Perdóname.

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Nazaret POV.

Después de todo lo ocurrido, en especial de Draco, no había podido dormir en toda la noche. Mi conciencia y los recuerdos me torturaban, llevándome a la conclusión de que había sido demasiado dura con él. Draco vino a salvarme, arriesgo su vida y me demostró lo mucho que le importo, y lo único que obtuvo de mi puta parte fue desprecio. Estaba cegada en ese momento. Estaba cegada por recordar lo de la torre, por recordar como se fue sin luchar y por tener que ver a Ojoloco morir mientras yo no podía hacer nada. 

Me sentía devastada y destruida, pero lo enfadada que me sentía conmigo misma no tenía comparación alguna. Había cometido el mayor error de mi vida y ni siquiera tenía la certeza de que pudiese arreglarlo. Suspire y volví a taparme en un intento de dormir, a pesar de que el sol ya salía, demostrando que el día daba comienzo. Me giro hacía la izquierda, dándole la espalda al sol.

Vena arriba. —dice Mar entrando en la habitación— Hay que hacer muchas cosas por la boda.

No sabía que te importase tanto la boda. —digo tapándome hasta la cabeza—

Y me importa una mierda, pero no pienso dejar a Ron solo con Fleur tantas horas. —añade Mar ante mi comentario—

Deberías darle un voto de confianza a Ron. —suspiro bajo las sabanas—

A Ron le doy mi alma si hace falta, pero a esa zorra no. —dice Mar tirando de las sabanas— ¿Has estado llorando?

No. —miento intentando evitar su mirada—

Voz quebrada  y ojos rojos, si que has estado llorando. —afirma Mar cruzándose de brazos— ¿Es por lo de Draco?

El simple hecho de escuchar su nombre de nuevo me destroza por dentro en todos los sentidos posibles. Niego levemente con la cabeza mientras noto como las lagrimas resbalan por mis mejillas. Me las seco rápidamente, pero mi hermana ya las ha visto y me mira con las cejas arqueadas. 

¿Es por todo lo que paso ayer? —pregunta Mar y solo me limito a asentir en forma de respuesta— Cometiste un error como todos podemos cometer. Draco te ama y lo entenderá.

No me va a perdonar nunca, he sido demasiado cruel. —digo con tristeza—

No fuiste cruel, tenías tu derecho a estar enfadada y perdiste los papeles, pero eso es todo.  —dice Mar poniéndose a mi altura— Estoy segura de que Draco sabe que aún le amas.

Lo dudo mucho. —niego soltando un suspiro— 

Si tanto te preocupa eso yo pienso solucionarlo. —dice Mar de forma segura saliendo de la habitación—

Mar ni siquiera me deja decir algo, simplemente sale de la habitación y me deja con mi tortura de pensamientos. Mientras me torturo una y otra vez, decido que debo estar más decente por el bien del resto de personas que se encuentran en la casa. Me pongo unos pitillos negros y una camisa ancha, lo mas cómoda posible. Me cepillo el pelo y lo dejo suelto. Vuelvo a sentarme en la cama, mirando a la nada y sintiendo fuertemente un enorme vacío.

No se cuanto tiempo ha pasado, si minutos u horas, pero mi hermana a regresado porque escucho pasos decididos hacia mi habitación. La puerta se abre de golpe y mi hermana entra agarrando a Draco del brazo. Al verlo, me levanto rápidamente y me quedo clavada en el sitio, como si hubiese visto un fantasma. 

Necesitabas a Draco pues aquí lo tienes. —dice Mar con una sonrisa soltando a Draco—

¿Como..? ¿Cuando..?—intento preguntar algo pero no me sale nada—

Me cole en la mansión y nos transporte aquí, no hay mas misterios. —responde Mar como si me leyese la mente— Os dejo solos, tenéis mucho de que hablar. Estaré en la puerta vigilando que nadie os moleste.

Mar sale de la habitación y cierra la puerta. Draco y yo ni siquiera nos movemos. Me siento terriblemente mal, pero no se como sobrellevar todo esto sin volver a cagarla. Observo a Draco. Está más pálido que de costumbre, unas enormes ojeras cubren la parte inferior de sus ojos y luce muy cansado. Su mirada está apagada, demostrando lo que sufre.

