El apellido no lo es todo.

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Nazaret POV.

Mi último día en la mansión Malfoy ya había llegado. Al día siguiente partiría hacía la madriguera para pasar las dos últimas semanas de vacaciones. Por un lado estaba muy contenta de volver a estar con mi hermana y los chicos, pero por otro lado no quería irme porque estar al lado de Draco era lo mas reconfortante del mundo. Él se comportaba de una manera distinta a como era en la escuela. Era más amable, mas bromista, más simpático, en definitiva, Draco era todo aún mejor. Desde lo que paso en la cocina, Draco y yo no habíamos vuelto a tener tanto acercamiento, ya que ninguno de los dos lo intentaba. Aun así, aún podía recordar cada movimiento de ese día, como nuestras narices se rozaron y como casi Draco me da mi primer beso. 

A pesar de la situación, quería pasar mi último día junto a Draco todo lo que pudiera. Termine de guardar unas últimas cosas y salí de mi habitación para ir en busca de Draco. Camine hacía su habitación para ver si estaba, pero no obtuve resultado alguno. Baje las escaleras en dirección al salón, pero allí solo pude encontrarme a su padre sentado en el sofá. Decidí pasar de largo y continuar buscando a Draco, pero no pudo ser así.


Me gustaría hablar contigo ahora mismo. —me ordeno Lucius—

¿De que quiere hablar señor Malfoy? —le pregunte intentando ser todo lo educada posible—

Aléjate de mi hijo. He visto muchas cosas tuyas que me han dejado claro que no sientes solamente una amistad por mi hijo. —dijo Lucius arrastrando las palabras—

No voy a dejar de ser amiga de su hijo solo porque usted quiera. —dije perdiendo el poco de paciencia que tenía—

Vas a dejar de ser su amiga. Además, por mucho que sigas siéndolo jamás conseguirás salir con mi hijo. Si mi hijo es tu amigo es por tu apellido. —comento Lucius con una sonrisa—

Conozco a Draco y se que no me utilizaría de tal forma. —añadí cruzándome de brazos—

Mi hijo te utilizara todo lo que sea necesario, hasta que ya no le sirvas y te aparte. —dijo Lucius levantándose del sofá—Así que vete haciéndote a la idea de dos cosas; la primera, es que mi hijo jamás saldrá contigo y la segunda, que en el momento que tu apellido ya no le beneficie te apartara de su lado. 

Diga lo que diga se que no es verdad. —dije al borde de las lagrimas. Mordí mi labio para evitar que escapara un sollozo—

Ya lo veras con el tiempo. Y no dirás que no te avise, porque lo hice. —finalizó Lucius— 


Y sin más, Lucius se fue del salón y se adentro en una de las miles de habitaciones de la mansión. Salí rápidamente del salón y me encamine a la puerta principal. Sentía como si todo el aire me faltase. Necesitaba salir a respirar, a correr por los enormes jardines que rodeaban la mansión. Una vez que estuve fuera de la mansión, sin esfuerzo alguno me convertí en el leopardo de las nieves que era. Comencé a correr y correr por todos los alrededor, intentando olvidar las horribles palabras que Lucius me había dicho. Aunque sabía perfectamente que Draco no me haría eso, pero aún así Lucius había sembrado la duda y la desconfianza en mi. Continué corriendo hasta que ya no pude más y me deje caer en el césped. 

Me encontraba tan cansada y dolida que mi forma animal había abandonado mi cuerpo y había vuelto a ser humana. Y sin más, comencé a llorar sin poder aguantar aún mas las ganas. No creía en las palabras de Lucius, pero aún así me habían dolido como los mil infiernos. ¿Y si era verdad que Draco solo era mi amigo por mi apellido? ¿Y si todo lo que hemos pasado solo era una farsa para tenerme cerca de él?. Aquellas preguntas y algunas más rondaban mi cabeza mientras continuaba llorando. 

Complicated LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora