Tiempo junto a los Matsuno (Matsunos x Reader)

Empresario - • OneShot Karamatsu • -

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A veces te resultaba muy difícil seguir adelante, ver a tu alrededor sin tener las ganas de quedarte en tu cama y quedarte acostada por el resto de tu vida. Si, deprimente, pero es que no tenías muchos motivos para levantarte, solamente pasar el día y volver a dormir.

—¿Qué diablos? —Jadeaste al sentir un golpe en tu hombro. Un chico había chocado contigo—. Se dice "disculpa", chico de bolso —Oh si, te gustaba pelear.

—¿Ah? —Estaba realmente perdido, volteaba a todos lados queriendo encontrar el origen de tu voz.

—Si me refiero a ti, idiota —No te gustaba el hecho de verte siendo ignorada, no cuando tú habías sido perjudicada.

—No me di cuenta... —Finalmente te miraba a los ojos—. En serio lamento haberte lastimado... —Una reverencia hacia ti.

—¿Te encuentras bien? —Tu instinto de chismosa entrometida se activo al instante, algo no andaba bien.

—¿Yo? Si, digo, yo no fui el golpeado —Trató de reír, pero más que una risa liberal sonaba más que nada forzada.

—No me convence —Si, finalmente habías encontrado aquel factor que había activado tu alerta interna.

—¿Disculpa? —No estaba entendiendo nada de lo que decías y comenzaba a tener ganas de irse. Perder el tiempo es lo que menos podía hacer en ese instante.

—Tu mirada no me convence en lo absoluto, así que para de mentir —Declaraste directa y firme. No era de tu incumbencia pero eso no te iba detener.

Listo, ya tenías algo que hacer ese día. No supiste de donde sacaste los huevos, pero justo ahora, ya tenías a un desconocido, acorralado en un callejón sin salida. Si te resultaba ser un violador o un asesino, solo podías decir, que te lo ganaste por idiota chismosa.

—N-No creo que esto sea apropiado... —No podía siquiera verte. Estabas demasiado cerca y desde su ángulo, tenía una perfecta vista de tus pechos. Necesitaba ser un caballero.

—Escucha, reconozco esa mirada en cualquier lugar, no te sientes cómodo con tu vida actual, ¿no es así? —Querías que él mismo aceptase aquella declaración. Era el inicio.

—¿Esto es algo rudo, no? —No encontraba manera de escapar, además, eras muy bonita y muy a su pesar, comenzaba a sentirse atontado por ti.

—En lo absoluto —Le diste la razón porque en definitiva la tenía, el chiste es que a ti no te importaba—. No rodees el tema y responde~

—Tal vez tengas razón —Optó por ser sincero, de esa manera, todo terminaría más pronto y así recordarías el espacio personal entre chicos y chicas que te enseñan desde niños.

—¿Tal vez? Por Dios, soy experta en esto —No te iba ofender de tal manera, esta era tu especialidad y sabías que no podría mentir por mucho más tiempo.

—¿Lo dices porque tu tampoco estás conforme con tu vida? —Esas palabras crudas escaparon antes de razonarlas—. ¡D-Disculpa, yo no...!

—Por supuesto —Eras una descarada completa, esa clase de respuestas te resultaban naturales—. Por eso llamaste mi atención...

—Esto es muy extraño, no falta mucho para que entre a mi trabajo y... —Esas no eran más que excusas, en verdad lo único que le ponía nervioso era tu presencia.