Mar y Nazaret Blackesley son dos hermanas con una familia bastante conocida. Toda su familia había contado siempre con una buena fortuna, por lo que ambas eran por así decirlo ricas, pero eso no les hacían creerse más que nadie. Mar era una chica de...
Los nervios que sentía ahora mismo no eran normales. Nazaret se había ido antes, según Zabini, por un pequeña problema familiar y si eso no era nada iba a conocer a sus padres hoy mismo. ¿Y si me rechazaban por el apellido de mi familia? ¿Y si pensaban que yo sería como ellos?
Baje del tren y agarre las dos maletas que traía para pasar las vacaciones. Pase mi vista por todo el andén intentando encontrarla entre la multitud de padres y familiares que recibían a sus hijos con entusiasmo y cariño. Ojalá mi padre me recibiera así cuando vuelvo a casa.
Conseguí divisarla en un lado del andén, con una enorme sonrisa en aquellos delicados y perfectos labios. Su vista se movía por todo en andén en mi búsqueda. Nuestras miradas se encontraron y nuestras sonrisas aumentaron. Apenas llevábamos dos días sin vernos y parecía que habían pasado décadas.
Nazaret corrió hacía mi y en cuanto estuvo lo suficientemente cerca se lanzó hacía mis brazos, enrollando sus piernas en mi cintura. La agarre con fuerza y nos fundimos en un beso delante de todas las personas presentes.
Siento tener que haberme venido antes de lo previsto. —dijo Nazaret soltándose de mi agarre y poniéndose frente a mi— Realmente quería venirme contigo.
No te preocupes, espero que tu problema familiar este solucionado. —dije entrelazando nuestras manos—
Si, ya esta todo solucionado. —comento Nazaret con una sonrisa— Gracias por interesarte.
Empieza a entender que me interesa todo lo que este relacionado contigo, cariño. —añadí depositando un beso en su mejilla—
Nazaret se puso tan roja como un tomate. Adoraba tanto verla así, con esa parte tan tierna y tímida. Ella tomo una de mis maletas con su mano libre y yo tome la otra mientras nos dirigíamos a salir de la estación de tren.
Según ella, su casa estaba cerca, por lo que fuimos dando un paseo. Nuestras manos no se soltaron un momento en todo el camino. Nazaret me explicaba algunas cosas del mundo muggle mientras nos acercábamos a su casa. Muchas de aquellas cosas parecían interesantes, tanto que no me importaría visitarlas con ella algún día de estos.
De ante mano te digo que Ron está también, así que más te vale que la convivencia sea buena. —anunció Nazaret mientras caminábamos por una calle con enormes y lujosas casas—
Prometo que seré todo lo bueno que pueda. —comente con una leve sonrisa—
Nada de insultos, motes o cualquier otra cosa que pueda herir la sensibilidad de alguien. —prosiguió Nazaret— Porque si no te dejare sin lo que mas quieres.
¿Me vas a dejar sin ti? —pregunte con una pícara sonrisa—
Hablaba de tu escoba, pero tu idea es aún mejor. —respondió Nazaret encogiéndose de hombros—
Nazaret paró frente a una de las enormes casas que llenaban la calle. La casa era un poco más grande que el resto de las que había en la calle. La fachada era totalmente blanca y algunos colores la adornaban. Un enorme jardín rodeaba el resto de la casa. Nazaret comenzó a avanzar por el jardín hasta encontrarse con un hombre adulto que jugaba con su hermana. Nazaret noto mis nervios y en un intento de calmarme, me coloco bien la camisa y luego me dio un beso en la frente.
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