Nazaret POV.
Habían pasado unos días desde que estaba en la mansión Malfoy y lo estaba pasando de fabula. A pesar de que la mansión era bastante oscura, Draco y yo solíamos estar la mayoría del tiempo paseando por los enormes jardines que rodeaban la mansión o volando en la escoba y contemplando el bello paisaje que se veía desde allí. Durante estos días, no había parado de pensar en como iba a contarle a Draco el hecho de que soy una animaga. ¿Y si la noticia lo volvía loco? ¿Y si me echaba por ser animaga y dejaba de hablarme?. No podría soportar el rechazo de Draco, ni aunque fuese de la forma de amigos.
Me vestí y baje a desayunar junto a él y sus padres, como solíamos hacer todas las mañanas. La relación con su padre no había cambiado nada, ni siquiera me hablaba o me daba los buenos días, y yo simplemente me limitaba a ignorarlo y hacer como si no existiera. Cuando iba rumbo hacía las escaleras para bajar hacía la cocina, escuche el suave sonido de un piano. Me detuve y comencé a caminar hacía donde provenía aquel sonido. Abrí una de las habitaciones y pude escuchar aquel sonido mejor. Draco se encontraba frente a mi, de espaldas, tocando una suave melodía en un piano negro de cola.
No sabía que el gran Malfoy tocaba el piano. —comente mientras entraba a la habitación—
Bueno, no ayudaría en mi faceta de chico malo que todos supieran que toco el piano. —dijo Draco girándose hacía mi—
A muchas chicas les gusta los chicos que tocan el piano. —dije mientras me sentaba a su lado—
¿A ti te gusta? —pregunto Draco mirándome—
Claro que si. —respondí con una sonrisa— Siempre me ha gustado el piano, pero soy mas de violín. Mi hermana es la del piano.
¿Sabes tocar el violín? —pregunto Draco asombrado—
Tomo clases desde hace muchos años, así que si. —respondí encogiéndome de hombros— ¿Por que no sigues tocando? Era una melodía bastante bonita.
Lo haré, pero esta vez me ayudaras tu. —comento Draco con una sonrisa—
Le miré confusa. Acababa de decirle que no tocaba el piano y quería que tocase con el. Draco agarro suavemente mi mano izquierda y comenzó a dirigirme mientras tocaba algunas notas. Sinceramente, no le prestaba ninguna atención en ese momento. Solo estaba concentrada en como su suave mano estaba sobre la mía. Draco no parecía darse cuenta de mi embobamiento, pues continuó tocando aquella hermosa melodía con una sonrisa. Le miré y no pude sentirme más embobada en aquel momento. Draco era hermoso en todas sus facetas, pero en este momento, viéndolo de perfil, era lo más hermoso que alguien podría ver. Sus ojos se encontraban totalmente concentrados en cada uno de sus movimiento, su nariz un poco arrugada y sus labios curvados en una leve sonrisa. Draco era simplemente perfecto sin siquiera intentarlo, pero eso el ya lo sabía.
Lamento interrumpir, amo Malfoy. Pero su madre me manda a decirle que es hora de que bajen a desayunar. —anunció uno de los elfos domésticos desde la puerta—
No pasa nada. —dijo Draco un poco molesto— Dile que ahora mismo bajamos.
El elfo desapareció de la entrada de la puerta. Draco soltó mi mano con suavidad y cerro el piano antes de levantarse. En cuanto se levantó, me tendió su mano para ayudarme a levantar. No podía negarse que Draco era un caballero con la poca edad que tenía. Claramente se notaba que había tenido una educación bastante buena, aunque a veces lo dudase. Tome su mano con gusto y ambos salimos de la habitación para ir a la cocina.
Al llegar allí, Draco me retiro la silla para que pudiera sentarme. Le sonreí con amabilidad y me senté en la silla.
¿Por que os habéis demorado tanto? —pregunto Narcissa mirándonos a ambos—
Culpa mía, madre. Le enseñaba a Nazaret mis habilidades con el piano. —respondió Draco rápidamente—
Debo decir, señora Malfoy, que su hijo tiene un gran talento con el piano. —añadí mientras agarraba mi vaso—
Al menos ya sabemos que tiene talento para algo. —intervino Lucius seriamente— Ya que a la hora de elegir amigos no veo que tenga mucho talento.
Padre.. —suspiro Draco—
¡Lucius! —exclamo Narcissa— Ya hemos hablado de esto, no empieces otra vez.
Tras aquel pequeño incidente, ninguno de los cuatro volvió a hablar en todo el desayuno. Desayunos en un total y completo silencio. En cuanto Draco y yo terminamos nuestro desayuno, él prácticamente me saco a rastras de la habitación, algo que yo le agradecía con todo mi corazón. Comenzamos a caminar a través de los jardines, hablando y riendo de cualquier cosa. El ambiente era muy bueno entre nosotros, por lo que decidí que era hora de contarle lo que llevaba ocultándole meses. Justo cuando me arme de valor para decírselo, Draco hablo primero.
Esta noche van a venir amigos de mi padre a una cena. —dijo Draco mientras se sentaba en el césped—Ya sabes, todos esos hombres de alto apellido y con esos ideales tan estúpidos.
Si, los que cumplen todos los estúpidos requisitos para ser amigos de tu padre. —dije y Draco rio—Tranquilo, me quedare en la habitación sin hacer ruido, como si no existiera.
El hecho es que quiero que seas mi acompañante en la cena. ¿No te molestaría no? —me pregunto Draco—
Claro que no. —respondí intentando sonar totalmente relajada— Sería un placer asistir con usted, joven Malfoy.
Lo mismo le digo, señorita Blackesley. —dijo Draco con una sonrisa—
Tenía que reconocer que Draco se estaba soltando más ahora que estábamos nosotros solos. Ahora hacía mas bromas y se comportaba de una manera un tanto mas alegre, como si no estuviese cohibido. Me senté a su lado, observando sin que se diese cuenta como los rayos del sol le daban en la cara y hacían resaltar su belleza. Era ahora nunca. Debía decírselo ahora mismo o nunca me sentiría capaz de hacerlo finalmente.
Draco, hay algo que tengo que contarte y es importante. —dije mientras jugaba con mis manos— Júrame que jamás se lo contaras a nadie, pase lo que pase.
Tranquila, soy una tumba a la hora de guardar secretos. —dijo Draco—Así que dispara.
Tome aire y comencé a decirle a Draco todo. Desde que mi hermana leyó sobre lo que era un animago, hasta el proceso que pasamos para hacerlo. Le conté como todo aquel esfuerzo tuvo éxito y ahora mismo yo era una animaga, al igual que lo era mi hermana. Draco me miraba con la boca abierta, sin poder creerlo.
Si esto es una clase de broma, no tiene ni pizca de gracia. —comentó Draco levantándose—
No es ninguna broma, Draco. —le dije agarrándolo del brazo— ¿Quieres que te lo demuestre?
Draco no dijo nada, solo se limitó a asentir, lo único que me hizo falta para demostrarle que todo era verdad. Le solté suavemente del brazo y me separe unos cuantos centímetros de su lado, para poder transformarme tranquilamente. Comencé con la transformación. Draco me miraba asombrado, seguramente porque mis ojos ya se habrían vuelto de color verde. De un momento a otro, sentí como dejaba de estar sobre mis dos piernas y comenzaba a estar a cuatro patas. Me moví y me sacudí un poco para eliminar el pelaje sobrante mientras miraba a Draco. Este me miraba con la boca abierta y los ojos como platos, mientras que yo lo miraba deseando que demostrara o hiciera algo más. Demostrando que no se alejaría de mi por esto.
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Complicated Love
RandomMar y Nazaret Blackesley son dos hermanas con una familia bastante conocida. Toda su familia había contado siempre con una buena fortuna, por lo que ambas eran por así decirlo ricas, pero eso no les hacían creerse más que nadie. Mar era una chica de...