Draco... —consigo decir después de un largo silencio— 

No hace falta que digas nada, se que lo sientes. —dice Draco andando hacia mi— 

Perdí los papeles. —reconozco débilmente—  No se como manejar todo esto y lo pagué contigo.

¿Leíste mi carta? —pregunta Draco quedando frente a mi— 

Si. —respondo—  Es lo más bonito que alguien me ha escrito nunca.

No soy bueno hablando pero si escribiendo. —comenta Draco con una leve sonrisa—  Siento por todo lo que estamos pasando.

Esto no es tu culpa Draco. —niego—  No es culpa de nadie. 

Si fuese de tu bando podría acompañarte a la boda. —dice Draco acariciando mi mejilla. Disfruto de su suave tacto—  

La boda ahora es lo de menos. —digo encogiéndome de hombros—  Lo principal es que acabemos todo esto con vida.

Desde luego, es por esto que lucho con tantas ganas. —afirma Draco depositando un beso en mi frente—

Sonrío débilmente. A pesar de tener a Draco tan cerca no me siento totalmente completa. Si tan solo tuviera la certeza de que volvería a verlo después de esta vez, apostaría todo mi dinero a que estaría muchísimo más feliz. Draco roza su nariz con la mía, consiguiendo que las mariposas que se habían dormido en mi interior vuelvan a despertarse con enorme fuerza. 

Sus labios atrapan los míos y vuelvo a sentirme como en casa, porque mi casa siempre será el lugar donde Draco esté. Nuestros labios se mueven en un lento baile mientras nuestras manos pasean por el cuerpo del otro. Cuando nos separamos, Draco se mantiene cerca de mi con su mirada clavada en la mía.

Te amo. —dice Draco con una sonrisa— 

Yo también te amo, hurón albino. —digo depositando un beso en su barbilla—  

Draco rueda los ojos entre risas y me sostiene con fuerza entre sus brazos, como si sintiese el mismo miedo que siento yo al pensar que debo dejarlo ir de nuevo. Quiero tenerlo aquí, a mi lado, luchando conmigo, sabiendo que puedo protegerle, pero se que todo esto es imposible.

Él tiene que volver a la mansión y obedecer las ordenes de Voldemort, mientras que yo debo quedarme aquí hasta que pase la estúpida boda para luego huir y llevar a cabo nuestra misión. Draco, que parece que lee mis pensamientos, me abraza con más fuerza y me acaricia el pelo con cariño.

No quiero que te vayas. —le digo soltando un suspiro— 

Y yo no quiero irme, pero tenemos que asumir nuestras obligaciones hasta que toda esta mierda pase. —dice Draco separándose de mi y mirándome—  

Lose. —asumo intentando sonar lo más convencida posible—  

No quiero, pero debo irme. —dice Draco con tristeza— 

Te acompaño al jardín para que puedas marcharte. —le digo caminando hacia la puerta— 

Tal y como mi hermana había dicho, se había quedado en la puerta durante todo el tiempo. Cuando salimos, Mar se aparto y se fue a una de las habitaciones de la casa, seguramente a la que comparte con Ron. Salgo de la madriguera agarrada de la mano de Draco, quien acaricia y besa mis nudillos haciéndome sonrojar. Cuando llegamos a la mitad del jardín, Draco me besa con pasión y me abraza con fuerza. Aunque parece imposible, parece que puedo sentir su dolor, un dolor tan intenso que, sumado al mío, puede llegar a ser una bomba explosiva.

Cuídate y no olvides que te amo, cariño. —dice Draco situándose frente a mi— 

Lo mismo te digo, amor. —digo con una débil sonrisa— 

Draco me mira, me sonríe por última vez y desaparece de mi campo de visión. El vacío vuelve a estar presente y, a pesar de que las cosas se han arreglado, no puedo evitar que las lagrimas de dolor resbalen por mi mejilla. Mi hermana me abraza por la espalda, haciéndome saber que está a mi lado. Ella me abraza y yo lloro mientras el silencio nos rodea. No creo que pueda con todo esto. 

Complicated LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora