Tiempo junto a los Matsuno (Matsunos x Reader)

Crianza - • OneShot Karamatsu • -

Crianza — • 💙 OneShot Karamatsu 💙 • —

"La enseñanza va de la mano con la crianza"

—Karamatsu no necesitas ser tan tímido con esto, es natural... —Tratabas de sacarlo de aquel tumulto de cobijas en las cuales se había refugiado.

—No me veas —Suplicó con alta vergüenza. Inclusive su cola la cual era la única visible estaba enroscada de manera nerviosa. Había hecho el ridículo al apenas llegar.

—Mira, todavía no te asimilas a nuestro hogar, relájate —Trataste de ser lo más cariñosa posible. En realidad no estabas enfadada con la situación.

—Esto será algo que me atormentara durante toda mi vida —Susurraba con un tono grueso de voz. Solamente deseaba desaparecer o pasar desapercibido por el resto de su vida.

—Ya lo creo pero por el momento, calla —Me dejé caer sobre suyo riendo por lo bajo al oír su grito agudo. Me estaba gustando mi decisión de elegirlo a él.

Si, Karamatsu era un híbrido entre humano y gato. Una especie común que puedes encontrar en los puestos más factibles, a comparación de otras razas. Cuando llegue al local, un sinfín de inocentes y juguetonas miradas me examinaron. La pareja dueña del local fue muy amable al explicarme los cuidados y dificultades de las razas que íbamos viendo tras el recorrido, sin embargo, desde que vi sus ojos zafiros, fue que me di cuenta que ya lo había elegido.

Al ser una raza felina fue mucho más sencillo las reglas que se me eran dadas, sin embargo, eso no borraba la complejidad que trataba el cuidar a un ser vivo.

—Ven, ya esta todo limpio —Lograste sacarlo del tumulto de cobijas en las cuales se había enrollado de manera—. Todo esta bien —Le diste un par de palmadas en su cabeza.

—Disculpa por causarte molestias —Sus orejas de gato estaban gachas debido a la vergüenza, su cola seguía enrollada en su pierna demostrando timidez.

—Bah —Le restaste importancia para proceder a tomarlo de las mejillas y obligándolo a verte a los ojos. Te era natural ignorar esas trivialidades, como el espacio personal—. ¿Tienes hambre?

—No... —Un fuerte gruñido proveniente de su estómago silenció cualquier intento por convencerte de que estaba seguro de su decisión. Nuevamente quería esconderse.

—Ya te dije, no seas vergonzoso —Le diste un empujón de forma juguetona pars luego levantarte y extender tu mano hacia él—. Confía en mi, por algo soy tu ama, ¿no?

—¿Mi ama? —Su rostro estaba sumamente caliente y temblaba bajo tu tacto. Era la primera vez que era tratado con tal cariño, y luego una chica guapa.

—Tu dueña —Reíste al verlo casi ya sacando humo por sus orejas de lo caliente que se estaba poniendo. Le diste un beso en su nariz y lo obligaste a levantarse.

—Ah... —No puso oposición ante el jaleo que se estaba haciendo para llevarlo a la cocina. Seguía atontado por la felicidad de recibir el beso que le habías dado.

Al encontrarse en la cocina lo llevaste a la silla donde prácticamente le ayudaste a sentarse, no porque no pudiese, simplemente seguías emocionada de tenerlo en casa. Fuiste por todas las comidas que habías comprado para la ocasión, mostrándoselas casi todas de sopetón provocando sorpresa y confusión ante tanto alimento junto y variado.

—¿Qué quieres comer? —Cuestionaste al arrojarle toda clase de comida. Desde las chucherías más diabéticas y sabrosas, hasta las más saludable.