➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ①②

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Karol

—Esto es... inesperado —murmuró Antonella.

—Sé que no es como lo hubieras deseado. Créeme estoy aterrada, pero es de Ruggero, lo único que me queda de él... —le respondo rápidamente.

—Un b-bebé... —balbuceo.

Su rostro era neutro, sin expresión alguna. No entendí si estaba feliz, molesta, o sorprendida. Se encontraba inexpresiva y eso me estaba asustando demasiado. No obstante, cuando rodeó sus brazos en mi pequeña contextura supe que sólo estaba en shock.

—Un bebé de Ruggero —repitió.

—Sí... Sí —sollocé.

—Muchas gracias, querida.

Me apretó con aún más fuerza, hasta que nos vimos obligadas a separarnos. Los ojos de Antonella rojos e hinchados, pero aún así con un brillo que me dejó muda. Ella está de acuerdo con esto, ella me va a apoyar. Eso me tranquiliza inexorablemente.

—¿Tienes fecha para...?

—Junio o Julio.

—Oh... —murmura—. Disculpa Karol, es que me has tomado por sorpresa.

—Sí, yo... hace unos días que me enteré y... no sabía... no sabía cómo... —mi voz se quiebra, balbuceando incoherencias.

—Tranquila. Si para mí ha sido una sorpresa, para ti debe haber sido una bomba en el rostro.

—Lo fue, pero... estoy feliz —me sincero—. Por primera vez en meses, siento que al fin tengo algo por lo que luchar, por lo que vivir. Por primera vez me siento completa —agrego.

—Te entiendo. Me acabas de dar la mejor noticia en la vida, no te imaginas la alegría que me causas... —solloza.

—Sé que es lo que Ruggero hubiera querido...

Mis palabras parecieron encender algo en ella, como si hubiera recordado algo muy importante.

—Em... Yo venía a entregarte esto.

Rebuscó en su bolso, haciendo un tintineo de maquillajes y perfumes. Sacó finalmente la pequeña cajita de terciopelo roja. Ahogue una exclamación.

—Yo... yo no puedo aceptarla —balbucee.

—Lo pensé durante semanas, no sabía si era correcto que yo te la entregara, pero con lo que acabas de decir, tienes razón, es lo que Ruggero querría. Mi hijo también querría que tengas esto, después de todo... iba a dártelo.

Me concentré en negar con la cabeza frenéticamente, pero vi en el rostro de Antonella necesidad de entregarlo, de cumplir con lo que Ruggero no pudo. Ella sabía que Ruggero iba a dármelo y está aquí, entregandome el anillo de compromiso que ha pasado generaciones en su familia. Finalmente, asentí y lo recibí con mucha alegría.

—Te lo agradezco muchísimo —murmuró.

—A ti.

—Debes estar cansada yo... vendré en la mañana. Me gustaría acompañarte al ginecólogo algún día, me gustaría verlo... o verla —sonrió.

—Sí toda esta semana tengo que ir a checkeos, tengo cuatro meses pero hasta hace unos días me he enterado del embarazo. Debo cuidarme y cuidarlo —abrace mi vientre—, más que nunca.

—Me dijo tu padre que te irás de intercambio a España.

Oh, no...

Sí, es más que nada por cómo podría afectarme académicamente el embarazo. Temo que Northwestern crea que mi situación vaya a afectar mi rendimiento o algo así. Terminaré la preparatoria en Ibiza y cuando regrese ya habrá nacido el bebé y...

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora