➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ①⑥

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Karol

—Él sólo... se fue a dormir a su hotel. No quería molestar llegando con sus maletas y haciendo estruendo al preparar su habitación. Además... estaba un poco ebrio —le respondo a Valentina.

—¿Y por qué no vino esta mañana? —indaga.

El interrogatorio de Valentina me está poniendo nerviosa, cosa que está mal ya que yo no le ando preguntando sobre sus cosas para no incomodarla. Pero ella se empeña en controlar cada cosa de mi vida, tirándome abajo y recordándome lo inconsciente que fui al no darme cuenta de mi embarazo. El haber perdido un hijo la justifica, pero no debe meterse en mi vida y en la de este bebé demando autoridad que no le corresponde.

—Ya, dime que fue lo que viste —gruño, me cruzo de brazos.

—Se han besado —suelta.

Tomo una predominante respiración, acallando el impulso de salir corriendo y perderme por ahí. El interrogatorio me hizo entrar en calor, así que me veo en la obligación de despegar el suéter caliente de mi cuerpo sodoroso.

—Déjame ayudarte... —murmura. Toma los bordes de mi bolso y los bordes de mi camiseta, impriendo que esta salga junto con mi suéter.

—Gracias... —murmuro.

—¿Me contarás que ocurrió?

—Yo... —tomo mi frente, acariciando mi sien con los dedos—. Osvaldo había bebido y estaba confundiendo las cosas, le hice saber que me incomodaba su presencia y cuando se estaba yendo... Me besó.

—¿Y tú que hiciste?

—Me separé, pero él sólo me sonrió y se fue... —digo indignada—. Ni siquiera me dio tiempo de asimilarlo que cerró la puerta en mis narices.

—¿Y te gustó?

—¡Valentina! —chillo indignada, frunzo el entrecejo y continúo mi caminar.

—Ya, vale lo siento —dice rápidamente, caminando a mi lado.

—Sólo déjame disfrutar mi primer día de instituto y no lo hagas más mortificante —bufo.

—Vale. Nos veremos en el receso. Adiós.

Y sin más se va caminando en la dirección opuesta, dejándome a la mitad del pasillo en medio de una multitud de personas que no conozco. Sin saber que hacer continuó caminando hasta que llego a un salón en la que visualizo algunos profesores. Uno de ellos al verme ahí parada se me acerca.

—No puedes estar aquí —me dice de una mala manera, lo cual hace que me sienta a un más insignificante debajo de gran altura y anchos hombros.

—Soy nueva y estoy algo... perdida —le explico.

—Esta es la sala de los profesores y está prohibida. No puedes entrar aquí a menos que tengas un pase de castigo o un permiso de consulta a algún docente —me explica. Asiento, aunque no comprendo nada.

—No sé dónde debo buscar mi horario, me dijeron que me tienen que asignar un salón. Estoy realmente perdida —le digo entre risas nerviosas.

—¿Cómo es tu nombre?

—Karol. Karol Sevilla —respondo.

—Vale. Dame un segundo.

Se la vuelta, camina hacia un especie de escritorio que está revueltos de papeles arriba y los remueve aún más. Una vez que al parecer encontró lo que buscaba regresa leyendo la hoja de papel.

—Qué coincidencia —murmura observando la hoja—. Estás en mis clases —agrega.

Oh, no. Por favor, no.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora