucharlo y entrar en razón es vuestro problema. —me defendió Nazaret— Ron, vámonos fuera.

Asentí levente y me seque las lagrimas mientras salíamos hacía el césped. Ya tenía bastante con que Mar fuese tan dura conmigo para que también lo fuesen mis hermanos. Únicamente contaba con la ayuda de Harry y Nazaret. Mayormente con la de Nazaret. 

Todo va a ir bien, Ron. —me animo Nazaret frotando mi espalda—

¿Cómo esta ella? —pregunte, sintiendo como mi pecho ardía al recordarla—

Está bastante mal, pero estoy segura que apartara su dolor y se dará cuenta de la verdad. —respondió Nazaret con una leve sonrisa—

He sido un cabrón. —dije soltando un suspiro—

Ron, torturándote no vas a conseguir nada. —me recordó Nazaret— Mira, Pansy me dijo hace días que últimamente Mar y Draco pasaban más tiempo juntos. ¿Tengo que torturarme?

No, porque al fin y al cabo son familia y es normal que pasen tiempo juntos e intenten llevarse bien. —respondí—

Exacto. —dijo Nazaret— Así que haz lo mismo con mi hermana. No te tortures más y deja que todo vaya a su tiempo.

Pero es que la necesito. —dije con voz entrecortada—

Ahora esta dolida, Ron. Dale su tiempo y ya veras que todo mejora. —repitió Nazaret—

Es que ni me ha insultado ni nada, lo que me parece más raro siendo como es. —murmuré—

Ahora que lo dices, me dio esto para ti. —dijo Nazaret sacando una carta de su bolso— Te dejo leerla solo, será lo mejor. 

Asentí levemente mientras tomaba la carta entre mis manos. Aún olía a ella, tanto que podría jurar que la tenía a mi lado. Disfrute del aroma durante unos segundos y después abrí la carta con cuidado. Su perfecta y preciosa letra llenaba el pergamino. 

Querido Bilius...

Escribo esta carta con todo el dolor de mi corazón, recordando la manera en la me abandonaste y me cambiaste por ella. ¿Acaso ella te amara como yo te amo? ¿Ella te hará sentir tan especial como yo? ¿Ella te llevara tan alto como yo y te sujetara tan fuerte como yo? ¿Ella te querrá con tus locuras y tus malos chistes como yo te quiero? Para ella eres solo un juego, algo divertido con lo que entretenerse solo por tu fama de guardian, mientras que para mi eres mi vida, mi razón para vivir, la causa de mi felicidad y ahora la causa de mi enorme y terrible dolor.
Espero que ella te trate tan bien como yo lo hice y nunca sufras por ella como yo sufro por ti ahora mismo.
Ojala nunca sientas tanto dolor y amargura como yo estoy sintiendo ahora mismo.
Te abrí las puertas de mi corazón, te entregué mi mundo y lo mas sagrado que tenía y tu solo supiste jugar conmigo hasta que te hartaste, cosa que sabía que llegaría tarde o temprano, porque nuestra felicidad era de cuento, lo que anunciaba que pronto acabaría. Y, como siempre, mi felicidad absoluta y mi cuento de hadas llego a su fin a manos de maléfica.
Espero que nunca ella o ninguna otra mujer te haga sufrir tanto como tu me haces sufrir a mi, porque este sufrimiento es el sentimiento mas doloroso del mundo.
Siento como si miles de dementores me robasen la felicidad al mismo tiempo, solo que esta vez el dementor eres tu.

Mar

Pulsé mi collar con todas mis fuerzas, pero Mar no aparecía. Había bloqueado el contacto para que cuando lo pulsase ella no apareciese. La había cagado pero bien, esta si que no iba a perdonármela ni en un millón de años. Hiciese lo que hiciese estaba seguro de que ella jamás volvería conmigo y aún menos después de escribirme está carta.

¿Todo bien? —me pregunta Nazaret sentándose frente a mi—

Le entregué la carta y seque las lagrimas que habían estado resbalando por mis mejillas durante toda la carta. Tras unos minutos, Nazaret me miro con la boca abierta y se limitó a darme un abrazo. Un abrazo cargado de compasión y con un claro intento de reconfortarme y hacerme sentir mejor. Un intento que no iba a ningún lado. 

La he perdido. —murmure entre sollozos— ¡La he perdido para siempre!

No la has perdido, créeme. —dijo Nazaret frotando mi espalda— Ha escrito esto cuando estaba llena de dolor, estoy segura de que tarde o temprano razonara. 

Me voy a dormir. —dije mientras me levantaba—

Pero Ron, no has comido nada. —me recordó Nazaret—

No tengo hambre, tengo el estomago cerrado. —negué mientras entraba en casa—

Por primera vez en años, tenía el estomago hecho un enorme nudo. Tanto que ni podría tomar un vaso de agua sin vomitar. Subí las escaleras a duras penas y me encerré en mi habitación. Abracé la almohada, que aún contenía su perfume, y comencé a llorar desesperadamente mientras miles de recuerdos inundaban mi mente.

La recordaba riendo, divirtiéndose, poniéndose sería y echándome la bronca, pero sobre todo recordaba la manera en que sus ojos me miraron de otra manera y su brillo se apago de inmediato. Recordaba dolorosamente el momento en que fui un maldito estúpido y rompí su corazón en mil pedazos. Recordando en el momento en el que la perdí para siempre.

Complicated LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora