Amato Animo Animato Animagus

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Tenéis la forma animaga tanto de Mar como de Nazaret en multimedia :)

Mar POV.

El día de la tormenta eléctrica había llegado, por lo que finalmente mi hermana y yo nos uniríamos en la noche de nuevo para escapar por segunda vez al bosque prohibido, donde nadie podría vernos. En este día sentía muchas cosas, y no solo por lo que íbamos a hacer o por ver en que me convertiría, sino por lo pasado entre Ron y Hermione. Para todos los presentes quizás solo fue un abrazo, pero cuando me reuní en los dormitorios con Hermione después de aquello y de haber llorado bastante, me confesó tras mucho preguntarle que efectivamente tenía sentimientos hacía Ron. En ese instante solo me limite a sonreírle mientras aguantaba las miles de lagrimas que amenazaban con salirme. Ella no sabía lo que yo sentía por Ron y seguramente jamás lo sabría, y menos después de confesarme aquello. 

Dejando a un lado aquello, este día no solo había tormenta eléctrica por la noche, si no que también se disputaba el último partido de la temporada de Quidditch. De nuevo, Gryffindor jugaría contra Slytherin por la copa de las casas. El nerviosismo era palpable en el ambiente por parte de las dos casas. Todos habíamos desayunado sin ganas apenas. Ahora mismo, me dirigía con Ron y Hermione hacía el campo de entrenamiento rápidamente, puesto que quería desearle buena suerte a mi hermana antes de que el partido comenzara. Cuando llegábamos al campo, mi hermana salía de los vestuarios junto al resto de su equipo.


¡Hermana! —le grite y ella se giro—¡Te deseo mucha suerte! ¡Lo harás genial! 

¡Muchas gracias! ¡Os veo luego! —grito Nazaret con una sonrisa—


Antes de apartar mi vista de ella, alguien paso corriendo por mi lado. Me dio en el hombro fuertemente y siguió corriendo como si nada. Cuando puse mi vista en la persona vi que era Draco, quien corría hacía donde se encontraba mi hermana. La paro, hablo unos segundos con ella y le dio un beso en la mejilla para luego irse sin más. En aquel momento pude ver como mi hermana se quedaba totalmente estética, pero pasados los segundos se recompuso y continuó caminando con sus compañeros. Sonreí y volví junto a Ron y Hermione para caminar hacía las gradas de Gryffindor. Por suerte y a pesar de llegar tarde, conseguimos ponernos en la primera fila de las gradas. Veía como los capitanes se daban la mano y el partido daba comienzo. Mi hermana y Harry volaban de un lado para otro de una manera bastante rápida. 


Nazaret y Harry comparten la misma escoba, pero siendo sinceros Potter no tiene nada que hacer con esa chica —comento Lee Jordán— Esa chica derrama tanto encanto que dejara a Potter embobado sin darse cuenta.

¡Jordán! ¡Estás para comentar el partido no empieces! —grito la profesora Mcgonagall—

Cierto profesora. Aunque Potter no tendría oportunidad, se rumorea que la tan encantadora Slytherin tiene algo con uno de los bateadores de Gryffindor —dijo Lee Jordán—

¡Que acabo de decir, Jordán! —exclamo la profesora Mcgonagall enfadada—


Jordán dejo de hacer comentarios tan subidos y se centro plenamente en el partido. Los de Gryffindor íbamos ganando, cada vez con más puntos, pero ninguno de los buscadores había sido capaz de encontrar la snitch aún. No fue hasta que llevaban media hora de partido, cuando mi hermana y Harry salieron volando rápidamente en la misma dirección. Ambos iban a la misma velocidad, lo que haría más difícil que la atraparan. Pero, en un abrir y cerrar de ojos, Harry dio un pequeño acelerón y consiguió tener a la snitch entre sus manos. Gryffindor estalló en gritos y aplausos mientras los de Slytherin suspiraban apenados. Gryffindor había ganado la copa de las casas y nadie podía estar más feliz. Bajamos rápidamente y corrimos hacía el patio para ir con Harry y mi hermana. Todo era felicidad hasta que, cuando entrabamos por el campo, escuchamos el grito desgarrador de una cazadora de Gryffindor. La chica señalaba al suelo, a lo que aprecian ser dementores. Aquello parecía imposible, los dementores no se situaban a tan baja altura. Harry grito algo mientras los apuntaba con su varita y un Ciervo salió de esta y fue directo a los dementores, derribándolos en el suelo. Corrí hacía donde yacían aquellos seres y me di cuenta de que no eran dementores. Era Draco y sus dos lacayos que se habían cubierto con su túnica negra. Y sin mas, me lancé contra Draco.


¡No te basta con joder tu amistad con mi hermana que tienes que hacer que los demás sufran! —le grite mientras le propinaba un puñetazo en el mentón—


Rápidamente Ron se colocó a mi lado y me tomo entre sus brazos mientras me separaba de allí. Este me soltó una vez que estuve rodeado de mis amigos y de mi hermana, quien estaba un poco apenada por la derrota de Slytherin. Aun así, no pudo evitar reírse cuando vio a Percy, el educado hermano de los Weasley, saltar y gritar como un loco. Mi hermana abrazo a Harry y lo felicitó por su victoria antes de irse a los vestuarios. Cuando paso por mi lado me recordó que nos veríamos esta noche. 


La noche había caído en Hogwarts. Todos dormían plácidamente, nadie sería capaz de percatarse de nada. Sali de la torre de Gryffindor y comencé a caminar por los pasillos con sumo cuidado mientras sostenía mi varita, la cual arrojaba un poco de luz por la punta. Al llegar a la entrada, me tope con mi hermana, quien llegaba al mismo tiempo que yo. Ambas escuchamos algunos pasos y unas cuantas voces, por lo que rápidamente salimos del castillo y comenzaos a correr hacía el bosque prohibido. Esta vez nos adentramos aún más que la vez anterior. Esta vez nos introducimos hasta un sitió en donde había un pequeño lago, puesto que así podríamos ver el reflejo del animal que seríamos. Ambas nos pusimos separadas, ya que teníamos que tener espacio a la hora de la transformación. En el momento en que la tormenta llegó, ambas nos pusimos la varita en el pecho y pronunciamos aquel conjuro; Amato Animo Animato Animagus. 

Al principio no paso nada, pero a los minutos escuche el grito desgarrador de mi hermana, que se encontraba tirada en el suelo a cuatro patas. Intente moverme para ayudarla, pero yo también caí al suelo soltando un gran grito. Mis huesos comenzaban a doler como el infierno y podía notar como toda mi ropa se desgarraba y me dejaba plenamente desnuda. Por suerte, habíamos traído algo de ropa por si esto pasaba. Tenía la cabeza agachada, por lo que no veía a mi hermana. Veía como mis manos comenzaban a ser patas y se llenaban de pelos y garras. Tras unos minutos de pleno dolor y gritos, la transformación había terminado. Levante mi cabeza y vi a mi hermana. Nazaret, mi pequeña y dulce hermana, se había convertido en un Leopardo de las nieves. Sus ojos eran verdes en ese momento y su aspecto era uno de los mas temibles posibles. Me acerque al lago y me mire. Mis oros eran totalmente morados mientras que yo me había convertido en una enorme tigresa de bengala. Ambos animales encajaban perfectamente con nosotras y seguramente, nos ayudaría en más de una ocasión, eso era seguro.

Corrimos durante una media hora por todo el bosque hasta que decidimos que era hora de volver al castillo. Ambas abandonamos nuestro cuerpo animal y volvimos a nuestra forma humana. Nos pusimos rápidamente la ropa que traíamos y sonreímos al ver que todo había salido bien y que ya podríamos transformarnos sin dificultad alguna.


Un leopardo de las nieves ¿Eh? —le dije a mi hermana con una sonrisa— Para ser tan dulce e inocente tienes un animal bastante temible.

Ni yo misma pensé que sería tan temible, pensé que me convertiría en algo más inofensivo —comentó Nazaret mientras caminábamos al castillo— Pero me alegra de ser un Leopardo de las nieves, me gusta muchísimo. El tuyo también mola bastante, así nadie se atreverá a hacernos nada.


Le sonreí de vuelta mientras entrabamos hacía el castillo. Ciertamente, ser unos animales tan feroces nos ayudaría en muchas cosas y en muchas situaciones. Ahora solo quedaba pensar una buena forma de contarle a los chicos todo lo que habíamos hecho y explicarles y enseñarles los animales en los que nos habíamos convertido. También teníamos que ser muy cautelosas, puesto que éramos Animagas que no estaban inscritas en el registro, por lo que nadie que no fueran nuestros amigos podrían enterarse, ni siquiera nuestros padres. Me despedí de mi hermana con un abrazo cuando llegamos a la mitad del pasillo, puesto que mi torre estaba por un lado y las mazmorras por otro. Antes de proseguir hacía la torre de Gryffindor, la vi marcharse y desaparecer por la oscuridad del pasillo. Sonreí por última vez mientras pensaba en todos los acontecimientos del día y volví a dirigirme hacía la torre de Gryffindor para poder descansar. 



Complicated LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora