➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ②④

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—La comida está deliciosa—murmura mi padre, se lo nota un poco más relajado—. Hija, no has tocado tu plato—dice, lo fulmino con la mirada.

La verdad es que solo imaginar que en el sofá en el que mi padre insistió en sentarse es el mismo en el que hicimos el amor con Ruggero se me revuelve el estómago. ¿Habrá hecho que lo limpien al menos?

—Acababa de comer algo en el Instituto, la verdad es que no tengo hambre—miento, tratando de ser agradable y no gritarle: ¡¿qué te importa?!

De pronto, mi celular en mi regazo comienza a vibrar y me veo obligada a bajar la mirada. Cuando "Lionel" se dibuja en la pantalla creo se me bajó la presión, miro con los ojos bien abiertos a Ruggero. Él se ahoga con un spaghetti mirando a mis espaldas, contesto y me volteo, encontrándome con quien menos deseaba en estos momentos.

—Traeré agua—digo, rápidamente. Lionel ni se entera cuando lo tomo del brazo y me lo llevo bajando las escaleras.

—¿Qué haces aquí?—gruño.

—Supuse que estarías aquí ¿Por qué no contestas tu celular?—dice, señalando acusadoramente mi móvil.

—Estaba almorzando, con Ruggero y... mi padre.

—¿Ese es tu padre?—dice, queriendo subir las escaleras—. Necesito conocerlo.

—¡No!—grito, llamando la atención de todos. Lo tomo del brazo y lo tiro hacia afuera.

—¿Qué? ¿Por qué no?—frunce el ceño.

—Sabes que odio a mi padre y si estoy almorzando con él, es porque nos encontró en el instituto a Ruggero y a mí...

—¿Qué hacías con Ruggero en el instituto a estas horas?

Oh, mierda.

—Tenemos examen de química...

—¿Cuándo?—me interrumpe.

—Lunes—digo rápidamente.

—El Lunes no hay clases.

—Por eso, de este lunes al próximo.

—¿Por qué estudian si falta una semana?

—¿Por qué crees que tengo las mejores notas del último año?—tomo su mano—. Por favor, vete y luego hablamos.

—¿Irás a la entrevista?

—¿Qué entrevista?—digo confundida.

—La del trabajo, en la empresa de mis padres.

—Ah—murmuro—. ¿Cuándo era?

—Hoy.

—¿¡Qué!?

—Karol, quiero ayudarte. Pero no me dejas de esta forma.

—Iré. ¿Pasas por mí?—acaricio su muñeca. Se dibuja una sonrisa en su rostro.

—Por supuesto que si—besa mis labios y suelta mi mano—. A las seis ¿bien?

—Claro—digo, esperando que se suba al coche y se marche.

Subo rápidamente y le pido un vaso con agua al mesero, en cuanto me lo da subo prácticamente corriendo hacia mi padre y Ruggero.

—Karol, tu novio ya se murió de asfixia seis veces hasta que volviste—intento no ser grosera y volcar el vaso con agua en su rostro.

—Todos los meseros estaban ocupados y tuve que esperar un rato.

—No te preocupes, amor—dice Ruggero, pero solo sonrío hacia él. No me gusta nada el rumbo que están tomando las cosas.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora