La Madriguera.

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Mar POV.

Finalmente había llegado a la madriguera. Iba a llegar con mi madre como estaba planeado, pero como le surgió un trabajo urgente tuve que venir sola. Para mi no era ningún problema, pero era verdad que desde hace meses nuestros padres tenían el doble de trabajo y casi no lográbamos verlos a menudo. Entré a la madriguera sin siquiera llamar, puesto que era como mi segunda casa. No llevaba maletas, puesto que antes de salir las envié con magia a la madriguera. Me dirigí hacía el salón en busca de alguien, pero estaba totalmente vació, así que opte por ir a la cocina, donde seguramente encontraría a algunos de los gemelos y Ron comiendo algo. Camine hasta la cocina silenciosamente, preparada para darles un susto, pero en cuanto salte y di un pequeño grito me sentí patética, puesto que tampoco había nada.


¿Ron? ¿Señora Weasley? —pregunte elevando la voz—  ¿Nadie en casa?


Durante unos segundos el silencio se hizo presente, pero luego escuche unos pasos provenientes de las escaleras. Rápidamente saque mi varita y comencé a apuntar a las escaleras, esperando que el susodicho bajase de una vez. En cuando aquel susodicho puso un solo pie en la última escalera baje mi varita. Se trataba nada más y nada menos que de Charlie Weasley, quien tenía el pelo mojado y solo llevaba una toalla alrededor de su cintura. Las gotas de agua aún caían por su torso y sus brazos. Se notaba que acababa de salir de la ducha y había escuchado todos mis gritos. Charlie se quedo en el último escalón, observándome con una sonrisa.


¡Casi te lanzo un hechizo, Weasley! ¡Debiste responder a mis gritos! —le grite algo enfadada— 

La gente normalmente no suele gritar a pleno pulmón cuando esta en la ducha. —respondió Charlie con una sonrisa— 

Me alegra muchísimo verte, pero.. ¿Me harías el maldito favor de ponerte algo de ropa? —le pregunte mientras miraba a todos sitios menos a él—  No me gusta tener que hablar cuando estas así.

Mejor dicho, no quieres hablar así conmigo por si mi hermano Ron viene y piensa que es otra cosa —respondió Charlie acercándose a mi— 

N..no me importa lo que Ron opine, sabes que él y yo somos amigos. —dije, intentando sonar lo mas convincente posible— 

¿Estas segura, pequeña dragona? —pregunto Charlie poniéndose a escasos centímetros de mi— 

Completamente segura, Charles. —respondí cruzándome de brazos— 

Odio que me llames así y lo sabes. Por cierto...¿Dónde esta la otra pequeña dragona? —pregunto Charlie mientras daba otro paso hacía mi— 

Lo sabrás cuando estemos todos, no quiero repetirlo dos veces. —respondí observándolo— 


No podía negar que Charlie era bastante atractivo, pero la belleza de Ron era aún mas fuerte que la de todos sus hermanos, aunque él lo negara. Me apoye un poco en la mesa de la cocina mientras observaba como Charlie continuaba acercándose más a mi. Quería apartarlo, pero si lo hacía afirmaría que lo que Ron opine me importa y no quería que Charlie supiese también que me gusta su hermano. Puesto que una vez que lo sabe Charlie, deja de ser un secreto. Recuerdo que una vez le conté que rompí un carísimo jarrón de la casa de mis padres y Charlie se lo contó nada más que los vio. Charlie era un bocaza de manual. Charlie dejo de caminar en cuanto me tuvo entre él y la mesa. Sinceramente, estaba tranquila al tenerlo así. Y la razón era porque a Charlie nunca le habían interesado las mujeres, solo se dedicaba a su trabajo y nada más, lo que era una gran ventaja en este momento. Aunque sabía perfectamente que solo hacía esto para hacerme sentir incómoda y que confesase que el tenía razón acerca de lo de Ron, pero yo no iba a darle ese gusto. No me aparte ni tampoco lo aparte, simplemente me limite a observarlo con las manos apoyadas en la mesa.

Complicated LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora