Mar POV.
Tras unos días en París, habíamos conseguido conocer más acerca de lo que corría por nuestras venas. Los primeros días se basaron en darle luto a nuestra madre, pero después de eso volvimos a por lo que estábamos. Aún nos quedaba mucho camino por delante, pero teníamos que visitar a la persona que había iniciado todo esto; Grindelwald.
Los dementores habían abandonado Azkaban, por lo que ahora la entrada resultaba más fácil que antes. Aunque nosotros no íbamos a entrar por lo legal, claro estaba. Nuestro padre se apareció junto a nosotras fuera de la celda de Grindelwald y desapareció, para él todo esto era entre nosotras y él.
Con un ágil movimiento, abrí la puerta que nos separaba de Grindelwald. Con paso decidido, ambas entramos en la celda, encontrándonos con un Grindelwald totalmente distinto al de las fotos; ahora lucía mas viejo, más apago y más estropeado, pero su sonrisa cínica seguía en su rostro como si el tiempo no hubiese pasado.
Sabía que vendríais algún día. —dijo Grindelwald, quien nos daba la espalda—
Ha sido una difícil decisión. —dijo Nazaret—
¿Se puede saber a que se debe esta visita? —pregunto Grindelwald girándose hacía nosotras—
Respuestas. —respondí mirándolo—
Moví mi brazo en su dirección y sin pensarlo dos veces, lo levante del suelo y comencé a hacerle que le faltase un poco el aire. Estábamos ante una persona que requería medidas desesperadas, había que andarse así con él si queríamos obtener lo que buscábamos.
¿Qué demonios haces? —pregunto Nazaret en un grito— ¡Para, es nuestra familia!
¡Él no es mi familia! —grite sin cesar lo que hacía— ¡Papa, Ron, Harry, Hermione, los Weasley y tu si que sois mi familia!
¡En el fondo es tu familia, si lo matas no obtendremos nada! —grito Nazaret—
Hazlo, así serás definitivamente como yo. —dijo Grindelwald con una sonrisa—
Aquellas palabras hicieron que mi cabeza diese un clic. Yo no quería ser para nada como él, así que cese el hechizo, consiguiendo que Grindelwald cayese al suelo rapidamente. Antes de que pudiese recuperarse, moví la mano y lo ate a la pared con unas cadenas bastante fuertes para que no pudiese hacer nada.
Esto va así. Mi hermana te pregunta y tu respondes. —le explique situándome frente a él— Si evades la respuesta, tomaré medidas.
¿Chica buena y chica mala? ¿De esto va la cosa? —pregunto Grindelwald—
Esto va de que o respondes o mi hermana te mata. —respondió Nazaret cruzándose de brazos— Y la siguiente vez no pienso impedir que lo haga.
Lo pillo, lo pillo. —sentenció Grindelwald— ¿Qué queréis saber?
¿Por qué nadie ha heredado tu oscuridad y nosotras si? —pregunto Nazaret—
Me encantaría poder responderte a eso, pero ni yo mismo se porque. —respondió Grindelwald encogiéndose de hombros—
Ambas nos miramos durante unos segundos. No sabíamos si decía la verdad o estaba mintiendo. Una parte de nosotras pensaba que mentía, pero otra parte gritaba que decía la verdad, por lo menos por ahora.
Siento lo de vuestra madre, era un gran persona. —dijo Grindelwald como si nos leyese la mente—
¿Cómo demonios te has enterado de eso? —le pregunte de mala manera—
La oscuridad me une a vosotras, así que siento vuestros sentimientos. —respondió Grindelwald— ¿Ron Weasley? ¿Draco Malfoy? No podéis buscaros mejores partidos.
¡No les metas en esto! —grito Nazaret— ¡O te juro por las barbas de Merlín que me dará igual obtener lo que queremos o no!
Nuestros sentimientos no pueden indicarte quienes nos gustan o con quien salimos, así que ¿Cómo lo sabes? —pregunte cruzándome de brazos—
No solo me conecto con vuestros sentimientos, sino también con vuestros pensamientos y visiones. —respondió Grindelwald con una sonrisa—
Esta bien, sigamos. ¿Cómo podemos deshacernos de la oscuridad? —pregunto Nazaret—
No podéis, podréis controlarla, pero nunca podréis deshaceros de ella. —respondió Grindelwald—
Siempre sabremos controlarla, así que será como si no la tuviésemos. —comente encogiéndome de hombros—
Eso mismo decía yo, pero a veces pasaban situaciones que dolían tanto que no podía controlarla. —comentó Grindelwald— Así fue como se apodero de mi por completo.
Se apodero de ti porque eres un puto psicópata que quería cosas que superaban los limites del bien y del mal. —intervino Nazaret—
Solo quería un mundo mejor. —dijo Grindelwald—
Solo querías un mundo que te adorase y besase los pies, no te hagas el héroe. —dije arqueando las cejas— Eres igual que Voldemort.
¡Voldemort no es nada comparado conmigo! —grito Grindelwald tirando de las cadenas—
¡Los dos sois iguales! —exclame— ¡Él engaño a muchas personas para su beneficio, al igual que tu hiciste con Dumbledore!
Grindelwald se quedo callado, su sonrisa se desvaneció y abrió los ojos como platos. Había dado donde no tenía que darle.
¿Lo sabéis? —pregunto Grindelwald—
Exacto. —respondió Nazaret—
No vayáis así, ellos también os engañaran. —dijo Grindelwald—
Si piensas que vamos a creerte, estas loco de remate. —dije—
No diréis lo mismo cuando pasé. —dijo Grindelwald con una sonrisa—
Vámonos, no nos dirá nada que no sepamos ya. —dijo Nazaret yendo hacía la puerta—
Diría que ha sido un placer verte, pero no es así.—dije soltándolo de las cadenas y yendo hacía la puerta—
Ya me necesitareis y vendréis a suplicarme por mi ayuda. —comento Grindelwald frotándose las manos—
Sigue soñando esas locuras. —dijo Nazaret cerrando la puerta de nuevo—
¡Y recuerda que Dumbledore no puede matarte, pero nosotras y nuestros amigos si! —exclame para que me escuchase—
A los escasos segundos, nuestro padre llego junto a nosotras y volvimos a aparecer en la casa en la que nos hospedábamos en Francia. Al fin y al cabo, la visita había sido una perdida de tiempo.
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Complicated Love
RandomMar y Nazaret Blackesley son dos hermanas con una familia bastante conocida. Toda su familia había contado siempre con una buena fortuna, por lo que ambas eran por así decirlo ricas, pero eso no les hacían creerse más que nadie. Mar era una chica de...