El hurón Malfoy.

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Mar POV.

La mañana siguiente había amanecido sin lluvia, pero las nubes continuaban rodeando Hogwarts. En el gran comedor, el cielo tenía un aspecto terrible. Esta vez, no era aquel cielo tan brillante y despejado que solíamos ver, sino que estaba completamente apagado por causa de las nubes que lo rodeaban. Harry, Hermione, Ron y yo observábamos nuestros nuevos horarios, mientras que unos asientos más lejos, Fred, George y Lee discutían sobre distintos estúpidos métodos para poder entrar en el torneo de los tres magos. 

Nuestro horario no esta tan mal. —comentó Ron levantando la vista de su horario— Tenemos Herbología con los de Hufflepuff, mientras que Cuidado de criaturas mágicas continuamos teniéndola con Slytherin.

No olvides las dos horas seguidas que tenemos de adivinación. —añadí soltando un suspiro, mientras Harry y Ron ponían mala cara—

Si la hubierais dejado como yo hice, podríais estudiar algo más sensato y útil como Aritmancia. —dijo Hermione observando su horario—

Todos guardamos nuestros horarios y continuamos aprovechando la calma que reinaba en el desayuno y que se esfumó cuando miles de lechuzas entraron batiendo sus alas en el gran comedor. Aquellas lechuzas soltaron los paquetes correspondientes y volvieron a salir por el mismo camino por donde habían entrado. Ninguno de nosotros había tenido paquetes, por lo que nos terminamos el desayuno y nos despedimos de mi hermana para dirigirnos a la clase de Herbología. 

La clase de Herbología fue, sin duda alguna, la más rara que habíamos tenido hasta el momento. Nos dedicamos todo el rato a explotar tubérculos de unas plantas, lo que resultaba asqueroso y satisfactorio al mismo tiempo. Cuando la campana sonó, los alumnos volvimos a dividirnos. Los de Hufflepuff volvieron al castillo, para tener su clase de transformaciones, mientras que los de Gryffindor bajamos la colina que conducía a la cabaña de Hagrid, donde nos reuniríamos con los de Slytherin. 

Al llegar allí, vimos como Hagrid nos esperaba fuera de su cabaña, junto a su perro y unas cuantas cajas abiertas. Los alumnos de Slytherin aún no habían llegado, por lo que los de Gryffindor nos aproximamos los primeros.

¡Buenas! —exclamo Hagrid con una sonrisa— Esperaremos a los de Slytherin, seguro que no se quieren perder esto; ¡escregutos de cola explosiva! 

Todos nos acercamos un poco a las cajas para ver que escondían, encontrándonos con unos animales que parecían langostas deformes de gran tamaño, sin caparazón y horriblemente pálidas. Su aspecto era viscoso, con patas que salían de muchos sitios y una cabeza muy poco visible. El olor allí era horrible y, de vez en cuando, salía un poco de fuego de la cola de aquellos animales.

Son recién nacidos, para que vosotros podáis criarlos. —nos dijo Hagrid con entusiasmo—¡He pensado que podría ser vuestro proyecto! 

¿Y por qué íbamos a cuidarlos? —pregunto Draco mientras se acercaba junto a mi hermana—

Los de Slytherin se aproximaban con paso apresurado, pues estaban llegando más tarde de lo debido. Crabbe y Goyle se situaron tras Draco, mientras que el resto de Slytherin ocupaban el sitió que podían.

¿Qué hacen? ¿Para que sirven? —insistió Draco mirando las cajas que contenían los animales—

Eso lo sabréis en la próxima clase, hoy solo tendréis que darle de comer. —respondió Hagrid— Lo que pasa que tendréis que averiguar que comen, nunca he tenido a estos animales, por lo que no se que les gusta comer. Podéis probar con todo lo que tenéis hay. 

Tragándome la ansías junto a los demás chicos, tome los hígados de rana y intente que los escregutos tomaran algo de comida, pero como Harry decía ''parece no tener boca''. Sinceramente, todos lucíamos bastante patéticos intentando darle de comer a unos animales que nos ignoraban y intentaban quemarnos. 

Complicated LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora