Último día.

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Nazaret POV.

El mes paso rápidamente y la llegada del final de curso llego. Termine de alistar mi bául, ya que nos ibamos después de la cena, y baje a la sala común para reunirme con Draco. Él había estado muy pendiente de mi durante este mes, casi nunca me dejaba sola y cuando lo hacía era por insistencia mía. No era la mejor amiga de Cedric, pero le conocía y su muerte me había calado al mismo tiempo que me había mostrado la realidad. Una nueva guerra podría acercarse y todos podríamos morir, así que iba a disfrutar cada segundo de mi vida lo máximo que pudiera. Iba a estar con mis seres queridos todo el tiempo que se me estuviese permitido. No quería morir arrepentida. 

Agarre la mano de Draco y nos dirijimos hacía el gran comedor paa tomar nuestra última cena y escuchar el último discurso de Dumbledore acerca de este curso. 


El fin del curso ha llegado. —comento Dumbledore antes de la cena— Me gustaría deciros muchas cosas esta noche, pero antes de todo ello quiero lamentarme por la perdida de un gran Hufflepuff que debería estar hoy sentado con todos nosotros. Ahora mismo, quiero que todos os levanteís y choqueís vuestras copas por Cedric Diggory.


 El gran comedor se sumergió en un enorme silencio. Segundos más tardes, todos nos levantamos y chocamos nuestras copas por Cecric. Muchos de los presentes comenzarón a llorar en aquel momento, entre ellos se podía destacar sin duda alguna la figura de Cho. Tras chocar nuestras copas y dedicarle nuestro silencio a Cedric, todos volvimos a sentarnos en nuestros asientos. 


Cedric tenía muchas cosas que lo hacían ser un buen Hufflepuff. —prosiguió Dumbledore— Era un leal y buen amigo, se comportaba con honradez y era muy trabajador. Su muerte os ha afectado a todos, lose. Y por ello quiero contaros la verdad. Cedirc murió a manos de Lord Voldemort. 


El comedor se sumergió en murmullos. Muchos de los alumnos miraban a Dumbledore con los ojos como platos y con la boca abierta. Apreté el agarre de la mano de Draco, quien proporciono suaves caricias y me dio un beso en la mejilla para tranquilizarme. 


Muchos del ministerio no querían que os dijera esto —continuó Dumbledore—  Es posible que muchos de vuestros padres se horroricen por que os lo he contado o porque ya sepan la noticia. A pesar de todo, quiero que vosotros lo sepáis y estéis preparados. 


Dumbledore continuó con su extenso concurso. A medida que su discurso avanzaba, mucho de los alumnos parecían tranquilizarse más. Si Voldemort había vuelto realmente, estaba segura de que mi hermana y yo recibiríamos una buena charla en casa. Incluso seguramente se nos prohibiese volver a Hogwarts, pero ninguna de las dos íbamos a permitir eso. Tras el discurso y una agradable cena, todos volvimos a nuestras habitaciones para coger nuestros baúles y tomar el expreso de vuelta a casa. 


El camino de vuelta se me hizo de lo más corto posible. Draco había estado todo el tiempo a mi lado, dándome cariño y asegurándose de que estaba completamente bien. En cuanto el tren paro en la estación, Draco entrelazo nuestras manos y tiró de mi fuera del tren.


Antes de que te escapes quiero presentarte a mis padres. —dijo Draco mientras salíamos del tren— 

Ellos ya me conocen, Draco. —bromeé, intentado ocultar mis nervios—  

Me refiero como mi novia. —añadió Draco, dirigiendo su mirada por el anden— 

Tu padre me odia, no creo que le haga mucha gracia que le digas que soy tu novia —le dije, soltando un suspiro— 

Me da igual la opinión de mi padre, quiero que te conozcan oficialmente como mi novia. —dijo Draco con una sonrisa— 


En cuanto Draco localizo a sus padres en uno de los apartados lados del ande, tiró de mi hacía ellos. Sabía que no podía librarme de esto, así que intente parecer lo más tranquila posible aunque estuviese a punto de estallar en cualquier momento.


Mama, papa, os presento a mi novia. —dijo Draco en cuanto llegamos frente a sus padres— 

¿Estarás de broma, no? —pregunto Lucius con su semblante serio y frio— 

Nos alegra que seas de la familia, querida. —me dijo Narcisa dándome un abrazo— 

No puedo creer que apoyes esta relación, cariño. —le dijo Lucius a su mujer— 

Nuestro hijo tiene a una persona que la ama y a la que él ama, no se porque debería imponerme. —añadió Narcisa cruzándose de brazos— 

Solo le molesta que su hijo no salga con una mortifaga ¿no es así? —le dije a Lucius, retándolo—  Seguro que como Voldemort ha regresado usted estará mas contento ahora.

Despídete de ella, hijo. —ordeno Lucius mientras miraba a Draco—  Hablaremos de esto en casa, a solas.


Sin decir más, Lucius se alejo de nosotros en dirección a la salida. Narcisa nos miro, hizo una mueca y salió detrás de su marido. Suspiré frustrada. Estaba harta del comportamiento que Lucius llevaba teniendo conmigo desde el principio.


Espero que lo nuestro no te acarreé problemas. —le dije a Draco, acariciando su mejilla— 

No lo hará y si lo hace, todo vale la pena por nosotros. —dijo Draco con una sonrisa— Escríbeme todos los días y si puedes ven a verme.

Lo mismo te digo, cariño. —dije, dándole un abrazo— 


Cuando nos separamos del abrazo, Draco me pego a él y me beso. Sus cálidos y suaves labios se apoderaron de los míos, haciéndome sentir tan bien que olvide todo lo que había a nuestro alrededor. Cuando el beso terminó, le di un casto beso en los labios y, con una sonrisa, me encamine junto a mi familia. Cuando Ron paso por mi lado no me dijo nada y ignoro mis palabras. 


¿Qué le pasa a Ron? ¿Qué le hice para que me ignore? —le pregunte a Mar en voz baja— 

¿Tu? Nada. ¿Yo? Ser una estúpida. —respondió Mar— Ron quería presentarse como mi novio y yo me he negado.

¿Por que? Si papa y mama adoran a Ronald. —le dije— 

Eso es, le adoran siendo mi amigo. No quiero que al decirle que es mi pareja dejen de adorarlo y comiencen a odiarlo o algo peor. —prosiguió Mar con voz quebrada—  Ya sabes como son con el tema de que tengamos novios.

Estoy segura de que estarán muy felices al enterarse. —la anime, dándole un abrazo— Y a Ron se le pasará ese enfado, ya lo veras.


Salude y abrace a nuestros padres con una enorme sonrisa. Los había echado mucho de menos y estar con ellos ahora mismo, con todo lo que esta pasando, era la mejor sensación del mundo. Nuestro padre agarro el carrito con las maletas y, tras una última mirada hacía el tren, todos salimos del anden. Algunos más felices que otros. Algunos sufriendo más la muerte y otros menos. Pero, al fin y al cabo, todos salíamos con el sentimiento de que algo malo y tenebroso se acercaba más y más cada vez. La muerte de Cedric solo era el principio de una nueva era llena de oscuridad, dolor y tenebrismo. 



Complicated LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora