El ejército de Dumbledore.

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Ron POV.

Los entrenamientos cada vez eran más duros y los días pasaban sin encontrar un lugar en el que poder practicar. Hasta que hoy, Harry, nos aseguro de que teníamos un sitio donde practicar y reunió a todos los miembros. Así que a las siete de la tarde nos encontrábamos Mar, Hermione, Nazaret y yo frente a una de las paredes del castillo, mirando como Harry se movía por delante de esta sin obtener resultado alguno. 


¿Qué se supone que estamos esperando? —pregunto Hermione observando la pared—

Dobby me aseguro que si pasas por aquí y necesitas algo, aparecerá una puerta que conduce a una habitación equipada con todo lo que necesitas. —respondió Harry volviendo a pasar frente a ella—


Esta vez, una enorme puerta se formo delante de nuestras narices. Hermione se trago sus palabras y observamos asombrados lo que acababa de ocurrir. Harry fue el primero en entrar en la sala, seguidos de nosotros. La sala estaba ocupada con todo lo que necesitábamos; libros que trataban de defensa, muñecos que servían para practicar hechizos y todo lo que pudiésemos imaginar y necesitar. 


¿Qué se supone que es todo esto? —pregunto Mar observando con admiración la sala—

La sala que viene y va o la sala de los Menesteres, como queramos llamarlo.—respondió Harry— Dumbledore me hablo de ella el año pasado.

Esto es increíble, será sumamente imposible que nos pillen aquí. —comentó Nazaret con una sonrisa—


Mientras esperábamos al resto de los miembros observamos cada rincón de la sala, echamos un ojos a los libros y pusimos un poco de orden en todo aquel caos. Al rato, los miembros fueron llegando por grupos hasta que finalmente estuvimos todos reunidos en la sala. Nosotros nos quedamos en el frente mientras el resto de los miembros se colocaban frente a nosotros y nos observaban.


Me alegra ver que habéis venido todos. —dijo Hermione, sonriendo— Antes de todo, debemos elegir un líder. 

Harry será un buen líder. —dijo Cho inmediatamente—

Estoy de acuerdo en eso, pero deberíamos votarlo a votación para que sea mas justo. —dijo Hermione—

Todos estamos de acuerdo en que Harry nos represente, así que no hay problema. —comento Ginny—

Lo siguiente sería elegir un nombre. —intervino Mar— Nosotros habíamos pensado en llamarnos ED.

¿Y por qué ED? —pregunto Fred—

ED significa ejército de Dumbledore y eso es lo que más teme el ministerio que suceda. —respondió Nazaret— 

¿Estáis todos de acuerdo en que nos llamemos ED? —pregunto Harry y todos asintieron— Esta bien, poneos por parejas y practicar el hechizo Expelliarmus. Mar, Nazaret y yo iremos observando que tal todo. 


Mar agarró mi mano y nos pusimos en uno de los sitios de la sala. Hermione se colocó con Nazaret y Harry con Neville mientras que el resto de los miembros se iban juntando por parejas. En cuanto todos los miembros estaban situados y con sus parejas, empezamos a practicar aquel hechizo. Mar, al tener a padres aurores, todo esto le resultaba tan fácil como manejar un libro, por lo que no tardo ni dos segundos en conseguir que mi varita saliera volando de mis manos, al igual que Nazaret lo había conseguido con Hermione. Sin embargo, yo no tenía tanta agilidad como ella y, tras varios intentos, no pude desarmarla y me di por vencido.


Vamos, bichito. —dijo Mar tomando mi rostro entre sus manos y depositando un beso en mis labios— Estoy segura de que lo conseguirás, confió plenamente en ti. 


Aquellas palabras me habían hecho despertar. Si es verdad que una guerra podría llegar y ella confiaba en mi para protegerla debía demostrar que estaba lo bastante preparado para ello. Mar volvió a su sitió con una sonrisa y espero a que lanzara el hechizo. Suspiré. Me arme de todo el valor que ella me había dado y con un ágil movimiento de varita logre que la varita de Mar volara por los aires y callera unos centímetros lejos de nosotros. 


Te dije que podrías conseguirlo. —me dijo Mar con una sonrisa mientras cogía su varita—

No podría haberlo hecho sin tu apoyo. —dije con una enorme sonrisa—

Ronald, tu puedes conseguir cualquier cosa que te propongas y no me necesitas para ello. —comento Mar—

Créeme, yo no podría conseguir nada si tu no estas a mi lado. —insistí—

Voy a dar una vuelta con mi hermana a ver que tal van, sigue practicando con Hermione. —dijo Mar depositando un cálido y suave beso en mi mejilla— 


Sonreí como un bobo y la observe caminar entre los alumnos y corrigiendo a la mayoría de estos con la ayuda de su hermana. Si ella me ayudaba todos los días de esta manera, conseguiría que me hiciera el tonto y el torpe más tiempo de lo que ya lo era a veces. Hermione intentó que continuáramos practicando, pero yo solo podía fijar los ojos en mi chica. 

A los minutos, Mar y Nazaret dejaron de pasear entre los alumnos y se reunieron junto a Harry, frente a todos nosotros, para finalizar la primera reunión del ejercito de Dumbledore. A pesar de ser solamente la primera reunión, todos teníamos una enorme sonrisa y sentíamos que íbamos a progresar cada día más. Al menos yo no tenía alguna duda de que con la espectacular ayuda de Mar y Nazaret íbamos a avanzar a un nivel bastante avanzado. 

Tome la mano de Mar y ambos salimos sin ser vistos junto al resto de miembros del ejercito de Dumbledore. 


Yo me voy a la biblioteca. —anunció Mar— 

Date un respiro, cariño. —le dije—  Te pasas todo el día allí.

Los exámenes llegaran pronto y quiero estar bien preparada, tu también deberías ponerte manos a la obra. —dijo Mar depositando un beso en mi mejilla— 

¿Para que? Ya tengo una hermosa y super inteligente novia que me ayudara a superar los exámenes. —dije, sonriendo— 

Ni lo sueñes, Weasley. —comento Mar mientras caminaba hacía la biblioteca— 

Oh venga, estoy seguro de que no me dejaras suspender. —dije caminando tras ella y haciendo un puchero— 

Si te esfuerzas en estudiar, te ayudare en lo que haga falta. —añadió Mar con una sonrisa— 

¿Habrá besos como recompensa? —pregunte con una pícara sonrisa— 

Puede que me lo piense. —respondió Mar, acercándose a mi— 


La observe caminar hacia mi y situarse frente a mi. Sostuvo mi corbata entre sus dedos y jugueteo con ella durante unos segundos mientras nuestras miradas permanecían conectadas. Puesto que era más alto que ella, Mar se puso de puntillas y comenzó a acercar sus labios a los míos. Cuando ya casi se rozaban y estaba preparado para el beso, Mar se separo de mi con una pícara sonrisa y entro en la biblioteca, dejándome parado frente a la puerta con las enormes ganas de besarla. Espero que mientras caminase entre estantes llenos de libros recordase que me las pagaría tarde o temprano. 


Complicated LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora